Miedo

Serenidad y reposo, buscaba eso desesperadamente, los sacerdotes revoloteando alrededor suyo, el bullicio de los curiosos por el ataque sin saber bien lo que significaba, no mostro jamas esa ala diciendo que no podia manejarla a su antojo, la sentia extraña y no deseaba que le estuvieran llamando por un nombre que no era el suyo.

La platica con la adivina de Hell calmo su animo suicida y su pensamiento confuso; pero aun tenia una espina clavada en su alma, las cicatrices en su cuerpo que recien comenzaban a cerrarse; aun cuando las curaciones de los medicos angelicales fueran perfectas el daño fue tal y desconocido a cierto punto que les tomo cierto tiempo. Se inclino en el banquillo de madera de el oratorio cavilando lo sucedido, lo dicho.

-Remil-

El oratorio fue simpre... Un lugar demasiado cursi a su gusto.

El sonido de cristal rompiéndose inundo el espacio que antes había ocupado un nombre, uno que últimamente se escuchaba en incesantes murmullos, anuncios de llegada. El rugir de cristal roto era más agradable. Estrendoso. Las reliquias recientemente robadas era la inspiración para la treta, la imagen por la que imploraban tantos.

¿Qué haría el ángel postrado ante la figura por la que le habían cambiado el nombre? Llaman y llaman, pero ninguno cree que verá. Si adoptara su forma, su voz, y lo llamara: "Ángel"

El silencio roto por una voz le tomo desprevenido, solo girar la cabeza miro al otro ser en aquel recinto. No le causo gran conmocion y los pensamientos tan turbios tal cual los tenia le jugaban una mal pasada en aquel silencio sepulcran donde el mundo solo parecia ser de el y nadie mas. Ignoro si la palabra resonante iba dirigida a el o era un producto de su imaginacion; pero la mirada del rubio se fijo de nuevo en la nada, pensaba dejar que esa otra persona disfrutara del silencio del rinconcito pacifico del palacio

La comisura de sus labios se curvó ligeramente y los pies ligeros que, como toda su figura, habían tomado la forma de Remil, se acercaban a pasos cortos al ángel.

"Parece que estás pasando por momentos difíciles"

Su voz era la misma que la que había pertenecido al ángel original, aunque quizás eso no lo podría saber aquel al que hablaba, era, como la mayoría ahora, muy joven para recordarlo.

"Aquí estoy, ángel, a menos que hayas olvidado que por ese nombre también fui llamado"

Los pasos que poco a poco se acercaban a el le hacian saber que el extraño parecia acercarse a el, quiza con intencion de saludarle o solo pasar el momento, una sonrisa amarga surco la comisura de los labios del angel de cabellos rubios mirando esta vez al interlocutor, conforme las palabras se desgranaban en los labios de ese angelical ser el mismo Rakiel sentia como los ojos se le agrandaban, como boqueaba cual pez intentando articular palabra alguna sin que la voz se dignase a salir de su garganta.

Se hecho atras aturdido, como si la locura finalmente le tocara y todo el mundo se desquebrajara a sus pies, al pequeño lapso que el sintio mucho mas largo de lo que realmente era, una de sus manos temblorosas atajo la tunica de aquella vision, comprobando con aquel simple movimiento que esa persona estaba realmente ahi.

-Has dicho, Remil?, eres tu Remil?-

Las orbes claras color miel dejaron ver la confusion que alma de rubio experimentaba

Confusión. Estaba claro, en la reacción del ángel, que sus pensamientos ahora mismo eran caos, uno que él mismo había ido a revolver aún más. Le encantaba.

En sus labios se dibujó una sonrisa amable, mientras tomaba las manos del ángel entre las suyas y masajeaba suavemente con los pulgares. Asintió con la cabeza y susurro:

"Está bien ahora. Sé por lo que estás pasando, ya he estado donde tú estás. En el lugar de Cromwell estaba Sebel y... hay alguien en el lugar de Devas ¿cierto?"

Su corazon al descubierto estaba puesto ante los ojos del angel que todo mundo admiraba, del que todo mundo hablaba, una parte de si mismo se alegro de ver aquella alma, por que eso era no? un alma, significaba que el no era Remil; que las palabras de aquel ser que le atacara eran mentira.

