Let me Fall....

Arqueo una ceja, devolviendole una sonrisa obsequisa, aquella sonrisa del angel le dio cosas ha pensar, pero el tambien tenia sus pequeñas tretas no era algo que fuese a negar, pero... - Mhn... Una excelente pregunta querido mio, me pregunto como deberia respoderte.- Los ojos color oro se vislumbraron divertidos y apremiantes, picaros en mas de un solo sentido.

Envolvio suavemente aquella mano mas delgada que la suya, delicada y de piel lechosa, acariciando y jugueteando con los dedos ajenos, le miraba de la misma manera.- Tu que piensas?, creeis que puedo en verdad tener mis propias tretas?.- Con la punta del dedo indice palpo suave y delicadamente la palma de aquella mano, apenas un roce pequeñito y minimo.

-Cuando has conocido tu al principe travieso, encanto mio?.- Se habia inclinado un poco, lo suficiente para susurrarle en el oido de manera intima al tiempo en que mantenia aquella caricia casta en las manos ajenas.

-Es demasiado obvio que las tienes.-murmuró intimidado por aquella cercanía, la mirada y el susurro a su oído, con un gracioso nerviosismo casi imperceptible, pero seguro que el mayor no tendría problema en detectar.-Ya te lo dije, no soy un ángel fácil e inocente al que puedas engañar, al menos no tanto como otros que nunca se encarnaron.

Su sentimientos eran realmente cambiantes, la expresión en su rostro se suavizó de nuevo a una mas agradable, una que mostraba paz y hasta lograba hacerlo sonreír sereno.

-Me lo encontré en Heaven dentro de la capilla y parecía bastante aburrido, lo invité a un pequeño paseo por los mercados locales...y acabé en el palacio de Hell...jajaja...eh...-se quedó algo shokeado al darse cuenta de que acababa de sonreír sin más, algo natural y espontáneo...¿no estaba demasiado relajado?-Espera un momento...basicamente me has respondido con preguntas...-entrecerró la mirada algo altivo.- no suelo juzgar a nadie, pero algo me dice que has satisfecho tus caprichos más de una vez...eres más o menos otro claro ejemplo de que lo que sucede cuando una persona cuenta con demasiado tiempo libre y obviamente no eres casto...

Aquellas pequeñas reacciones de rubio le causaban cierta gracia y tambien le fascinaba, el verle perder la compostura, aquel porte elegante y altivo, cuando aquellas facciones se relajaban, los rasgos del rubio se volvian hermosos, hetereos y aquellos ojos se cristalizaban de tal forma que no podia evitar portarse un poco mal. La sonrisa natural que emano de aquellos labios le saco a el mismo media sonrisa y una mirada relajada y enamorada.

-No, no lo eres, si lo fueras no seria divertido.- Murmuro a un tono a penas audible. La forma cambiante de aquellas facciones le entretenia demas y solo desvio la mirada cuando otro grupito de angeles pasaba por la pagoda en la que se encontraban Ezequiel y el, las risitas animadas y el cotilleo de aquellas voces juveniles se fue alejando paulatinamente.

-Mhmmm, asi que soy el claro ejemplo de las personas que tienen demasiado tiempo libre... dime mi hermoso angel, si no fuera casto y puro me odiarias?, dejaria de atraer tu atencion o nuestras almas dejarias de resonar tal cual lo hacen?.- Le beso la punta de la nariz.- Aunque me has dado un dato importante, lo imaginaba, pero me has confirmado todas mis sospechas, en especial despues de que me has dicho que estuviste con el principe travieso... asi que sere el primero...-

¿Acaso cuando decía fácil no estaba insultando de alguna manera al resto, o al menos alguno de ellos? puede que fácil no fuera la palabra más adecuada para que otros la escucharan pero sí Maximilian y a su modo de pensar. Ahora no por que se estaban conociendo pero sabía que al venir de procedencias distintas solo era cuestión de tiempo ver las diferencias. Se lo recordaron en cuanto vió aquellos ángeles pasar, era como ver una parte de si mismo a cámara lenta, o una parte de lo que había sido antes de enloquecer.

Lo observó sorprendido, sabía que era un dato importante, muy importante y en ese preciso momento los ojos del demonio podían ver sin barreras una parte de Ezequiel. La pena se apoderó del ángel, pero no un sonrosado pasajero, terminó por sonreír mientras le negaba. De seguro eso tentaba a Maximilian...cuando de pronto le dió un ligero toque en el hombro muy muy serio...
-Razón de más para ser cuidadoso conmigo...-y luego le sonrió.-si fueras un demonio simple y evidente tampoco llamarías mi atención...o tal vez más inmaduro, lo que yo necesito es alguien que sea capaz de comprenderme...y solo alguien con experiencia es capaz de hacerlo. Tal vez tú...

