Let me Fall....

Spoiler:

Podria sentimiento tal describirse con simples palabras? el alma le quemaba, la razon era desconocida, pero todo en su interior saltaba agonizante, el saborear aquella alma peculiar, confusa, pura, habia despertado sentimientos que pensaba seriamente perdidos y ahi estaba de nuevo cayendo en una especie de trampa, cometiendo el mismo error, dudaba poder reconocer plena y concientemente la profundidad de la confusion que azotaba su alma, era mas sencillo negarse a creer que podia cometer el mismo error dos veces, el no necesitaba despues de todo aquellos vanos sentimientos. El angel despertaba su apetito, pura y meramente era eso lo que le tenia inquieto, era el primer ser que le rechazaba, que no caia ante su presencia, que se enfurruñaba, no amaba el las cosas tan hermosas y complicadas?, ese angel era una contradiccion andante, era pura y meramente la curiosidad que despertaba en el.

Que sabia de ese pequeño tramposo y obstinado rubio?, era terco y necio, obstinado y demasiado orgulloso, le habia sacado mas de una sonrisa por esos comportamientos infantiles, no era eso lo mas contradictorio de todo?, su porte reacio y sereno, perfecto; roto por pataletas infantiles?, tratar de imponerse tan negligentemente le habian provocado a Maximilian los deseos de trozarlo, de hacerlo sucumbir, era eso, tenia que se eso unicamente.

Pero aun saboreaba los candidos labios, la mirada asustada y febril, confusa del angel de cabellos dorados, sentia esa calidez, que gracia le habia hecho verlo perder la temple, aquel ataque de viento parecia mas debido a su susto y confucion que a la furia que decia tener y el remate de las palabras de Ezequiel, enamorado de Devas y Maximilian... Su alma aun ardia f uriosa por las palabras dichas inconsientemente en boca del angel, Devas... eso era todo lo que reconocia el rubio?, es que ignoraba por completo como ambas esencias se mezclaban y fundian?, la del angel le embriagaba, el tacto agridulce y con cuerpo de esa aura como un buen vino añejo le habia enbotado el paladar una vez que saboreo la esencia del estoico angel... maldijo por lo bajo regañandose mentalmente por la senda que tomaran sus pensamientos.

Termino por sentarse en los escalones de la pagoda, observando la vista perfecta que tenia desde aquella altura, los jardines, el puente, el recinto dedicado a las reuniones, todo era perfectamente visible desde ahi, la brisa fresca que revoloteaba en los arbustos y arboles le mecia el cabello rojizo suavemente, estaba tranquilo y en paz en ese sitio, le agradaba el poder alejarse un poco de todo, olvidarse de lo que tenia pendiete, desaparecer por completo y solo disfrutar.

Olvidaria al angel, si le encontraba estaba seguro que llevaria acabo lo que se propusiera cuando captara su atencion, estaba seguro del todo que solo era un capricho mas, que mas podia ser? el tenia cosas que hacer, cosas importantes y lo ultimo que necesitaba en esta vida, en esta segunda oportunidad era enamorarse nuevamente de un angel, eso jamas pasaria, no podia y no debia.

Cerro los ojos perezosamente, dejandose llevar por el ambiente, su alma dejo escapar la melodia que se formaba en su cabeza, solo dejandola fluir naturalmente, llenando el aire con su voz solamente.

Su mente seguía en otro sitio, los recuerdos de aquel encuentro lo sacaban de su eje con demasiada frecuencia. ¿Por que seguía preguntando quien era interiormente aquel personaje?, no lo podía comprender por que ya se lo habían revelado. Puede que una parte del estuviera confusa con respecto a Abel y lo que en teoría debía simbolizar en su vida a diferencia de Devas. Temía que el cambio sucediera y era algo que no estipulado por la leyenda.

Devas y Remil debían reencontrarse y por un momento llegó a pensar que la esencia confundiera al demonio respecto a ellos. Pero sabía perfectamente lo que estaba sucediendo , todo estaba cambiando a su alrededor tal y como Devas había dicho. Era otra vida, las pesadillas de su pasado en teoría no debían dejar de ser eso. ¿A Devas ya todo eso le daba igual? ¿por que al igual que Ezequiel se aferraba al pasado, Devas se aferraba a vivir el presente y pretender que lo sucedido entre el y Remil debía quedar atrás?.

Ezequiel llegó a pensar que el amor era nefasto, un sentimiento negativo debido a su obsesión, a su locura, Abel murio junto a él y sabía que por aquel entonces no había logrado completar lo que realmente debía haber hecho en vez de lamentarse.¿Entonces para que le habían dado una segunda oportunidad? ¿Para pedir perdón o para vivir su nueva vida de otra forma y disfrutar de los sentimientos más preciosos a los que había renunciado por culpa de su obseción?

Gracias a Maximilian ahora podía ver dos posibilidades en vez de una, pese a los discursos de Mirtros por hacerlo entrar en razón, era ahora cuando tenía bien claro por que siempre había necesitado hablar con un igual, una reencarnación. Pensándolo bien, puede que Devas fuera el más acorde para comprender sus sentimientos y no Sebel como Ezequiel siempre había pensado, relacionando todos los sacrificios que hizo por amor a Remil. Devas era el intermedio, no había sido tan cruel realmente como aquel ángel, no seguía normas. Quería avanzar, romper leyendas...Jadeó pesadamente, ese demonio engreído había sido muy astuto, le había salido por la tangente cuando quiso preguntarle sobre su pasado, se le imponía y eso a Ezequiel le crispaba.

Y pensar todo el empeño que había puesto en aquella investigación durante años, tenía frente a él a quien le podía abrir las puertas de todo, el principal causante. Por que se imaginaba más a Devas insistiendo a Remil en pecar, que el propio Remil molestando a Devas. Ezequiel había visto sus retratos y eso era suficiente junto al libro para visualizar aquel bello romance, pero ese reencarnado...apretó los puños exasperado , ¿como se atrevía Devas a chantajearlo? ¿Desde cuando su vida había sido tan importante para alguien como para pisotear años de investigacion exigiéndole hablar de sí mismo?. Bufó exasperado y volviendo a sonrosarse, todo aquello le daba auténtico corage...

La equación en realidad era equitativa, si Ezequiel quería respuestas debía darlas él tambien,pero...odiaba hablar de su pasado, lo odiaba profundamente. Así que o se ponía de acuerdo consigo mismo y aceptaba la proposición del demonio o se fastidiaba. No había más...y entonces...

-Tsk...-le tintineó una ceja al encontrarlo de espaldas, tarareando una hermosa melodía y al parecer disfrutando de los bellos parajes. ¿Estaba tranquilo? Ezequiel ni se fiaba y teniendo en cuenta la despedida, ese jugoso beso...Rabió interiormente, se tensó, apretó los dientes y el largo cabello ocultó su rostro, era exasperante haberlo encontrado donde buscaba un poco de paz...solo un poco...

Dos, tres segundos...¿seguía allí? no se movía, puede que la melodía lo huviera hipnotizado, si, debía ser eso y debía reconocer que era hermosa.

Me doy, simplemente me doy...

Jadeó profundamente armado de valor y por supuesto, dejando una distancia prudencial. Pero se quedó allí escuchando esa canción, a él tambien le gustaba cantar cuando estaba a solas...pero muy pocos lo habían escuchado alguna vez. De seguro el mayor estaba recordando algo del pasado y se preguntaba a quien se la estaría dedicando...

Spoiler:

Absorto como estaba con el sonido de su voz, fue meramente consiente de la presencia ajena cuando de los pulmones y labios del intruso un jadeo leve y un tanto forza se escucho, todos los sentidos del demonio pasaro a entornarse en el ajeno. No emito comentario ni nada parecido por las casualidades del destino al encontrar al causante de sus cavilaciones perturbadoras, no hizo mas que sonreirse. Siguio entonando aquella cancion con plena tranquilidad curioso por lo que el angel de cabellos dorados hacia. Estatico como lo sentia, se preguntaba si se debatia por irse o si acaso era presa de otro ataque provocado por aquel beso que el propio Maximilian le robara.

-Sencillamente adorable- Penso para si cuando la ultima estrofa era emitida con voz profunda y cargada de sentimiento, Tomo aire y un poco mas de tiempo fue lo que le tomo abordar al pequeño espia que parecia negarse a si mismo el mo verse o hacer algo.

-Espiar no es muy caballeroso, pequeño Ezequiel-

Fuera que se aficionaba a ver la molestia en el rostro del angel, que solamente remarcara la edad del rubio, no pensaba quitar aquella palabra que parecia crispar los nervios del angel cuando se refiriera a el, no hasta que se lo ganara o asi lo pensaba el propio Maximilian.

Termino por levantarse con ese aire sereno y caracteristico, quitandose el polvo de los vaqueros grises que portaba aquel dia, una cambio contrastante era el que lucia el demonio ahora que solo se relajaba a cuando visitara el biblioteca de Heaven, en que se encontrara por primera vez con el berrinchudo angel. Una camisa negra y los vaqueros desgastados era todo cuanto portaba, la piel resaltaba por la palidez de esta en contraste con el color oscuro y los ojos centellaban con una profundidad dificil de decir. La brisa mecio los mechones rojizos y la camisa que llevaba un par de botones abiertos, dejando al descubierto el lampiño pecho del pelirrojo de manera casi irreal.

-No piensas saludar como la etiqueda lo demanda?- Avanzo en direccion del angel, con decision, aun mas curioso por saber si correria como colegiala virginal asustada o le enfrentaria victima de su propio orgullo.