Miro las manos del angel el tacto amoroso que parecia querer darle y sin embargo se sentia frio, ajeno, podian las almas tocar?

-Si, alguien ocupa el lugar de Devas... pero no soy tu, cierto? no puedo ser tu, si estas aqui es por que mi alma no es la tuya-

Apoyo la frente en aquellas manos

Pobre, pobre ángel...

"Te diré un secreto..."

Sus dedos se pasaron por el cabello rubio poco después de que apoyara la frente en sus manos y, luego, se pasó una a su mejilla. Dejó que sus labios se acercaran al oído del ángel para confesar:

"A Devas no le gusta mucho compartir..."

Justo después una sonrisa se formó en los labios que en un parpadeo dejaron de ser de ángel para volverse los de un demonio, y las manos claras tomaron un tono más oscuro como toda la piel del cuerpo más grande que era ahora. Se aseguró de asir bien al ángel, mientras la voz, ahora ronca, susurraba en el tono de Devas:

"Tendré que recordarte que eres sólo mío, Remil"

Cada silaba pronunciada por aquellos labios fue asimilada lentamente en su cabeza, noto el sutil cambio en aquel cuerpo, inclusive el tono de voz, lo empujo sorprendido de repente cuando lo que penso pasaba se volvia realidad.

-Q-quien... eres tu-

Mascullo entre dientes, ahora si que no podia creer en lo que sus ojos veian.

-Estas... jugando conmigo acaso?-

Mostrarle?, si ese demonio era realmente Devas, estaba loco.

-Dejate de bromas...-

Lo soltó cuando fue empujado, sólo porque le encantaban los juegos del gato y el ratón, mostrando apenas una pequeña sonrisa burlona.

“¿Quién etá bromeando?”

Con paso lento y seguro se siguió acercando al ángel.

“Eres mío, Remil. No lo olvides”

-Si fue Remil alguna vez-

Le miro firmemente, estaba claramente asustado por dentro, el panico de la idea de pertenecerle a alguien que no fuera Jay le carcomia el alma y el corazon, su alma tenia ya un dueño y ese era el demonio de cabellos rubios.

-Y te ame en mi otra vida, no quiere decir que tenga que hacerlo en esta-

Invoco el agua de algunos jarrones que mantenian las flores frescas en aquel recinto, haciendo que tomaran la forma de pequeños discos y finos hilos a su alrededor, mientras mas se alejaba veia con aprension los pasos que acortaba el otro uno tras otro

-No... no hagas esto, no quiero lastimarte-

Los hilos no mas gruesos que dos dedos se convirtieron en hilos puntiagudos y los discos de agua parecian girar sobre su propio eje rapidamente, formando una barrera lista para el ataque alrededor de su dueño.

-Mi corazon y cuerpo ya pertenecen a alguien mas-

Soltó una carcajada limpia, ronca y descarada.

"¿Quién habló de amor, ángel estúpido?"

Apenas un segundo, una mirada mientras se detenía frente al escudo que poco podía provocar en él, además de risa y lástima. Ahora -lucha- haciendo apenas esfuerzo, buscando robarle el control del agua al ángel y, a la vez, creando una fuerte ráfaga de aire a su espalda para atraerla contra él.

"¿No quieres lastimarme? Al parecer aún no sabes con quién estás hablando. Ya una vez rezaste esas palabras y de nada te sirvieron, ¿qué te hace pensar que cambiaré de opinión ahora? No importa cuánto quieras escapar, ni de Sebel, ni de Lhovel, ni de Edreid, ni de nadie más... Eres sólo mío"

-Asi que me dices que para escapar me tengo que morir?-

Sintio la presion invisible que ejercia el demonio ante el, el control de agua o el viento, un escalofrio le habia recorrido el cuerpo nada mas hablar Devas, no entendia las intenciones de aquel ser, no queria comprenderlas, su cuerpo estaba paralizado y sentia ese escalofrio de terror, un terror que jamas experimentara antes, la burla del original no le desconcerto, tenia plena seguridad que tenia razon, no podria ganarle.

