Le apreso con fuerza de la nuca tras el beso que la damita le diera, saboreo, chupo y mordio los labios de gustanto aun el sutil saborcito del licor que consumieran antes, se quemaba de deseo, un cuerpo tan provocativo como el de Zakuro que parecia deshinibido como el suyo propio la noche prometia diversion, prometia mucho.
-Entonces vayamos a danzar un poco esa melodia que esta sonando en mi cuerpo-
Mordio el cuello con fiereza, tocando la cadera y un poco mas, invitandola la lugar.