-Te equivocas, no estaba espiando.

Murmuró sereno con su profunda voz sin quitarle un ojo de encima, lo estaba vigilando por que no tenía en mente dejarlo acercarse demasiado. Podía ser temerario en muchas ocasiones, pero Maximilian había terminado por agotarse todas las papeletas. No le había pedido permiso en ningún momento para romper su espacio privado, ese que Ezequiel consideraba básico para entablar una conversación amena con alguien. No podía negar que era atractivo, incluso el mismo sentía ganas de acariciar alguna parte del otro, pero se contenía de algún modo, se decía a sí mismo que enamorarse en tan poco tiempo no podía ser posible.

-Quieto...-demandó sin más, su dedo índice permaneció firme junto en el centro del pecho contrario, dejando de invocar su magia blanca al verlo ya parado. Pronto se cruzó de brazos y alzo la vista para enfocarlo mejor, al parecer intentaba socializar de nuevo con el otro. Era curioso verlo en ese plan.-No dudaré en invocar un hechizo que te mantenga al margen como vuelbas a intentar algo más conmigo, no en vano soy maestro en magia blanca.-le advirtió.

Todo lo que el demonio hacía parecía sacarle de sus casillas, lo bordeó y giró sin más al tenerlo de frente otra vez y con aquel hermoso paisaje de fondo. Logró sentir una suave brisa que llenó de aire limpio sus pulmones y aprovechó la misma tomando una buena bocanada de aire para relajarse, no tardó en frecuentar una de sus costumbres, juntó los cabellos en su hombro izquierdo, acariciándolos con ambas manos mientra los enrrollaba inconcientemente.

-Estoy dispuesto a llegar a un acuerdo contigo, Devas.-susurró suave, por el motivo que fuera, Devas le gustaba más que Maximilian. Maxmilian sonaba más hermoso pero a Ezequiel le invocaba más confianza el antiguo.- Pero antes tendrás que responderme a cierta duda ,desde hace varios días estuve meditando tu comportamiento, ¿Estás jugando conmigo de algún modo? por que me parecen excesivas tus muestras de afecto, por decirle de algún..ah¡ y por favor, olvida lo que dije, no dejaré que te excuses en eso para besarme.

¿Es que nadie le había explicado a Ezequiel que lo besos a veces se robaban? ¿Que el amor era algo natural y espontáneo? El respeto ya la confianza estaban bien, pero Ezequiel parecía complicado incluso en eso. Era realmente torpe para enamorarse...solo que quería comprender esas sonrisas de malicia en Maximilian, si realmente lo estaba haciendo por que lo sentía o solo para fastidiarlo.

Los ojos chispeantes del demonio centellaron suavemente cuando escucho el antiguo nombre en labios de Ezequiel, dejando que la rabia le invadiera lentamente, suspiro solo mirandole, habia sentido ese dedito menudo y largo en su pecho y la magia que amenazaba por salir despedido no le inmuto en lo absoluto. Ese angel estaba jugando con fuego mientras seguia insistiendo en mantenerlo atado a algo que deseaba olvidar, no menciono nada y se quedo quieto mientras controlaba su temple y calmaba su respiracion, monocorde solo respondio a las palabras del angel.

-Si usas magias blanca tengo de dos, usarla tambien o usar la negra, pense decirtelo y pense que eras un poco mas listo- Se sonrio con cierta malicia, seguia molesto seguramente hasta que no le sacara su nombre a ese terco y testarudo angel.- La voluntad y el corazon, se imponen, puedes apostarte el brazo o todo tu que en un duelo yo seria el vencedor-

Suspiro cansadamente, sonriendose ante la pregunta, el angel aceptaba llegar a un acuerdo, pero sabia o presentia que no seria tan sencillo, de la misma manera en que el no dejaria esas respuestas tan facilmente, si daba lo que queria al angel y este se alejaba, el no podria jugar, saciarse, no podia sencillamente dejarle ir asi como asi, aun si el mismo no comprendia las razones, era tan facil y divertido hacer aflorar emociones en ese rubio que le encontraba cierto fallo a darle gusto a la primera.

-No sabes lo que es un beso?, para comprender mi comportamiento y el por que de aquello que te ha mantenido la mente ocupada solo hay una respuesta- Se giro suavemente mirando al angel con tranquilidad meditando la respuesta que le daria o esperando ver que pasaba por aquella cabecita dorada. La mirada se le habia suavizado al punto de ver el oro de la mirada en plena paz.- Un beso es un choque de dos almas proximas a un querer, de labios que comparten un suspiro, sabes tu que el aliento es lo que nos mantiene vivos?, puedes imaginarte lo que es compartir un suspiro?- Arqueo una ceja suavemente, llevandose la mano al menton en un rictus pensativo.

-Hay una duda que me ha estado carcomiendo, cada que me nombras, me atas a algo que quiero dejar, matas mi alma, no... matas a Maximilian cada que tus labios pronuncian otro nombre, te lo he dicho ya, soy Maximilian...-

Los nudillos de la mano derecha crujieron suavemente por la presion que el demonio impuso en el puño y los ojos se clavaron sin emocion alguna en el cuerpo ajeno, aquellos labios cincelados de sonrisa suave, ahora portaban una mueca plañidera y poco natural en el rostro perfilado y varonil del demonio pelirrojo.

-Estas tan atraido por esa alma antigua que estas empeñado en destruir lo que soy ahora?, me arrastraras lentamente a mi muerte, por que soy Maximilian, solo por tu afan de aferrarte a Devas el oscuro?-

-Tsk...no te estoy retando, pero más te vale asimilar que no puedes ir por ahí robándole besos a la gente. Abusas demasiado de tu poder para salirte con la tuya y ten por seguro que no estoy por la labor de consentírtelo todo. Considero más que justo emplear mis hechizos para controlar ese comportamiento tuyo.

Sentenció ante sus palabras, no tenía por que dejarse dominar así como así, a él nadie le había preguntado si esos besos era realmente lo que quería o si el otro tenía derecho a ellos. En ningún momento habían iniciado una relación o algo por el estilo y tantas palabras y protestas por parte del mayor sin tener compromiso alguno con él, no venían a cuento.

Hundió una de sus manos en sus cabellos, enterrando los dedos con desición, era alguien adulto después de todo y a Maximlian, jugar y jugar, no le resultaría tan fácil. Cualquier enojo que el distante ángel considerase inadecuado no lo meditaría. Puede que se sintiera atraído por él, puede que lo que sintiera por Abel se desvaneciera y tan solo le quedase ese profundo arrepentimiento, uno que le provocaba consentir incluso al otro demonio. Pero por Devas o Maximilian, por los dos estaba sintiendo algo más hermoso. Tenía un fuego interior difícil de sacar a la luz, por que de un asesino despiadado y vengativo había pasado a convertirse en un ser con ansias de morir, un ángel cuya obseción ahora era el perdón. ¿Y como sacarlo de ahí? ¿como entenderlo si hasta le costaba abrirse al mundo?. Sufría tanto y no podía gritarlo...solo sabía que se odiaba a sí mismo por ser lo que era.

-Tu, ¿que vas a saber tú de como me sienta yo? Devas o Maximilian...yo no conozco el amor, no me vengas a explicar ahora lo que es un beso cuando nunca me correspondieron...-frunció el ceño lleno de pena y pesar, había algo nuevo en él, habían ondeado demasiado en él.- ¿Te crees que puedes ir presumiendo por ahí de haber tenido un romance con Remil? ¿De conocer el amor mejor que yo? por que no tienes ni idea de que con quien estás tratando...¿Acaso te crees con derecho a chantajearme sobre mi vida por no resolver tus dudas?...

Su mirada se apretó, producía cierta animadversión contemplarlo fijamente, estaba realmente molesto por todo, no solo con Maximilian sino con el mundo en general, se sentía incomprendido de algún modo, se sentía apartado y no podía comprender que era él mismo quien había propiciado aquello.

-¿Que gano yo con todo eso? ¿Que gano con recordar el pasado de un asesino? disfrutaba matando...¡¿Te vale así?¡...-suspiro largo y pausadamente girandose para no enfrentar más aquella mirada, su hermano desaparecido acosaba su mente constantemente y ahora ese tipo metiendose sin permiso en su corazón y estaba realmente molesto por todo, estaba más subcestible de lo habitual. Si Maximilian lo huviera encontrado en otro estado, Ezequiel estaría menos accesible, pero su sufrimiento tenía un tope.

No estaba para aguantar las burlas de nadie. Se apretó las sienes con fuerza, había una profunda tristeza en su corazón, un soplo de vida que se había apagado desde que comenzaron aquellas malditas pesadillas y ahora otra cosa que intentaba alumbrarle el camino. Era ese sentimiento, era...

-Lo siento, no pretendía ofenderte llamándote Devas, pero para mí eres un solo ser, Devas y Maximilian son uno solo, ya deberías asimilar eso...por que yo lo hice, mi otro nombre es Caín, aunque me repugne escucharlo me lo tengo que tragar y aceptar. Era Caín, ese ser sin alma que tan solo podía sonreír viendo sufrir a la persona que más amaba...No puedes pretender que yo escape de mi pasado con la misma facilidad que tú lo haces, ¿lo has hecho? ¿O lo sigues recordando cuando te llamo así?...

