A la espera...

Había ido a buscar a Navy para avisarle que probablemente no podría darle sus lecciones de vuelo al día siguiente por algunos detalles en los cultivos que debía atender, extrañándose de no hallarlo en las zonas que solía frecuentar, todo para toparse con una nota del pequeño ángel que decía que había ido a pasear... Cuando nadie en Heaven parecía saber darle razón del ángel.

Tomó la nota con cierta fuerza, arrugándola ligeramente, pero sin destruirla, preguntando al encargado de la biblioteca quiénes habían asistido ese día, resaltando mentalmente un nombre entre los de los demás para hacer unas pequeñas investigaciones con los guardias encargados de custodiar las fronteras, los del palacio y los de Heaven en general.

Y ahora estaba allí, esperando en el cuarto del ángel a que volviera... quería saber exactamente dónde había estado.

Al sonar de sus pasos estaba ya atento, volviendo la mirada a donde él estaba, para sólo cerrar los ojos poco después de notar la aparente culpa en el rostro ajeno y una bolsa con cosas.

Su ropa apestaba a cielos ajenos, contaminados... un aroma que se le antojaba por demás desagradable, pero al que no hizo más seña de disgusto que la anterior.

Se movió unos pasos hacía él y tocando su hombro, lo invitó a pasar a la que era la habitación del mismo Navy, suspirando quedamente, como si más que enojado estuviera decepcionado y quizás, algo cansado.

"Así que... fuiste de paso"

"¿Allá? ¿En Terra? ¿en Hell?"

Se las arreglaba para modular su tono de voz, para mantenerse tranquilo y no alterarse frente al pequeño ángel, pero su pecho estaba lleno de angustia, de molestia, de preocupación... Algo que sólo podía canalizar acariciando el cabello ajeno, tratando de calmarse.

"¿Quién te dijo eso? ¿quién llevó?"

Su expresión cambió por completo al escuchar un "no quería" en medio de todo eso, preocupado ahora a muerte de pensar que hubieran obligado a su pobre hermanito a salir contra su voluntad, ¿cómo podría reprenderlo si había sido así?

"Mi pequeño Nayi" Lo abrazó contra su pecho, mucho más amoroso, acariciando aun su cabello, como si quisiera ayudarle a pasar el trauma de esa horrible experiencia que a él, al menos, lo tenía tan angustiado.

Michael... ¿Michael Larks? Él había estado yendo a la biblioteca, era él único con ese nombre que se le ocurría en ese momento que pudiera querer sacar a Navy de Heaven. Pero su hermanito...

"¿Estás bien? ¿No te pasó nada? ¿Qué quería ese demonio contigo?"

Lo escuchó atento, sintiendo por momentos su corazón romperse al no entender cómo podría alguien haber sido tan cruel como para decirle a su pequeño hermano que ello, sobre todos, le engañaban, ¿cómo eran capaces de meterle esas dudas dolorosas a Navy?

"¿Tú crees que yo te mentiría?" le preguntó suavecito, algo acongojado por el solo pensamiento, soltándolo apenas un poquito para que lo viera a los ojos al contestar "Navy, si te he mantenido alejado de algo ha sido porque de verdad temo que te dañen, pero no te mentiría. Te lo he dicho, ¿no es verdad? Que si sientes dudas, sólo debes preguntarme..."

Suspiró al sentir ese horrible peso en su pecho, acariciando ahora una de las mejillas de Nayi.

"¿Tienes idea de los problemas en los que pudiste meterte por salir sin pasaporte? ¿Sabes lo que te harían si alguien...?" cerró los ojos y negó, no queriendo imaginarlo siquiera "¿Cómo pudo exponerte a eso? Lo demonios realmente son crueles... al menos no te pasó nada pero... ¿y si sí? No quiero imaginarlo, no quiero pensar en que alguien pueda dañarte, ni tampoco pensar en ti fuera de Heaven. El aire en Terra y Hell está tan contaminado, la comida también, han olvidado lo que la naturaleza les daba para creerse creadores y llenar de cosas sintéticas sus vestidos y alimento. Además, están todos esos lugares..."

Sintió escalofrío reales al saber de esos lugares donde se "prestaban servicios" sexuales, donde algunos de sus pobres hermanos habían parado y sintió real asco. ¿Y si le hubieran intentado hacer algo así a su hermano?

Lo abrazó con fuerza al escuchar su voz triste, al sentir las gotitas saladas caer de sus ojos cálidas hasta su ropa... ¡Lo había hecho llorar! ¡Lo había confundido y ahora lo había hecho llorar!

"Shhh... shhh... calma" susurró tratando de que su propia voz no se quebrara mientras sentía el corazón querer salir desbocado de su pecho por la rapides con la que latía y lo pesado que lo sentía, mientras trataba de a limpiar las lágrimas de su pequeño hermano. "No digas eso, mi pequeño, eres un gran sacerdote, eres entregado, eres amable, eres noble..."

Tomó su carita, alzándola para depositar en sus parpados pequeños besos con los que bebería esas saladas lágrimas, aceptando llevar por él todo ese dolor, ese miedo e incertidumbre.