-P-primero... antes de festejar tu -- triunfo sobre mi-

Sintio el sudor frio que le recorria el rostro, la desolacion absoluta era lo que sentia, un vacio enorme ante el una profunda oscuridad que parecia llevarse su alma y toda esperanza, no podia escapar, no podia pelear, no tenia salida.

Dejo que la rafaga se llevara el agua, aunque no de manera docil, opto por tratar de convertirla en un muro de dagas mientras salia huyendo de ahi o lo intentaba, no iba a poder ganarle, no contra aquel temor que le llenaba el corazon.

"Morir... no es lo que tengo en mente para ti"

Sonrió cuando sintió los patéticos intentos de resistencia, y lo dejó hacer las dagas que quisiera, le causaban risa, era motivo de mofa, como cada intento del ángel por resistirse.

Hizo a la tierra frente a sí mismo elevarse para cubrirle de las dagas de agua y extendió un hermoso par de alas para elevarse del suelo y quedar sobre el montículo de tierra que había hecho.

"¿No lo entiendes, ángel? ¡Es el destino! Solei dejó que fueras mío una vez y lo hará de nuevo, a nuestro padre no le importa lo que tú quieras"

Se impulsó para planear hasta donde estaba el ángel, buscando atraparlo por la espalda, atraparlo con fuerza.

No tenia escape y lo sabia, recorrio lo mas que pudo la sala de las reliquias tratando de escapar del lugar, de encontrar una salida, una ventana a alguien.Giro la cabeza levemente solo para encontrarse con la vision del demonio volando.

-Que quieres de mi entonces, no me quieres muerto, ya te dije que no te pertenecere aunque asi lo proclames, que deseas?-

Las palabras le llenaron los oidos extendiendose estas como veneno, se detuvo en seco. Memorias sutiles de un angel y un demonio le vinieron a la mente, esos rostros le parecian tan familiares y tan extraños al mismo tiempo.

Aspiró el aroma de su cabello. El miedo a flor de piel era exquisito.

Asomó su lengua y lamió la oreja ajena al tenerla cerca, para susurrarle al oído lo que tanto parecía querer oír.

"Quiero que le digas al que ahora ocupa el lugar de Sebel, que como entonces, él no va a poder hacer nada"

Lo apretó más fuerte, dejándole sentir unas afiladas uñas sobre la ropa.

"Dile que deje de intervenir, porque está vez me aseguraré de matarlo a él y a todo lo que ama"

Abre los brazos, dejándolo libre, mas manteniendo la mirada fija sobre el ángel.

"Eso va para ti también. Si no quieres que la historia se repita, empezará a cooperar"

-Que la historia se repetita.-

Trato de parecer valiente de evitar que sus miembros temblaran tal cual lo hacian, su corazon palpitaba, pero estaba lejos de ser una palpitacion normal, era miedo un genuino miedo que carcomia su alma y cuerpo, una oscuridad mas negra y profunda que cualquier abismo, que era el en medio de semejante oscuridad?

-Si muero no hay problema, mi vida me pertenece a mi y a nadie mas, asi que si la pierdo no tiene importancia-

Jadeo quedamente tocando la parte donde las garras de aquel demonio le tocaran, dolia aun cuando no le dañara dolia

-No pienso cooperar contigo, no lo hare, haz lo que te plazca, me niego a seguir tu juego Devas, si algo tiene que pasar adelante, pero de mi no obtendras obediencia, cada uno tiene que pelear su propia batalla-

Se irguio temblando. Las imagenes del angel y el demonio en su cabeza le hicieron marearse un poco, todos los sentimientos en aquella escena de donde venian? se apreto fuertemente la cabeza y lagrimas se escaparon de los ojos del angel. Las rodillas le temblaron y le hicieron hincarse, apenas pudiendo sostenerse

-Tu promesa.... tu promesa, fue solo una mentira?-

Interesante reacción. Digna de su completo deleite.

Lágrimas. Siempre lo ponían de buen humor, suficiente para evitar que el ángel colmara su paciencia y él quisiera matarlo. Además,...

Además...