-No voy por ahi, dando beso a todo el que se me cruza por el frente, pequeño Ezequiel, ademas un beso robado es llevado a cabo sin el consentimiento de la victima, como puedes ver, solo cumplo con lo estipulado referente a la norma-

Menciono siguiendo aquellas palabras y mirando como jugaba con su cabello, suspiro cansadamente, dejando que la brisa siguiera meciendo su cabello, el simple hecho de llenar los pulmones con ese aire puro y fresco le revitalizaban de mil maneras diferentes.

El estallido emocional a los ojos de Maximilian le hicieron pensar en lo extraño y perturbador de la situacion, aquel angel cuya alma vieja presumia como la de un renacido, el ser de cabellos dorados que tenia a un costado de el, que buscaba respuestas, que se obsesinaba al punto de seguir llamandolo Devas parecia aferrado a algo, temia a algo, las palabras dichas con algo de saña en lugar de lastimarle le hicieron reir, mas que ofenderle, le hizo atisbar un poco el profundo pozo en el que el angel se encontraba comodamente regocijandose en su dolor y pena, no buscaba moverse, no podia hacerlo por si mismo o no podia hacerlo.

Las cadenas de un pasado lejano y que nada tenian que ver ya con el nuevo ser, con el nuevo cuerpo, con esa alma reencarnada seguian atormentandolo, las palabras sencillas que fluian de aquellos labios, la mirada profunda y el dolor palpable eran casi insoportables, sentia en su propia alma esas cadenas que amenazaban con atraparle y arrastrarle, el dolor, seguia sin comprender por que ese ser seguia causandole tanta inquietud.

-Ezequiel- Le llamo suavemente con una sonrisa apacible en el rostro tras el arranque emocional del angel, no necesitaba mediar las palabras, ni tenia interes en seguir manteniendo al angel en su como sitio oscuro- Quien ha dicho algo de escapar?-

Se acerco a uno de los soportes de la pagoda, recargado el cuerpo ahi, sacando de la bolsa de su pantalon un paquete de cigarrillos, una simple chispita se prendio en el dedo indice, sirvio para encender el cigarrillo, dejo quedamente que los pulmones se llenaran del humo, la sensacion era agradable

-Que se del amor?, pretendes que me sienta omnipotente y sabio en el tema?, cada experiencia es nueva, diferente, varia de persona, de edad, de situacion, por los cielos!, pensar que por haber estado enamorado de Remil me las puedo dar de maestro seria petulante de mi parte y grosero para con la persona que pretenda iniciar en esta nueva vida una nueva historia- Giro la direccion a un punto indefinido del horizonte que tenia frente a si, el silencioso lugar que le sirviera para meditar era sencillamente exquisito.- No se aplica igual para ti?, te piensas que tus problemas valen para que yo amablemente vaya por ahi resolviendo tus dudas y temores solo por misericordia o gracia?, eres injusto pequeño Ezequiel, tratando de usar las palabras, esas palabras en mi contra cuando tu mismo no eres para nada justo, te lo dije ya antes, status quo-

Le habia visto masajear su sienes, era un claro hecho que ese angel estaba luchando contra algo dentro de si mismo y el seguia pretendiendo ignorar ese agridulce sentimiento en su pecho, esa calidez, sencillez y belleza, ese algo conocido pero diferente, deseaba negarselo.

-Tu mismo has dado con la respuesta y tu mismo has dicho cosas que no aplicas- Le señalo tranquilamente tras calar el cigarrillo, apunto a su corazon- Mira nada mas lo que dices,que ganas?, nada desde luego! Aferrarte tontamente a tu vida pasada esabsurdo, no comprendes que se te ha dado una nueva oportunidad, tienes los recuerdos, piensa que es una forma para que no cometas los mismos errores.-

Se quedo quieto escuchando el susurro del viento, celoso de las palabras que podia decir pero que el no podia entender, le acariciaba tan suave y gentilmente, casi como si envolviera su alma y su propio corazon herido.

-Dime, pequeño Ezequiel, odias a las personas que te han criado?, las personas que has conocido?, maldices tu vida, tu actual vida?- De nuevo calaba el cigarrillo, despacio, saboreando el tabaco, sintiendo la quemazon del humo enla lengua y la garganta, la sensacion abrazadora en los pulmones, todo en un instante, un instante que terminaba con la emanacion de aquel humo de su cuerpo, como arrasando y llevandose todo lo que en su interior habia- Hay vestigios verdaderos de tu otra vida en esta o solo son los recuerdos?- Le miro sin emocion alguna, solo observaba ese cuerpo esbelto que parecia iba a desaparecer al primer soplo, ese angel de cabello dorado era tan fragil, tan ingenuo, el auto martirio que se impusiera le parecia ridiculo, no comprendia las cadenas que ataban el otro corazon, no queria darse por aludido.

-Yo, amo a mi familia actual, adoro a mis bondadosos padres, gozo de la vida que me ha tocado vivir, mentiria si dijera que no añoro un poco a Remil, pero mi alma ya no esta encadenada a ese nombre, Devas fui en otra vida, pienso que lo fui, por que los recuerdos estan en mi memoria, grabados en mi alma, pero yo no soy el, si tengo su esencia, si mantengo esos recuerdos, hay una razon, debo terminar algo que se comenzo nada mas, pero no me mantendran atado a algo como el pasado-

Se acerco hasta el apoyando su mano en aquel rostro, acariciandolo para hacerle verlo.

-Soy Maximilian, nada mas, no pretendo atarme a cosas que este cuerpo no ha hecho, si gustas flagelarte de esa manera, si quieres seguir sintiendo que eres ese Cain que al parecer odias y temes contestame y contestate sinceramente, matarias?, aborreces a los seres que te han criado tanto como para cometar los errores del pasado?, para castigarte siendo infeliz en esta vida, es tanto asi tu ansia por seguir ahi lamentandote por una vida que ya fue?-

-Tienes razón, que tu leyenda sea conocida por todos no me da el derecho a desear saber de la misma, incluso si llevo años investigándola. Después de todo, leyenda o no, no deja de ser tu vida privada...por eso me disculpo- admitió finalmente.

Sus labios se sellaron silenciosos ante esa pregunta, ante lo que dijo de que su cuerpo estaba limpio de pecado, no sé conocia a sí mismo, ese era el problema. Era consciente de que en su nueva vida también había hecho daño y era difícil intentar remediar o ignorar eso.

-No sé como has podido fijarte en alguien como yo...y ahora que me dan otra oportunidad parezco incapaz de aceptarla por algún motivo...supongo...mi temor, estoy seguro que es eso, el temor de conocerme a mi mismo tanto como me conocía en la anterior vida. No quiero ser ese monstruo de las pesadillas, pero tengo muchos motivos para pensar que, una parte de mí sigue siendo egoísta y solitaria, puede que incluso obsesiva.-Sintió esa caricia en su rostro, recordando por igual el toque a su corazón. Otra vez una mano se alzó casi por reflejo, dió la impresión de buscar retirar la ajena y sin embargo no lo hizo, bajando de pronto gracias a que Ezequiel logró controlar su nerviosismo. Ahora había decidido disfrutar de aquel inocente toque y aunque no se lo dijera abiertamente al otro, deseaba darse una oportunidad.

-Esa parte se siente incapaz, se siente indigno de inciar algo tan profundo con alguien, de hacerle un daño que no se merece. Realmente dudo que Devas haya hecho tanto daño, pero pareces recordar un infierno cuando pronuncio ese nombre...

Le estaba incordiando cada vez más ese apodo de -pequeño-, si lo escuchaba una o dos veces en labios del otro, no le importaba y hasta le parecía tierno, pero ya en exceso debía darle algún toque.

-En fin, dejaré que saques la conclusiones que quieras, pero es obvio que tú tambien continuas evitando de algún modo el pasado.-el viento meció con dulzura sus mechones mientras dejaba que la brisa acariciase su rostro y observó entretenido al pelirrojo fumar tranquilamente. Recordó al joven Daemon, al parecer ese mal habito estaba de moda entre los demonios. Dió unos pasos cercanos al acantilado para contemplar con mayor presencia aquellas hermosas cascadas.-Creo que tambien deberías preguntarte a tí mismo que parte te falla...

Debía tranquilizarse, la desaparicón de Mirtros no debía afectarlo de aquel modo y era mejor vigilar de cerca a ese demonio parlanchín. Era realmente orgulloso, pero a torcer la conversación a conveniencia de cada uno, podían jugar dos. Ese ansia de dominio en Maximilian, en imponer sus palabras a las de Ezequiel, sus reflexiones, al parecer no le gustaba demasiado encajar opiniones diferentes si cuestionaban demasiado la suya. Vaya, al aparecer tenían cosas en común aunque pensaran diferente. Lo bueno es que tenía más entretenimiento a su lado gracias a los ideales que los hacían chocar y cuestionárselo todo.

-Oye, cabecita pelirroja...solo te pediré perdón si admites que tu comportamiento no fue el más adecuado en la biblioteca...hay un dicho que dice, que a la persona amada se le roba un beso y luego te declaras, pero tú más que declarar algo sonreías demasiado...demasiado.-le recalcó esperando verse reflejado en aquellos orbes dorados cual amanecer, tenía por igual la misión de hacer reflexionar a ese demonio.-No estoy en mi mejor momento para que disfruten fastidiándome con sonrisitas maliciosas, mi hermano ha desaparecido.

Jadeó pesadamente y volvió su vista hacia el bello lugar, tenía ganas de invocar su barrera de protección por que se sentía más seguro. Jadeó de nuevo e intentó sobreponerse, tampoco ahogaría al pelirrojo con sus problemas, no tardó en sonreírle amable y al parecer cobrando su porte característico.