"No es tu culpa" susurró con los labio contra su frente entre pequeños besos. "Son las razas... los demonios tienen tendencia a pecar, los terranos son cómodos y se olvidan de las dulces enseñanzas de sus sacerdotes para poder hacer lo malo, y los ángeles... Los ángeles son tan amables, tan dulces y nobles, tan llenos de fe que las otras razas se aprovechan, con palabras dulces, con promesas, con engaños ellos los convencen de cosas que no son, cosas que pueden lastimarlos después....No es culpa tuya, yo sé que les has dado todo e amor que has podido dar"

Bajó sus manos por el rostro del menor y besos sus mejillas con mucho amor, con mucho cuidado, como si se tratara de una rosa y, de besarle más fuerte, fuera a lastimarle los rosados pétalos que eran ahora sus mejillas.

"Por eso no quiero que se mezclen con ellos, por eso no quiero que se acerquen, porque sólo llenan a mis hermanos de confusión, porque los hacen sufrir y dudar, como te incitó a dudar de nosotros tus hermanos, los demonios hacen eso, se divierten al ver a un ángel renegar de sus orígenes, ¿qué clase de criatura buscaría poner a hermano contra hermano?"

"Y yo no quiero que me dejes... te quiero tanto..."

Le dejó un beso en la cabeza antes de abrazarlo bien fuerte, acariciando su cabello, sintiéndolo ligeramente sucio, al menos para sus manos tan sensible a ese tipo de cambios. La impureza del aire en Terra y Hell, seguramente.

"Debes... estar muy cansado, ¿que te parece si te das un baño y te traigo algo de cenar? Chocolate caliente, ¿te gustaría?"

Le dio unas pequeñas palmaditas en la cabeza cuando vio esos rojos e hinchados ojitos tristes mirarlo con súplica, tratando de hacerle saber que todo estaría bien, recibiendo el afectuoso beso antes de verlo entrar al cuarto de baño....

Al cerrarse la puerta, su mirada se fue a esa bolsa llena de objetos que seguramente estaban tan sucios como los mismos terranos y sintió asco de sólo pensar en tocarla. No deseaba que Naby conservara esas cosas, no deseaba dejarle "tentaciones" al alcance... Sería mejor pedirle que se deshiciera de ellas, junto con todas las cosas que hubiera escuchado del demonio.

Ni siquiera hizo intento de mover la bolsa, porque debía hacerlo el mismo Navy para que lo entendiera.

Por el momento, y mientras Navy terminaba de lavarse, el iría a pedir algo de chocolate caliente y pan dulce para él, después de todo, las cosas cálidas y dulces siempre ayudaban a reconfortar un corazón triste.

Regresó poco después, con una pequeña bandeja en las manos, con la bebida y el bocadillo prometido, notando una carita triste saliendo del baño, suspirando por eso, dejando la charola para ir con el pequeño ángel, abrazarlo.

"Ya está bien, estás en casa, estás conmigo..." acarició su cabello, sintiendo de inmediato los efectos del champú hecho en Heaven, más natural, mejor en muchas formas, a su parecer "todo estará mejor pronto"

Las palabras, los miedos que sentía en el menor... sintió el dolor en el propio pecho al tiempo que lo asía más así, besando la punta de su cabeza, acariciando más su cabello, haciendo suaves soniditos para tratar de calmarlo.

"Mi pequeño hermanito..." susurró con sumo cariño y preocupación, sintiendo por instantes una enorme tristeza embargarlo, recuerdos, nostalgia y promesas.

Respiró hondo para tratar de que el aire volviera a sus pulmones como era debido, bloqueando todas esas memorias antes de junta su frente con la del menor para hacerle sentir su preocupación y cariño, más allá de su posible enojo.

"Te amo demasiado como para hacer eso... Siempre que pueda estaré contigo..."

"Sólo te digo las cosas para evitarte más dolor,lo último que deseo es que alguien te lastime"

Suspiró antes de sonreír discretamente, doblando ligeramente las rodillas para tomar al ángel en brazos y llevarlo cargado a la cama, sentándolo en sus piernas, sentándose él mismo cerca de la bandeja que había llevado antes, tomando un pequeño bocadillo, algo de pan dulce, acercándolo a los labios del menor.

"Toma... ses mejor el sabor dulce de los postres al salado de lágrimas"

Le acarició el brazo con cariño antes de asentir.

"Arian puede guiarte en tu purificación, necesitarás algunos baños especiales, ayuno, tés y mucha, mucha oración" Sonrió "pero después te sentirás mucho mejor..."

Acarició su mejilla y le regaló un pequeño beso en la mejilla.

"¿Qué vas a hacer con las cosas que trajiste?"

"¿Crees que dárselas a alguien más esté bien?" preguntó en un tono que hacía evidente que esperaba que pensara bien su respuesta. "No sé qué tan conveniente sea despertar la curiosidad de otros, ¿no fue así como el ser que te llevó lejos te manipuló?"

Acarició un poco su cabello.

"Pero... tú sabes"