Dijo simple y directo, observando al mayor a los ojos, ojeó que aquel grupito incordiante terminara de alejarse. No parecía dar la impresión de que desear ser descubierto por otros, eso solo les daría problemas a ambos. Pronto se llenaría de más gente aquel lugar, su mirada se quedó un instante distraída justo por donde oía más voces.

-No es bueno que nos vean demasiado juntos...-se separó agil de Maximilian pero tan pronto como lo hizo tomó una de sus manos tironeandolo suavemente hacia un lado.- No sé si tengas el resto del día libre pero yo sí...-le sonrió cómplice, con la mitad de su rostro cubierto por el cabello y esperando su respuesta...

-Que te hace pensar que soy maduro?.- Se dejo llevar con suavidad, absorto en aquel ambiente tranquilo y apacible, el sonido del agua en aquellas curiosas corrientes se alejaba o acercaba segun el sitio de la pagoda donde estuvieran parados, noto como el grupito de angeles jovenes se desenvolvia en el aire suavemente una vez que parecian haber encontrado un buen sitio para descender. - Me criado como todo un chico mimado, no puedo ser un poco inmaduro de vez en cuando?-

Sabia dentro de si que mentia, fuera Devas en su otra vida o no, el sabia que Maximilian en esta, era un erudito, un estudioso e intuia que era ajena su fascinacion con esas cosas por esos recuerdos antiguos que coexistian con su alma. Lo mas infantil que podia llegar a ser seguramente era al sacarle algun gesto apenado al angel.

-Lo tengo... vine aqui solo a relajarme, a dejar que mi alma y corazon se liberara un poco...- No mentia, las cosas que le hacia sentir Ezequiel le tenian agotado, su lucha interna por lo correcto e incorrecto, la mision que el mismo se impusiera, muchos detalles que eran los que de algun modo flotaban en su mente le cansaban y al mismo tiempo le daban una fuerza que poco podia explicarse. - Me alegra mucho ver que mi decision de venir aqui fue la acertada, de otra manera no me hubiese encontrado contigo.- Le aparto algunos mechones del rostro, sonriendole con dulzura.

-Depende...-frunció el ceño observándolo algo serio.-depende de muchos factores...y sobre todo en que busques serlo.
Lo ojos avellana se volvieron escrutadores, parecían buscar asegurarse de algo en el más alto, ingenuo en no saber que adoraba buscarle las cosquillas.

-Lo cierto es que yo tambien vine a relajarme a este lugar...-comentó tranquilo aunque una sonrisa maliciosa se delató en su rostro y sin poder controlarla.-Aunque el comienzo no fue muy tranquilo...

Dejó su mirada a los exhuberantes labios de Maxi, pensando en lo que eran capaces de hacerle sentir. Era un toque un simple toque, cuando volbió a recordar esa cálida lengua recorriendo azarosa su boca, provocando que las caricias en su piel las sintiera casi a quemarropa. Ahora se aguantaba, le había pedido que no volviera a besarlo así y por supuesto, Ezequiel sería obstinado antes de admitir que al final si le había gustado. Sus ojos vibraron cuando el mas alto le dedicó aquella dulce sonrisa, la quería solo para él...

-...-Tiró silencioso del cuello de chaqueta en el otro y se acurrucó con suavidad en él, algo sonrosado besó su cuello y permaneció allí, aspirando aquel aroma que aunque demoniaco no lo repelía. Era tan extraño sentirse así, que había encontrado algo importante. Era difícil saber cuando Ezequiel era apasionado, pero a veces lo era...y esos arranques inexplicables hablaban más que sus palabras.-Perdón, intentaré darte tranquilidad entonces...

Murmuró más bajo, cuando lo abrazó tranquilo por la cintura, lo cierto es que tenía un poco de hambre, tal vez podrían aprovechar luego y hacer una pequeña recolecta en los árboles frutales. Ezequiel adoraba la naturaleza, cualquier cosa relacionada con la misma lo fascinaba.

Se quedo quieto mirando aquellos ojos que se expresaban perfectamente, el pelirrojo sabia que no era necesario el sonido cuando dos almas y corazones entablan una charla, el entendia ese lenguaje silecioso, intimo e intuia que el rubio, ese angel particular hacia lo mismo.

No se incomodo, ni sorprendio por aquellos gestos suaves, cohibidos e intimos de una manera indescriptible, lo intuia cuando aquellos ojos se habian posado en su boca, con ese pequeño brillo de deseo que experimentara el mas joven, podia molestarle y sabia que disfrutaria del hecho, pero romper el encanto de aquel silencioso momento le habria parecido una descortecia en especial por que intuia que Ezequiel le estaba mostrando algo que era quiza el unico en ver por primera vez.