-El arte del engaño no es algo que yo ignore, no soy un inocente angelito con ciertas cosas...que no haya probado no significa que las normas me sean complicadas de aprender en tu lenguaje, gigoló...mmm...-entrecerró su mirada repentinamente, mejor ahorrarse otro enojo a tiempo.-Lo prometo...- el sonido de las aguas la permitió un silencio ente ambos antes de proseguir.-te volveré a decir Devas si insistes con pequeño Ezequiel.

Aguerrido, testarudo y difícil de encagar en algún canon estándar, parecía difícil de creer que se huviera criado en aquellas tierras, pacíficas y tranquilas. Pero aquel demonio le había robado su sonrisa muchas veces, había roto la barrera, ya era inútil negarse que sentía algo, por que era lo único que podría explicar sus berrinches.

-Devas llevo vidas a la muerte, Devas perdio algo importante, Devas fue atado a una promesa que lo consume lentamente, causo daño a un nivel masivo que no podrias imaginarte, las vidas que arrebato Sebel en nombre de mantener la pureza de la raza, vidas que inclusive no veian la luz del mundo-

Se encogio de hombros girandose tres cuartos hacia el rubio, la postura que habia tomado mientra mantenia el cigarrillo en los labios le daba un aire relajado y lejano y la mirada oro se clavo en la figura ajena, sonriendole suavemente, si n malecia pero con una intencion oculta en medio.

-Bien, sera un trato y de igual manera seguire con mis conclusiones, soy alguien inamovible si las razones no son bien fundadas.-

Se ladeo un poco mas, apoyando una mano en al cintura y la otra en su menton aun sosteniendo el cigarrillo con los labios, parecia estar meditando en algo bastante profundo y complicado, eso parecia.

-Si he de seguir tu logica... ya veo, ya veo comprendo... esa ha sido tu molestia.- Arqueo una ceja tomando de manera pausada el cigarrillo de sus labios con la mano derecha, lo sostuvo asi un par de minutos calando hondo y conservando la posicion como si decidiera o no quitarse el tabaco de los labios avanzo en direccion del angel, habia sacao el humo suavemente lejos de Ezequiel una vez que estuvo parado justo al frente del rubio.

-Entonces... segun tu teoria... yo debi robar el beso...- Y acto seguido se inclino, robandole un segundo tesoro a esos labios aterciopelados y calidos, las orbes no habian dejado de observar al angel mientras se propinaba le contacto, fue rapido y con aquella mano libre le acaricio el menton y la mejilla, los ojos dorados chispearon clavados en los ajenos.- Me gustas demasiado Ezequiel, eso cuenta como una declaracion?- Se separo suavemente del otro llevandose de nuevo el cigarro a la boca, seguro que ahora aquel mismo sabor lo tendria el rubio.

-Tu hermano, como es?, quiza haya manera de que lo encuentre para ti-

-La verdad, no sé quien es realmente el oscuro en esa leyenda...de momento entiendo que Solei tenía un misión especial para cada uno de ustedes, en teoría, la responsabilidad de perpetuar cada raza por separado...ya me has aclarado que Devas dejó de apoyarlo. Aunque no es que solo se trate de tu vida privada, sino todo lo que acontece alrededor de ella...en alguna parte de tus recuerdos debe haber alguna pista que explique lo de los polvos plateados...

Lo observó por el rabillo del ojo cuando mencionó aquello.

-Ya somos dos...-murmuró suave, realmente necesitaba el testimonio de Devas y no descansaría hasta sacarle algo más, por que temía que siguieran buscando ángeles puros para esos fines sangrientos. Solo esperaba que el número no aumentara de más. Lo vio acercarse de nuevo ,mostrándose comprensivo tal vez, solo que al no poder leer sus pensamientos o sentir un poco lo que el otro sentía, estaba en desventaja. Miró de soslayo aquel cigarrilo y el humo que desprendía, no fue necesario usar sus poderes para alejar el humo, pero realmente era un mal hábito en los demonios.

No le dió tiempo a reacionar cuando el otro se inclinó a su altura, robándole un beso otra vez y sorprendiéndolo. Sintió el dulce roce de los labios de Maximilian, acariciando los ajenos en apenas unos pocos segundos y logrando ponerlo nervioso otra vez. Ezequiel por algún motivo no huyó de ellos esta vez, tan solo quedó allí estático por que parecía estarse tomando las cosas de otro modo. Igualmente aquella sorpresa volvió a enojar una parte y su calma acabó pronto, dando una paso atrás y hundiendo su mirada con enojo en el ajeno.

-Maximi...tsk...-se encogió de hombros y se negó a sí mismo esa actitud, pero Ezequiel estaba fuera de órbita, no podía ubicarse en aquel instante y ni acomodar sus pensamientos. Pensar que solo por un beso se quedaba así, bueno, un beso y las palabras que siguieron para acompañarlo "me gustas demasiado"-...hum, hum...mmm...hum...-se rascó la barbilla.

Su mirada se meció en dirección hacia el demonio ante aquella proposición, meditando si tenerla en cuenta o no. Se había vuelto muy amable de pronto, seguro que si lograba encontrar a su hermano tendría una gran deuda con él, era una de las cosas que Ezequiel tenía buenas, odiaba deber a otros y no se quedaba satisfecho hasta sentir que había cumplido por igual.

-Puedo aceptar tu ayuda, pero antes debes responderme a una cosa...dices que en un duelo eres capaz de usar la magia blanca, ¿como es eso posible?.

-Solei tenia una mision especial para cada uno de nosotros?- Le miro duvitativo y termino por dejar emitir una sonrisita casi infantil tras escuchar las palabras del angel, nego suavemente con la cabeza entretenido con la idea.- Yo tambien me pregunto si tenia alguna mision para nosotros, pienso seriamente que tienen una idea equivocada de Solei-

Aquellos recuerdos del padre de todos eran exageradamente vagos, una que otra imagen muy lejana, demasiado borrosa como para siquiera decir que era en verdad un recuerdo, dudoso inclusive para saber si era algo real o inventado por su memoria ociosa, no, era imposible decir si las imagenes donde el creador de Eterna era el protagonista eran reales o no, su me moria era una laguna llena de fosos imposibles de sondear o interpretar, algo faltaba, tenia mezcla de dolor, arrepentimientos, pero los recuerdos felices no estaban en su cabeza, como si estos hubieran sido arrebatados y no le pertenecieran mas y sin embargo sentia que el sitio donde estuvieran estaban bien resguardados.

-Esto ha sido un avance, no has salido huyendo y mi ropa y la pagoda siguen de una sola pieza- Menciono tranquilamente observando la estructura del edificio mientras el angel parecia estarse debatiendo, era sencillo de leer una vez que es mascara de perfecta pulcritud se desvanecia por completo de las facciones del rubio de cabellos dorados, era demasiado adorable aun si esl mismo angel no podia reconocerlo- Bien, suponia que dirias algo como eso a final de cuentas, no dejas de ser tu mismo, no es asi?-

Parecia aquel pequeño y delicado angel estar empeñado en develar sus secretos, pero el tan avaro como curioso, podia dar un par de vueltas a callejones sin salida para guiar al angel si asi lo deseaba, la manera en que se habian desenvuelto las cosas parecia tan peculiar, tan fuera de si, aquellas palabras que su boca emitiera casi de manera natural le hacian preguntarse si eran a causa de seguirle el juego, de complacerlo de alguna manera o si habian sido sinceras, no era el alguien que se negaba sustancialmente a enamorarse nuevamente, peor aun de aquella raza complicada?

-Mi esencia sigue siendo la de un original o algo similiar segun veo, los originales no tienen limitaciones al respecto de la magia, si bien tienen mas inclinacion a ser diestros en alguna area; por ejemplo, los angeles son mas abiertos y estan mejor preparados para manejar la luz, lo puro, su noble corazon les lleva a ser mas abiertos a la hora de conjurar magia blanca que es una especie de magia pasiva, la misma barrera que pueden crear es una prueba de lo que te digo, los demonios tenemos mas inclinacion por la oscuridad, somos mas receptivos a la magia de ataque, esa es la magia oscura, somos tambien un poco mas tramposos y complicados, nos ha llevado a desarrollar a los familiares, es nuestro sustituto de la barrera, y los terranos que son perceptivos a todo y a nada al mismo tiempo, convocan sabiendolo perfectamente de todo, pero su misma falta de apego es lo que los hace seder mas prontamente a la hora de conjurar magia, te lo dije no es asi?, la magia es una cosa de voluntad-Hizo unos ademanes sencillos con la mano y recito un par de palabras en aquel lenguaje antiguo, dejando aparecer una pequeña esfera de luz- Lo ves, el conocimiento de hechizos, como un original es lo que me permite hacer uso de esta magia, imagino que es una cualidad nuestra, regalo de nuestro padre, pero... posiblemente mi magia no es tan buena como la tuya en el estricto sentido. Te daria una buena batalla, pero jamas podria ganarte solamente usando la magia blanca, pero dada mi naturaleza, seguramente haria uso de la oscura y la elemental, en la cual puedo manejarme mas facilmente-

Los ojos se le estrecharon haciendo desaparecer la esfera de luz sonriendole al angel

-Por ejemplo, se que manejas la magia que invoca el viento y solo eso, yo manejo fuego, un fuego que se aviva con tu viento, tambien puedo controlar el agua y justo aqui hay mucho del vital liquido- El ademan que hizo fue suave y elegante, señalando en direccion de las lagunas y demas pozos de agua que saltaban a la vista.