"¿No tiene importancia?" retó. "Eres tan cobarde como entonces. Muerto no verás lo que pasa con los que dejes. Tal vez lo que necesites es ver lo que se siente ser dejado atrás"

Avanzó un par de pasos para tomar el rostro de ángel, suavizando su expresión para acariciar las mejillas húmedas de lágrimas, pretendiendo simpatía.

"Ángel, mi hermoso ángel... ¿por qué todos son tan ingenuos? Hacer una promesa implica que quien la hace ha pensado en la posibilidad de no cumplirla, por eso cree que debe prometerlo. Por un momento pensé que podría funcionar" se acercó a su oído para susurrar: "pero luego metiste en mi camino"

-Ya he sido... dejado atras-

Le miro debil, se sentia tan pesado y mal, como si algo se estuviera comiendo su existencia, siendo engullido por algo que no comprendia

-Muchas veces... me han dejado atras-

Cerro los ojos queriendose abandonar a esa sensacion, las palabras del demonio se le clavaban como agujas en el alma, las promesas se hacian para romperse?, no pensaba que pudiera funcionar el mundo de esa manera, no podia y no queria creerlo

"Shhh.... shhh... calma, mi ángel"

Susurró mientras acariciaba su cabello y besar después su mejilla.

"Sólo tienes que volver a mí, olvidarte de todos... sólo ámame a mí, acéptame tal cual soy, sin preguntas, y nunca más serás dejado atrás"

Se sonrio tristemente tras cerrar los ojos a esas caricias, la imagen del demonio de ojos color avellana, de cabellos rubios le salto a la mente mientras escuchaba esas palabras dulces que le envolvian de a poco, robandose su mente y sentidos, estaba tan cansado.

-No puedo, Devas-

Nego con la cabeza abriendo los ojos pesadamente, aun dejando que las lagrimas salpicaran las mejillas en finos hilos de humedad.

-Por que estaria dejando a alguien atras. Por que estaria dejando mi propio corazon atras-

Intento nuevamente repeler al demonio, todo lo que sus manos y brazos debilitados le permitian.

-No puedo-

"Todo tiene remedio, ángel..."

Una sonrisa. Una mirada. Una promesa que, aunque silenciosa, se hacía notar sádica en sus facciones.

"Sólo tienes que pedirlo y también a él lo quitaré del camino"

Abrio los ojos notando esa sonrisa, las lagriimas seguian cayendo por el contorno de su mejillas limpiamente, el mismo se sonrio

-Entonces nuevamente haras que me quite la vida?-

Fue todo lo que dijo, sintiendose desfallecer, Jay no podia, no debia correr riesgo, si el demonio desaparecia, estaba seguro que el mismo se quitaria la vida sin retraso alguno, nada y nadie lo impediria. Rio mientras luchaba por no caer en brazos de la inconciencia, hasta que punto habia llegado a amar al demonio a Jay, para no poder seguir viviendo sin su presencia, sin su sola existencia, el alma y el corazon se le comprimieron y se sorprendio que no escaparan de su cuerpo asustados por las horribles palabras que le hacian temblar de aquellos labios se sonreian maliciosamente.

-Una segunda muerte... no em importaria en verdad.-

"Si no eres mío, ¿por qué debería permitir que fueras de otro?"

Su mirada aprensiva esperaba una respuesta. Matar le provocaba pereza, pero si iba a dejar vivir, alguna buena razón debían de darle.

-No hay razon...-

Aferro una de las temblorosas manos en el pecho del demonio, los ojos avellana perdian lentamente su brillo, dejando que su alma se hundiera lentamente.

--Si soy... Remil, te traicione... tienes derecho a sentirte herido... cobrarte con mi vida lo que te hice sufrir... te dañe... y no puedo cambiar eso-

El cuerpo cayo perdiendo toda fuerza, sin dejar que aquel sentimiento le abandonara, el pecho le ardia con dolor, por la tristeza de todas las imagenes, de su propio corazon, las palabras de la adivina de Hell resonaron limpiamente en su cabeza.

-Pero... no me arrepiento, soy Rakiel... en esta vida, soy Rakiel... naci y creci siendo... Rakiel...-