-Justo ahora... no te das cuenta de como mi alma se calma?.-

Acaricio los mechones largos y rubios, en un acto que al propio Maximilian le parecia erotico y personal, un gesto simple para muchos para el tenia un sin fin de significados.

-Mi bello y contradictorio angel...-

Susurro intimo y sutilmente, dejando que aquella mano acariciara la cabeza mientras con la otra le atajaba de la cintura, correspondiendo al abrazo que le diera Ezequiel

Se sentía especial a su lado, Maximilian le había dicho que quería permanecer tranquilo por ese día lo que le hacía pensar a Ezequiel que en el interior de su alma podía estar perturbado, a veces. Como si hablar de calma o mencionar que la buscaba adquiriera un significado especial cuando se trataba del demonio. Efectivamente era la primera vez que el ángel se mostraba así con alguien, que maduraba un poco más, verse por fin enamorado y correspondido lo ayudaba a conocerse un mejor a sí mismo. No pasó desapercibido para él como Maximilian recibió sus movimientos y sin embargo mantuvo la calma, dándole a entender que era paciente con su persona. Aquel simple gesto de respeto lo enterneció.

-Al parecer te ha dado fuerte, por que sino recuerdo mal es la segunda vez que nos vemos...-le sonrió con suavidad y disfrutando de ese contacto más cercano e íntimo. Dió un respingo al notar como lo atajaba de nuevo por la cintura, quedó algo nervioso pero no tardó en calmarse en pocos segundos, sabía que tardaría en adaptarse al contacto físico. Quien sabe si formaba parte de la naturaleza de Ezequiel ser más distante con otros, proponerle algo diferente era algo a lo que no estaba acostumbrado y como en todo, el solitario conde debía adaptarse.

- Dime una cosa...¿hay algún sentimiento que en especial sientas con más frecuencia?...pur...-fue un murmurllo, un insonoro ronroneo al notar la mano ajena acariciar sus cabellos, pero relajaba bastante a Ezequiel hecho de si mismo que le sorprendió y más al notar un escalofrío.- me refiero a antes de conocerme.

-Sabes, las melodias trabajan de maneras similares... dos notas que uno jamas pensaria podrian ir juntas conforman un sonido unico y especial... no es algo que amerite explicacion...-

Las pequeñas caricias y mimitos fueron leves, enternecido como estaba por las reacciones del angel no hizo otra cosa que no fuera mantener ese pequeño y suave ritmo, era una especie de gatito que aprendia el contacto, el angel en verdad lo estaba intentando.

-Soledad y furia.... un sentimiento de autodestruccion que se mantiene unido a una antigua promesa, no podria describirlo en palabras por que son mas sensaciones que no tiene explicacion.-

Le jalo suavemente, dando un par de pasos en direccion de una banquilla, justo donde el sonido del agua se escuchaba claramente pero calmado.

-Esta vida no tiene remordimientos, pero los recuerdos de mi alma lloran amargamente por acontecimientos que sucedieron, por promesas incompletas y por el sentido del deber que ha quedado incompleto, debi terminar algo que comenzo y mi alma pareciera no querer tener descanso hasta que este saldada esa cuenta.-

-Entiendo demasiado bien a que te refieres...pero puede que tú nunca hayas pensado que no podrían combinar, tienes una mente más liberal...-le sonrió dulce y con un pisca de malicia, a gusto en sus brazos y cercano a su corazón. Había algo nuevo en él que lo hacía sentirse bien consigo mismo, tal vez haber aceptado ese sentimiento por un demonio y admitirlo era lo que debía haber hecho en otra vida, al contrario dejar aumentar el resentimiento y los celos lo habían conducido a su perdición con Abel.

-Maxi...-susurró bajo su nombre cuando sintió como lo jalaba de la cintura, preocupado por sus palabras.

-Dijistes que querías un encuentro tranquilo...¿pero igual no crees que te hará sentir mejor hablar un poco de ello? o al menos de lo que quieras contarme.-lo ojeó mientras se sentaba en la banca y lo invitaba a su lado con un simple gesto.-me he dado cuenta de que no has parado de mencionar la misma promesa una y otra vez. Lo que trato de decir es que por experiencia sé que hay cosas ajenas a uno que suceden alrededor, que no sería culpa de ninguno de los dos si no conseguiste llevarla a cabo. Un juramento eterno hacia Remil es un asunto muy delicado...cuando te encuentres con él lo primero que debes valorar es si realmente el siente lo mismo, desde que el sentido del deber en Remil se acabe, la promesa se habrá roto puesto que es de dos...todo depende de lo que haya sido.