-Aparte, parece que te estás comportando mejor...-tan solo sonrió ante su respuesta por el avance que el otro había mencionado y un poco más amable, ese porte característico de Ezequiel simplemente formaba parte del. No sabía si adorable podía ser la palabra para describir su forma de ser, pero tambien dependía mucho del respeto que otros le mostraban y no dudó en romper la norma que decía que todo ángel no debía indagar en la forma de sentir de sus hermanos a menos que le concedieran un pacto. Pero quería asegurarse de que Maximilian no seguía jugueteando de algún modo. Ya que le iba a ceder mejorar su relación de algún modo, si el otro se daba el lujo de leer pensamientos Ezequiel podía darse el lujo de saber como se sentía en ese instante. Era igual a él, tan igual, vio confusión, vió miedo y huída, pero también vió ese algo, algo que estaba naciendo en Maximilian, era una buena señal y lo sentía cálido hacia su persona, ese sentimiento en concreto. Una excelente señal, sin duda.

Lo escuchó muy atento y sonriente, dándole vueltas en su cabeza a lo Maxmilian le explicaba sobre las razas y analizando aquello. Realmente podía afirmar que él era menos tramposo comparado con los demonios, pero tambien había demonios realmente adorables, sin ir mas lejos, su hermano pequeño. Estaba continuamente confuso y solía atacar cuando estaba perturbado, lo curioso era el control que sin embargo tenía su familiar en sí mismo. Aquella hidra no se asimilaba en casi nada a Mirtros, Ezequiel había hecho bien su trabajo volviéndola más paciente y logrando que compaginara todas sus cabezas. Cuando vió el familar de Mirtros por primera vez, se sintió incapaz de abandonar a su pequeño hermano a su suerte, así que a escondidas y sin que el demonio lo supiera, se había encargado de adiestrar a la hidra centrándose en su entendimiento con los seres vivos.

Se emocionó cuando escuchó aquel lenguaje antiguo, pues formaba parte de los glosarios que había logrado descifrar en sus estudios y ahora la leyenda se revivía. Vió como el demonio era capaz de generar una esfera de luz, sonriéndole entusiasta y acercándose sin más a la esferita. Parpadeando al ver que se desvanecía de nuevo...

-Mmm...oh¡...eso tambien puedo hacerlo yo...-y con bastante facilidad, a diferencia de Maximilian no casi no mencionó dos palabras para invocar la misma, seguramente era la pureza de su magia, su propia naturaleza. Invocó dos y tres más mientras lo escuchaba, dejándolas danzar libremente por la padoga como pequeños espíritus. Ese lugar era tan sagrado que incluso sentía un ligero incremento en sus poderes blancos.-Así que el fuego...-dirigió su mirada al agua durante un instante, sonriendo dulcemente ante la paz que ahora sentía, era un paisaje realmente hermoso. No tardó en observarlo de nuevo.

-La verdad es que yo solo puedo manejar el aire, era bastante habilidoso desde niño...aunque causaba bastantes problemas.-comentó sonriendo un poco resignado.-Como ya has podido comprobar, incluso ahora que llevo años dominando el elemento aun no logro controlarlo del todo si me altero demasiado. Siempre podría intentar paralizar el tiempo cuando esto sucede, pero en ese instante estoy fuera de sí...supongo que a pesar de mi apariencia tranquila, en realidad soy tan volátil como el aire. Pero no me quejo, la verdad que es una ventaja para desplazarte de un lugar a otro...

Se rascó la mejilla pensativo y calmado, se sentía mas a gusto de lo normal y eso le resultaba curioso, ese sentimiento la causaba mucha curiosidad.

-Hum...Maximilian...lo he estado meditando...-comentó acortando un poco más las distancias entre ambos y alzando la vista para que fijara su atención solo en él.-oye...¿crees que podrías hacer un pacto conmigo?.

-Un pacto?- Puntualizo curioso, se quedo en silencio por un instante mirando en la direccion de las lagunas, estrechando la mirada color dorado mientras el cigarrillo se consumia lentamente entre su dedo indice y corazon sin que el pelirrojo se dignara a probar el tabaco nuevamente al tiempo en que se debata- Que clase de pacto quieres que firme contigo?-

La voz modulada y controlada salio lentamente de los carnosos labios del mayor, moderadamente se giro en direccion de Ezequiel con una expresion indescriptible y apacible, no parecia estar pensando en nada, ni sintiendo absolutamente nada, solo estaba ahi parado, detenido en un instante del tiempo incapaz de coordinar lo que su corazon dictaba y lo que su mente gritaba, al punto de no llegar a ni un solo acuerdo o decision dentro de si mismo. Un movimiento casi mecanico fue el sutil movimiento de los parpados al pestañar, antes de que la mirada se girara nuevamente en direccion de las lagunas.

-Como demonio, no puedo faltar a mi palabra, puedo inclusive mantener mas de una promesa, pero la naturaleza de la misma me lleva a pensar o desconfiar de lo que puedo o no prometer-

Calo esta vez lo que quedaba del cigarrillo con lentitud, dejando que la sensacion quemante, incendiara la confusion en su interior, noto como lentamente llegaba al filtro aquellos puntitos rojizos que demostraban que se habia terminado el palillo blanco y sencillamente dejo que se quemara por completo en su mano al invocar una llamita de color naranja, mas clara que el color de su cabello.

-Hace ya mucho, hice una promesa, una que casi me mata, que me pediras que te jure?- Le miro sonriendole tristemente de repente, la sonrisa apaciguada en los labios del demonio era amarga- Eres cruel Ezequiel, demasiado cruel. Te debates entre lo que sientes y lo que deseas, ansias conocer y me haces dudar de tus intenciones, no me has dado una resolucion y no se si te dignaras a cederme tu corazon y tu alma aun si estas estan mezcladas con los remordimientos y el dolor de una vida que se supone debes dejar atras y aun asi, pretendes atarme con una promesa...-

Dejo que las cenizas se escaparan de su mano cuando la abrio y la brisa floto alrededor de ambos. Se acerco al angel que era rodeado por aquellas esferitas de luz, rozandole el rostro suavemente con las yemas de los dedos.

-Me gustas... pero que piensas tu de mi?, que clase de promesa es la que quieres que te haga?... vas a por todo lo que hay en mi, aun cuando te digo que no hay nada en especial?-

Suspiró ligeramente cuando se encontró con esa sonrisa entristecida y luego seguida de aquellas preguntas. Se dirigía todo a lo mismo, lo sentimientos de Ezequiel . Lo observó extrañado, juraría que cuando se habían visto por primera vez Maximilian no se preocupaba demasiado por cosas como los sentimiento profundos, pero ahora con ese cambio de actitud Ezequiel sabía que había pasado de juguetear a tomárselo más en serio.

-¿Crees que me tendrías así si no huviera aceptado mis sentimientos?...-le dijo puntual y con una serenidad perturbardora.- Yo por la leyenda no arriesgaría tanto, es obvio que de algún modo nos une y sabes lo que quiero averiguar...pero tambien quiero dejar de verte sufrir por ella.

Ezequiel podría sentir incluso miedo al estar cerca del mayor y tenía sus razones, pero en ese instante, sentía que la máscara del ajeno no estaba.

-Maximilian, no sé si realmente te estás haciendo una idea de lo que esto significa...de que valor le quieres dar...-entrecerró su mirada, sabía que a una parte de su ser, ese demonio realmente le importaba como tambien sabía, que con él se necesitaba tiempo.-No es tan complicado como te lo estás imaginando...es mucho más sencillo, es algo ingenuo y dulce, creo que necesitamos tiempo mientras nos vamos conociendo...y no es que te lo esté negando.

De pronto le negó silencioso dando a entender que se estaba equivocando y buscó el contacto ajeno. Dió un paso y su mano se aferró timidamente a la camisa del demonio, dejando reposar su frente en el ajeno. Sintió de inmediato la calidez de aquella respiración depositarse en esa sensible zona de su piel que era el cuello, haciendo sentir al otro la suya propia.

-Bueno, digamos que quiero sentir un poco como te sientes tú y tambien...-se apenó ligeramente bajando la mirada .- Quiero que sientas como me siento yo, que comprendas parte de mis sentimientos y así yo podré comprender parte de los tuyos...es de dos, esto es de dos.-murmuró suave.-no hemos tenido un pasado muy feliz que digamos y creo que podría ayudarnos el compartir el trauma de ambos, por que creo que realmente puedes ayudarme. Nadie podría comprender mejor que tú un pasado tan oscuro como el mío...

Acababa de admitir sin darse cuenta que estaba dispuesto a hablar de si mismo con Maximilian y sin que este siquiera huviera tenido la necesidad en ese instante de reclamárselo. Ezequiel se mostraba dispuesto a profundizar en su relación ¿Acaso no era eso lo que Maximilian quería?

-Además, siento demasiada desventaja...no puedo percatarme de inmediado de si has intentado leer mis pensamientos, solo espero que no sea algo que hagas con demasiado frecuencia...con el pacto de simbiosis, nos entenderemos mejor mutuamente...es eso.

-Todo puede ser una mascarada, Ezequiel, lo que veo y lo que siento esta interpretado a la percepcion de mi mente, ya has demostrado que eres un tanto peculiar, indeciso y sobre todo apasionado.-

Sintio el toque de aquel angel, la respiracion sosegada, le escucho quedamente, sin hacer mencion, la profundidad de las cosas que tanto mencionaba el angel de cabellos rubios la conocia, tanto como para no ceder tan facilmente, para no terminar de involucrarse con ese capricho que tenia frente a si, Remil le habia dejado una mala experiencia con respecto a los angeles, a sus promesas de amor. Les ataban y despues...

Egoistas como ellos mismos, soñadores como pocos, los angeles eran un dolor de cabeza, su corazon queria ignorar todo aquello, su mente parecia gritarle los defectos continuamente, advertirle, no podia ceder, aquella parte de el que recordaba el pasado de otra vida se lo decia, le advertia. Se separo del angel con la sonrisa ladina y relajada de momentos atras como si aquello que dejara olvidado regresara a el con lentitud.

-Nunca me ha cruzado por la mente leer corazones o mentes, pocos lo saben, pero es una via de dos canales, al abrir la mente para indagar, el ajeno puede leer tambien un poco de la persona que invade, estatus quo, nada en este mundo es gratis- Puntualizo con firmeza y seguridad.- Solo que los angeles lo ignoran, estan demasiado obsesionados y distraidos con la invasion, con la pretencion de saberse indignados, que no prestan atencion a las fluctuaciones que resuenan de los pensamientos ajenos a los propios.-

Le dio la espalda sin intencion de parecer grosero, encaminandose a una de las columnas de la pagoda, observando nuevamente aquellos paisajes.

-No pienso que sea el momento indicado para profundizar tanto, hay mucho en mi que no debe ser visto aun, hay cosas en mi corazon, en lo profundo de mi alma grabados de tal manera que las cicatrices aun estan frescas y que me temo; en un corazon como el tuyo no seal del todo indicadas- Le encaro esta vez, observando la reaccion del angel.- Nada me haria mas feliz que sencillamente intentar comprender del todo esa mente que llevas contigo, asimilar lo que tu alma y corazon lloran, pero...-

Dejo la frase inconclusa mientras meditaba todo aquello.

-¿Pero?...-cruel o no, no daba esa opotunidad dos veces y Maximilian la estaba alejando peligrosamente.

Todavía recordaba aquellos acercamientos en la biblioteca y como se había atrevido a besarlo. Para una vez que Ezequiel cedía ante otro por amor, le salía el tiro por la culata y eso no le había gustado para nada, estaba indignado y molesto por la propia situación en sí. Se había ofrecido dispuesto a arriesgar mucho pero no lo veia compensado con la otra parte, dándole a entender que debía protegerlo de sí mismo.

-Puedes leer mi mente incluso en un momento de distracción y puede que no sienta tus poderes oscuros invadiendo mi propia luz...al revés yo puedo invadir tu oscuridad y observar desde otro plano que sientes y buscar de algún modo interpretar lo que piensas...pero es difícil de averiguar r cual de los dos poderes invade más el espacio personal del otro y en que medida...¿De que me quieres proteger que consideras que ya mi otro yo interior no haya visto o vivido?

Suspiró pesadamente y permaneció en aquel lugar, no realizando movimiento alguno más que observar al demonio. Parecía estar pensando algo profundo pero realmente lo único que se estaba limitando a hacer en ese instante era esperar una respuesta.

- La única conclusión a la que llego de todo esto es que los dos estamos sintiendo algo más profundo de lo que deberíamos, por que nuestros mundos son muy diferentes...y que necesitamos tiempo. Aunque una parte de mí pensó que podría ser muy positivo, incluso para ayudarme en la búsqueda de mi hermano Mirtros...erm...un demonio...jeje...-se rascó algo apenado la mejilla, recuperando la serenidad después de aquella sonrisita esporádica.

-Observar lo que hay en mi- Se llevo una mano con delicada lentitud hasta el menton encarando nuevamente al angel, sonriendose extrañamente.- Devas el oscuro, Devas el que una vez se lleno de amor, de todos aquellos sentimientos puros ya decuados, nadie puede imaginar el dolor y el odio que le corrio por la sangre y enveneno su corazon cuando todo... termino-

Los ojos se volvieron frios, sin emocion alguna, dagas de hielo color dorado y aquella voz, casi sepulcran, profunda y ajena, muy lejana escapaba de su garganta, uno paso, dos pasos no termino de contarlos cuando tomo el brazo del angel con firmeza, un simple atisbo, como podia alguien como Ezequiel controlar lo que el mismo dominaba con grandes esfuerzos, el angel tan metido en su propio dolor y odio, en su culpa, pretendia darle una vision diferente de la vida.

-Puedes tu, que vives atado a las cadenas de tu vida pasada, tratar de aligerar las de la mia?- Una sonrisa vaga, casi cruel se le escapo a Maximilian de los labios, no podia, no debia dejar que ese angel, que ese ser le cautivara mas, debia por todos los medios alejarlo, lo ansiaba tanto, al punto de no saberse capaz de controlarse, lo sabia, por mas que quisiera engañarse lo sabia mejor que nadie, todo su cuerpo, su ser clamaba por el angel de cabellos dorados y mirada serena, su alma repiqueteaba emocionada cuando el alma, la esencia de Ezequiel estaba tan cercana a el, lo deseaba, pero... si... estaba ahi ese pero...- No me hagas reir...-

Estrecho el agarre, casi al punto de hacerle daño, dejando fluir una pizca de lo que dijera, haciendole saber lo que realmente significaba aquel abismo de su vida pasada que no debia ser abierto. Dolor, odio y desesperacion, profundos y desgarradores, densos, axfisiantes, atisbos minusculos de memorias confundidas y dolorosas. Habia un claro resentimiento contra Solei, el padre de todo jamas habia acudido a su rezo, jamas habia recibido una respuesta que calmara su corazon cuando Sebel habia enloquecido, odiaba a Sebel de tal manera que ardia en su pecho el dolor, Sebel no dejaba de ser su hermano, su hermano mayor, su admiracion, pero tras aquellas atrocidades, tras todo aquello, aun si el dolor podia agujerar el corazon y su alma, sabia que solo habia una solucion para calmarse, matarle, destrozarle, su sangre pagaria a Eterna todas las injurias que cometiera contra la tierra, contra todo ser vivo. asi lo deseaba.

El atisbo, ese minusculo granito de emociones que le mostraba al angel de manera violenta, casi tan dolorosa como la misma carga que Maximilian llevaba consigo asomo un sentimiento calido, Remil el de dulce sonrisa, el de mirada apacible, su Remil, una fugaz mirada, un gesto era todo lo que mantenia del angel, el sentimiento debil y calido que aun anidaba en ese corazon dio paso a un dolor desgarrante, uno que era incapaz de ser controlado o descrito con palabras, y aquello que mostraba a Ezequiel era solo una milesima del dolor que en verdad sentia y aun asi, el mismo se sentia abrumado. La desesperacion dio paso al dolor, uno desgarrador, el deseo perdido de vivir cuando ese angel de dulce sonrisa habia dejado este mundo y atado como estaba a vivir, el dolor de no poder seguirle era tal... una promesa, una promesa que le mato lentamente, que consumia todo lo que el era... vivir sin realmente hacerlo... aquella desesperacion dio paso al odio, profundo e hiriente, el egoismo de aquel ser, de ese dulce ser que habia amado tanto... y luego, arrepentimiento tras la desesperacion, de aquello a la nada, le solto sin inmutarse, regresando su mirada a la nada, tratando de dejar aquello que sintiera en la nada nuevamente, esa miradita al interior que guardaba, a esos recuerdos que se suponia eran suyos pero los sentia ajenos a el, ese diminuto granito de arena que le mostrara al angel suavisado para no lastimarle le habian dejado un sabor amargo en la boca.

Hacia palpable esa sensacion de ser ajeno, de no comprenderlo todo en su totalidad, se sentirse reservado y egoista, era algo suyo que no sentia como tal, era esa la razon por la que podia ver comodamente todo sin dejarse arrastrar por las cadenas de esa vida pasada, de ese dolor, esa vida era una pasada y solo eso, no podia encadenarse a algo que no era ya, era asi de simple.

- No obtendras nada a cambio de mi parte al menos que por igual cedas y no haré medida de cual de los dos sufrió más. -Cuando lo tomaron del brazo no fue capaz de trasmitirle mas nada a Maximilian que vacío.. Notó el dolor en su brazo, esa presión que antes que alejarlo lo acercaba más a donde quería llegar y entonces lo vió.

-Devas...-alguien ajeno a la propia voluntad de Ezequiel utilizó sus propios poderes sin medir las consecuencias, drenó esas emociones del demonio para sí mismo, sus ojos se cristalizaron de repente, su ser puro clamó que parase de una vez a ese ser pero el otro yo insitía en volverse más fuerte. Sintió ese torbellino de emociones, el odio a Sebel y luego la dulce y pequeña sensación que le dejaba Remil en comparación a todo el sufrimiento que le llegó luego. ¿Entonces por que insistía en decir que le gustaba si no quería revivir más de aquello?. Solo que Ezequiel nunca había sonreído por amor a alguien, estaba tan limitado en conocer el sufrimiento de Devas como Devas el suyo. Cuando estaba a punto de intentar soltarse los ojos avellana de Ezequiel se volvieron más claros. Lo observó fijamente a los ojos y algo extraño sucedió, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, sintió satisfacción de su sed de venganza, recordó como su ser disfrutaba alimentándose del sufrimiento de otros y muy a su pesar, para lo más enterrado de su alma. Le sonrió sin más, observó con ternura el sufrimiento del antiguo.