Sobre todo por que ya había descubierto que no le gustaba ver sufrir a Maximilian por ello. El amor era egoísta, en fin, no lo sabía con certeza, pero había despertado cierto sentimiento de posesión en Ezequiel y al parecer esa promesa y su relación a Remil le despertaba cierto recelo. Una situación graciosa en la posición del conde, puesto que el estaba buscando el perdón.

-Ese es justamente el problema mi hermoso ser de cabellos dorados.-

Tomo uno de esos mechones, notando la mirada de Ezequiel, esos hermosos ojos que titilaban una pequeña luz de pena y dolor, conmovido como estaba por la ternura que irradiaba inconsientemente el angel, le sonrio tras aspirar el aroma de esos cabellos, el aroma de su angel.

-Un sin fin de posibilidades, los cambios en las personalidades, en una vida pasada se hizo una promesa, eramos otros seres, pero las almas recuerdan y nos atan... no es justo lo que te mantuvo o te mantiene atado al dolor de tu vida pasada?, consientemente uno mismo sabe que es absurdo, me lo repito al punto de convenserme que soy un ser diferente, yo mismo, mi actual persona no cree en esas promesas pasadas, no llora mas por un amor tragico y se abre a una nueva esperanza de vida, una liberacion... pero mi alma sedienta de sangre y de venganza, clama y grita desesperadamente por concluir con un viejo rencor del cual no tengo control.-

Le beso la frente. admirando esos ojos honestos, regresandole la misma mirada, un gesto mecanico y suave le hizo quitarse los lentes antes de inclinarse un poco hacia ese rostro de sutiles lineas delicadas y hermosas, de un menton perfectamente delineado y marcado, los carnosos labios le llamaban y no se hizo esperar mucho a su propio deseo.

-Eres mi nuevo comienzo, no es asi?.-

Le beso tras sonreirle una ultima vez, un beso casto pero pasional.

Bajó ligeramente la mirada ante aquel comentario, las heridas de su pasado le seguían doliendo pero algo había en él que había perecido. Ya se había encontrado con Abel, ahora llamado Kaín por capricho del destino y no había sentido aquella obseción tan desmesurada por hacerle daño, solo la desesperación por ser perdonado. Solo esperaba que esa no fuera su nueva obseción, sería más sano para sí mismo redirigir su amor por Maximilian y buscar ahí algo positivo en todo aquel caos que continuaba siendo su mente.

-Ese ser que tanto odias, o lo más seguro que odian los dos que coexisten en tí, hizo mucho mal...he hablado con tantas personas afectadas y no puedo menos que sentirme peor por haber sido tan despreciable. No sé si tienes una ligera idea de con quien estás tratando, pero no soy un ángel en el sentido completo de la palabra...Pero estar contigo calma mi espíritu, no sí es por tener alguien capaz de controlar a quien vive dentro o hacerle sentir lo que nunca tuvo. Tanto yo como el antiguo deseamos atesorarlo de algún modo y estoy logrando entenderlo un poco más...

Podía ser más peligroso por que él no se sentía dividido como en el caso de Maximilian, pero en el pelirrojo era una ventaja que el odio que podría reflejar Devas en la reencarnación de Ezequiel no le afectara al grandullón. Era todo gracias a aquel sentimiento...

-Maxi...-le sonrió feliz como en muchos años que no lo hacía, con la mirada ligeramente cristalizada al escuchar algo tan hermoso. Aquel beso lo tomó desprevenido pero no tardó en corresponderle, sus labios inexpertos parecían desear algo mas y amasaron los ajenos mientras lo rodeaba con sus brazos lentamente.-quiero serlo a partir de ahora...

-Entonces entregame tu corazon y tu alma... mi dulce angel.-

Recibio aquellos labios gustosamente, saboreando aquel instante en que entraban en contacto, en comunion perfecta con ellos mismos, con aquel calmado ambiente, solo el lejano batir de alas se escuchaba junto al flujo del liquido vital que caia por la cascada cercana.

-Pequeño tentador... no pongas a prueba mi paciencia y mi propia voluntad... soy un demonio a final de cuentas y la pasion carnal no me es ajena.-

Se separo un poco, manteniendo su frente unida a la de Ezequiel mientras le sonreia y observaba con esos ojos del color del oro, ansiosos se veia la chispa del deseo que comenzaba a despertar en el, pero sabia que con el angel de cabellos rubios debia tomarse su tiempo, adueñarse de su corazon y alma antes de saltar a una relacion co mo la que disfrutaban los demonios.

-Que tanto ha maquinado esa cabecita dorada mi dulce angel?, mirandote de cerca puedo decir que algo en ti a cambiado tan solo en un par de dias, es eso posible?.-

Los dedos se deslizaron por el menton y la mejilla, recorriendo un camino delicado y definido invisiblemente antes de rozar el cuello suavemente.