Aléjate de mí...estoy lejos...te hará daño...

-Fuí bastante cruel en mi anterior vida, nunca he valorado realmente los sentimientos de los demás...pero lo mejor de todo es que nadie puede reclamarme algo de eso...por que es justo lo que trato de evitar..Tsk...-se quejó ligeramente cuando el otro soltó el agarre, privándolo de estudiar frívolamente parte de aquellas emociones.-Mmm...tranquilo, no te vas a reír...desde luego, no sé que has podido ver en Ezequiel. Haber que hago yo rompiendo leyendas y tratando de quitarle a Remil, su Devas...creéme, si él te sigue amando no le va a gustar para nada que rompas tu promesa...pero no te culpo, tú tampoco sabías que ibas a reencarnar como yo tampoco sabía que haría lo mismo. Me tienes en una situación realmente comprometida...¿sabes?.

Usó parte de sus poderes curativos para aliviar ese dolor, esa presión que aun sentía continua en su brazo. Se esperaba algo similar al orgullo de Devas, portador del máximo sufrimiento según el se creía, el ángel no haría una comparación ni lo mediría en un balanza. Solo sabía que al tocarlo se había visto a si mismo otra vez y el recuerdo de su origen, se terminó de fundir sin pedirle permiso, sin siquiera darle una pista de que podría suceder al acercarse tanto a otro reencarnado. Ahora comprendía por que buscaba ansioso a las leyendas y para su desgracia, ya no había marcha atrás.

-Está bien...a diferencia de mí...tú todavía no has superado el pasado y no puedes entender mi sufrimiento hasta que no te sobrepases al tuyo...-jadeó pesadamente y notando a su corazón cansado igual al de Devas, incapaz de engullir mas emociones negativas, negándose a seguir sufriendo. Su aura cambió, el aire que lo rodeaba comenzó a mecer sus hilos dorados en caprichosas direcciones y tan solo volteó en dirección contraria. Volbió su mirada hacia la cascada y andó hacia el frente, llegando a la orilla del acantilado y disfrutando de las hermosas vistas.

-No creo que sea buena idea iniciar algo juntos...hemos sufrido demasiado por separado para ahora juntar nuestros caminos. Incluso si nos podemos comprender mutuamente, puede que sea mejor decirle al corazón que no somos los más adecuados el uno para el otro. Por que el intenso dolor formó parte de nuestras vidas antiguas, uno tan profundo que nos hizo olvidarnos por un momento quienes éramos, olvidarnos de nosotros mismos y ahora revivirlo el uno con el otro, nos hace recordar, que no queremos pasar por lo mismo una y otra vez.-cruzó sus manos y se llevó ambos índices al mentón.

Pensativo y en ese instante tan distante de Maximilian como de Devas. Las lucesitas que había creado se movieron graciosamente en el aire como si tuvieran vida propia y se quedaron a ambos lados del, meneándose y haciendo piruetas en el aire que ahora rodeaba a Ezequiel. Ese elemento formaba parte de su ser y estaba tan ligado a sus propias emociones que pocos podían alcanzar ese nivel.

Soy un mosntruo...

-Estúpido Ezequiel...-susurraron suavemente sus labios, notaba a una parte de su alma llorar y cerrarse, pero ya no iba a permitirle a ese idiota intentar suicidarse de nuevo, pues sentía demasiado curiosidad por las emociones ajenas.-Estoy notando muchos cambios a mi alrededor.-susurró con suavidad de pronto.

Por Solei que no sabía como había terminado por fijarse en un demonio, cuando eran ellos los causantes de todo su infierno y nada menos que Devas, se sentía en un plano astral diferente, sentía que había superado su antigua obsesión. Y ese pero no se lo reprocharía a Maximilian.

-Te equivocas y no lo comprendes.- Hablo quedamente, la voz modulada fluyo nuevamente, respondiendo a las palabras del angel, le miro con calma, sin indicios de sentimiento alguno- No estoy atado a mi pasado de la forma en que tu lo estas, no tengo remordimientos, esos sentimientos que has visto son los de mi vida pasada, no los que atienden a esta vida.-

Se alejo un par de pasos del sitio donde se encontraba, casi recorriendo la pagoda con un paso lento y marcado que retumbaba en la pequeña estructura, parecia estar cambiando de panorame concientemente y dueño total de sus actos, observaba la figura del angel ahi, la sonrisa fugaz, las palabras que mencionaba, el mismo estaba debatiendose.

-Soy solo un contenedor de esas memorias, te lo he dicho ya, no soy Devas, yo soy Maximilian, es el deseo de esta vida llevar a cabo algo que la otra vida debio hacer, poner las cosas en orden, nadie mas que Maximilian, las leyendas me tienen sin cuidado, la promesa que esa otra vida hizo, no es la mia- Esa pequeña caminata lo llevo donde Ezequiel de nuevo se quedo a un par de pasos de el, notando como este curaba la injuria que cometiera contra el.- Si hay algo que esta reviviendo, es solo por tu culpa, Ezequiel-

Le tomo suavemente por la mano, aun cuando el angel se habia deslizado hasta el acantilado, no dio tiempo a que esa mano se escurriera de las suyas, ahi donde lastimara la carne, donde imprimiera tanta fuerza deposito un beso, rozando con los labios la piel una vez que la dejara al descubierto, la sensacion quemante era agradable

-Te odio...- Mascullo quedamente, observandole intensamente, convirtiendo esas cuencas doradas en un oro liquido que mostraban pasion, una profunda pasion que despertaba, un deseo- Te odio por lo que me has hecho... por ser lo que eres- El alma de Maximilian reaccionaba a ese ser menudo en comparacion suya, a ese ser de faccion estoica, a esa alma revuelta y llena de dudas, a esa luz que emitia el angel aun si no se percataba de ello, reaccionaba a las emociones no de una vida pasada, si no de ese ser, ese llamado Ezequiel, lo jalo suavemente, imprimiendo una fuerza que era incapaz de lastimarle, acercandole a su cuerpo.

-Realmente lo eres, un gran estupido... que no comprende-

Le apreso por la cintura con la mano libre, robando el aliento ajeno, saboreandolo, sintiendo ese cuerpo en su totalidad, si bien lo sintio apresado, aquella mano que sostenia el brazo se solto para atrapar el rostro, sin deseos de dejarle escapar o rehuir, seguia observandolo a los ojos, presa del deseo que despertaba el angel inconsientemente en el.

-A quien quieres conocer Ezequiel... a Maximilian o a Devas, jamas me lo has contestado- Lamio aquellos labios maldiciendose por dentro, aferrando la mandibula del otro con la mano en aquella caricia cargada de deseo y pasion.- Maldita sea... como te odio- Apreso los labios con furiosa pasion, mordiendolos, subyugandolos, introduciendo rudamente la lengua en la cavidad ajena, saboreando al angel, devorandolo sin compasion, lo odiaba por despertarle pasiones, por provocarle ese sentimiento que se habia jurado no llegaria a tener jamas, lo odiaba por no decir aquello que el pelirrojo queria escuchar...

Si realmentre pensaba hacerle creer a Ezequiel que habían dos personas en su cuerpo estaba muy equivocado, Maximilian era tan consciente de si mismo si recordaba su anterior vida como sino lo hacía.

-El cuerpo es un contenedor del alma...-murmuró suave notando como aquellas luces se paraban, entonces giró viéndolo acercarse de nuevo a él. Al parecer no midió bien en que grado Maximilian se había encaprichado en él, ¿Por que tenía que complicárselo todo aquella reencarnación?. Lo veía tan absorto, tan perdido en negarse así mismo una y otra vez que no era Devas, que tan solo eran tristes recuerdos, que le robó una sútil sonrisa cuando lo notó besando su mano.- Debes entender que tú alma es la misma, tan solo necesita...

La mirada color miel lo observó atenta y apacible, había algo en aquel demonio que por igual perturbaba su paz,. Notó como ancendía, desnudando su brazo.

-Tsk...oye...¿Tu has escuchado?...-aquello le crispó, Maximilian le odiaba por hacerle recordar lo que dolía y al parecer no había puesto asunto a sus palabras. Se quejó cuando lo tomó por la cintura, una pequeña y fría ventisca que parecía desear congelarlo todo a su paso nació desde el suelo, empujándolo por el pecho algo colérico. Notó como apresaba su mentón obligándolo a mirarlo.-Nnng...Tú...

Sus ojos se clavaron en los ajenos como dos frías estacas , la brisa clamaba que se alejara de una buena vez y sin embargo aquella pregunta fué suficiente para distraerlo. Dió un respingo ante la lamida, notando el temblor de su ser y un violento sonrojo que se apoderó de sus labios y mejillas.- Eres uung...

Cerró el puño al notar el beso, enterrando casi las uñas en la piel ajena, sonrojándola al paso mientras el latido de su corazon se aceleraba en cuestión de segundos.-...¡¡MMMmm¡¡....-Su cuerpo de agitó bajo el yugo ajeno al notar aquella dichosa lengua otra vez, esa maldita y deliciosa que exploraba territorio vírgen. Húmeda y aterciopelada, excitándolo, aglomerando todos los sentimientos en un solo punto, obligándolo a recordar lo sucedido en el encuentro anterior. Un gemido ahogado se perdió en la garganta ajena, estaba tenso y eso se notaba en le torbellino que golpeaba a ambos, Quería escapar, quería quedarse, deseaba volar muy lejos y ansiaba ese calor que el otro desprendía. Con suavidad y timidez, sus labios comezaron a danzar solos, temblorosos ante aquel contactos pero ambiosos de más...aflojando el agarre despacio...

-Nng...Maxi...-un tono dulce y poco inusual se escuchó en el menor, se sentía estupido pero tranquilo, era como si su tormenta interior, se disipara. Su mano se deslizó por el pecho ajeno, acariciando a su paso el cuello ajeno en busca de más contacto, uno tímido e ingenuo. No podía explicar con palabras la paz que ahora calmaba su alma mientras posaba las yemas de sus dedos en los labios ajenos, delineándolo con curiosidad.-No necesitas escapar de tu pasado, vivir el presente...esa es la clave.

Coló sus manos bajos los fuertes brazos del mayor, abrazándose a su cintura y atrayendo más sus cuerpos. Tampoco iba a dejar que ese demonio se le escapara tan facilmente, él se lo había buscado.-Te haré responsable de hacerme cambiar de idea...cabezón.

Se sonrio con una especie de malicia y satisfaccion cuando escucho las palabras del angel tras el humedo beso, al sentir esas manos que se aferraran a el como garras ahora dejando suaves caricias, la intimidad de la posicion que mantenian ambos cuerpos. Por un momento resignado del todo ante el impasible viento, esperaba las heridas que este le causari al reaccionar al impetuoso algel, pero la respuesta de esos labios que torpemente, pero por instinto la respondian animo su espiritu en aquella exploracion.

-Ahora lo entiendes... el presente y nada mas-

Mascullo aun cerca del otro en un susurro que compartio solo para el, besandole la frente, se maldecia aun, el, siendo presa de un sentimiento como el que se jurara no tendria de nuevo jamas, aun si sabia que las cosas distaban mucho de algun punto intermedio, sabia que su alma revuelta y la caotica del angel distaban de llegar a un punto favorable o desfavorable para ambos. La esencia pura de las almas se habia impuesto sobre la razon a final de cuentas, no era asi que se manejaba el mundo?

-Sin ataduras, sin remordimientos. Eso es el presente, Ezequiel-

El nombre del angel siendo pronunciado por su lengua, el no molestarlo a posta con el diminutivo que tanto le hacia renegar, le sabia a miel, calentaba un poco solamente ese corazon que pensaba helado.

Sabía que le llevaría tiempo poder hablar tranquilamente con Maximilian de su pasado, él por su parte aunque lo había aceptado y hasta era superable para él que le dijeran Caín, todavía le molestaba esa parte en la que se confundían todas sus pesadillas y lo que parecía realidad se volbía ficción. Podía darse una oportunidad, siempre cuidando lo que ya sabía de sí mismo para no cometer el mismo error dos veces. Era obsesivo, ególatra, pero ahora podía respirar por que no estaba loco, su estado psicópata había sido el causante de su caos.

Ahora podía entender que el actual nombre de Maximilian era Maximilian, era extraño en verdad ser capaz de ver a la persona que ahora mismo lo estaba abrazando como una sola con un pasado del que quería renegar. Por mucho que Maximilian pataleara, Ezequiel sabía que solo lograría acceder completamente a su corazón cuando pudiera ser capaz de entrablar conversacíon con ese espíritu tan antiguo, más que las edades de ambos sumadas.

-Mmm...bien..-entrecerró su mirada enternecido notando aquel beso en su frente, y una sonrisita de satisfacción y paz interior se hizo visible, al parecer ya no tenía escapatoria. Ezequiel estaba bien pillado por ese sentimiento que Cromwell calificaba de egoísta, se le iría el santo al cielo si ahora mismo supiera que el antiguo Devas ya no era Devas, había renacido como Maximilian y le estaba tirando los tejos al conde.

-Siento paz...ahora mismo...-susurró suave, dejando que aquellos ojos dorados lo observaran un poco más por que le gustaba mirarlos. Hizó un gesto extraño, se puso un poco de puntillas como nunca se huviera imaginado tener que hacerlo y le dió un suave beso en los labios.- Solo lamento haber provocado que te sintieras forzado a hablar del pasado, por que eso quiere decir que no quieres que casi nadie lo sepa.

Le sonrió amable y tranquilo, ¿mimoso? cuando se dió cuenta se había acurrucado en el grandullón, disfrutando del abrazo de ambos. Por su parte le era difícil separarse.

-No quiero provocar que me odies más por ello.- estaba avanzando despacio, preocupándose un poco por los demás, priorizando otros sentimientos a los suyos propios. Era un avance tanto para Ezequiel.

-Ahora mismo me he quedado pasmado- Le abrazo con delicada postura, sorprendido por el beso diminuto, fugaz y timido que el angel le diera, una provocacion, un avance que no era forzado y que nacia del mismo rubio de cabellos dorados. La posicion le permitia acariciar los suaves y sedosos cabellos, enredar los mismos en el constante jugueteo, dejando que el cuerpo del otro se moldeara al suyo, hechos a la medida su mente era inundada por esa palabra al tiempo en que sentia el calor del cuerpo ajeno.

-No he dicho ya que te odio?- Arqueo una ceja, negando con la cabeza, dejando que los mechones rojizos se movieran de un lado a otro ante la negativa, con el gesto cansado y aliviado al mismo tiempo apoyo la frente en la cabeza de Ezequiel, abrazandolo a su cuerpo un poco mas- Chissst- Apostillo para silenciarlo emitiendo el sonido con los labios y la lengua, con media sonrisa en los labios.- Calla y no alegues, escuchame bien.-

Ordeno quedamente, aspirando el aroma de aque cabello ante cualquier protesta de aquel de estatura mas baja, podia apostar que el angel saltaria con protestas ante las palabras que dijera el pelirrojo referentes al odio que decia podia sentir por el de mirada color avena.

-No tiene que ser algo que comprendas ahora, mis palabras y el significado que les puedo dar. No es el momento aun, pero algun dia.... algun dia-

Repitio las ultimas palabras, acariciando con la mejilla la ca beza dorada, entrelazando los dedos de su mano con la ajena.

-Que pequeño y delicado eres, te molesta que lo diga asi?, te molestaria aun si te dijera que las cosas pequeñas y delicadas me causan ternura y amor?- Le miro con un airecito divertido y vivaz en la mirada y la sonrisa bailarina en los labios.

Le gustó sorprenderlo, deleitarlo, hacerle entender que tambien le quería a un grado que no deseaban pensar en el tiempo que corría tras ellos, era ahora en el presente, cuando sus almas deseaban estar juntas e imaginarse un futuro juntos, sin la posibilidad de que fuerzas ajenas a ellos dos se lo impidieran. Por que era lo que le habían hecho entender a Ezequiel con aquellos gestos. Nada le importaba demasiado ahora mismo, solo sabia que..cansado de renunciar a tantas cosas, quería aferrarse a alguna, no estaba dispuesto a renunciar a algo que nunca había tenido. Se oyó un ligero ronroneo al sentir como acariciaban sus cabellos, haciéndolo sentir apacible y de buen humor. Estaba realmente raro...entrecerrando su mirada al sentir el abrazo, dejándose hacer sin más...

-No te preocupes...sé esperar...-le sonrió sereno dirigiendo su mirada a esas manos que ahora el mayor juntaba, él tambien sentía ganas de cosas nuevas, de amar a otra persona de forma diferente, pero se sentía tan diminuto ...Le sonrprendió la diferencia de tamaño entre sus manos. Ezequiel era alto pero sus manos tan finas...y para colmo aquella palabras.-Tsk.

Se sonrosó revelde, por que en primer lugar odiaba la toma de poderes con respecto a su persona y lo segundo fue entrecerrar sus orbes, flechándolos en aquella sonrisita. Era esa sonrisita y hacerle sentir pequeño...

-Esta bien...solo quiero que te quede clara una cosa...si huviera tenido que elegir cuando la adivina de Hell me lo propuso, sería semilla...-se sorprendió ligeramente al escucharse a sí mismo, por que no podía explicarse que hacía planteándose algo así. Espera...claro...-Hum...hum...-con soberbia desvió su mirada a un lado y alzó el rostro, rojo como una manzana.

-Y...-volbió a mirarlo fijamente, inspeccionando graciosamente las alturas como si intentara demostrar algo, El sonrojo del ángel era tan evidente que hasta él se notaba el calor interno..- me sobrepasas diez centímetros, eres tú el que mide demasiado alto.

-Serias?- Ambar cejas se curvearon entre sorprendidas y expectantes, aquella revelacion tan intima en comienzo le provocaban un monton de dudas en la cabeza, Ezequiel era un ser tan peculiar, tan extraño y diferente, tan orgulloso y nuevo, inexperto, tierno a su manera.- Si no eres una semilla, es que eres un portador?- Afianzo aquella mano claramente mas fina que la suya entre sus dedos, la calidez de la piel le quemaba la piel y la llevo movido por el deseo y la ansiedad a su boca, donde dejo un beso en el torso de la mano.- No pienso que mida demasiado-

Los ojos se estrecharon con una mueca dificil de describir, era una sonrisa, con una malicia y un deseo profundo lo que marcaban aquellos ojos, practicamente devoraba al rubio con la mirada.- Mi altura y fisonomia es perfecta, todo lo demas es demasiado pequeño.- Mordio la piel con cariño, ahi donde dejara un beso, dejo una marquita rojiza una vez que succiono la piel.- Delicioso.-

Llevo la mano del angel a su rostro, acariciandola con la mejilla, le dejo un beso en la palma.

-Ese sonrojo es delicioso en tu rostro.-