Sal

El aire olía a sal, un peculiar aroma en el puerto.

En lo particular, ese lugar le causaba emociones contrastantes. Por una parte lo encontraba hermoso, incluso el aroma y la caricia de la sal contra la piel y los labios le agradaba; por otra, estaba el saberlo un sitio donde desembarcaban habitantes de otras naciones, un punto de encuentro que parecía más el inicio de una contaminación, algo que hacía de algo hermoso algo desagradable, como un fruto que empieza a oxidarse, a podrirse.

Ahora mismo sólo contemplaba el horizonte pensando en un ser en especial, sonriendo al pensar que cada día estaba más cerca... que podría verlo. Él limpiaría Eterna de su contaminación para que él estuviera feliz al volver.

Cerró los ojos por instantes y respiró el aire impregnado de humedad, sintiendo una presencia cercana, una de un ángel, inconfundible, ningún terrano o demonio podía sentirse así de bien estando cerca.

"Es una tarde agradable" comentó al visitante antes de mirarlo, sonriendo sutilmente a él. "¿No te parece, mi pequeño hermano Gabrielle?"

Su sonrisa se borró por segundos ante la mención de los demonios. Ver aquellos que desembarcaban cerca...

Negó con sutileza ante las palabras del otro ángel para poder recuperar una pequeña sonrisa para ofrecerle, mirándolo como en una pequeña disculpa.

"¿En verdad? Te pido disculpas, aunque siempre estoy al pendiente de mis hermanos, a veces siento como si realmente les conociera, aunque es un error si no hemos hablado formalmente."

Suspiró tranquilo, acariciando ligeramente el cabello rubio de ángel a su lado, disculpándose también de esa forma.

"Eres un ángel muy comprometido con nuestra causa... Me alegra saberlo, me pone contento. Sobre todo ahora que pareciera que tantos han perdido el sentido y es que estas relaciones con las otras naciones..." negó, dejando el final de la frase a la imaginación del otro, aunque predecible en su naturaleza. "Siempre es doloroso pensar que uno de nuestros hermanos puede perderse, ¿no te parece?"

(las atenciones cariñosas de su hermano mayor le hacia sentirse bien, es raro en Gabrielle ya que no esta acosatumbrado al afecto de los otros angeles; pero Cromwell tenia ese axeso especial. Mientras su mente divago al persivir la angustia de que alguno de sus hermanos se corrompen poco a poco dejando su verdadera mision en el reino de Heaven. El barco se alejaba dejando atras los recien llegados, llebando en sus cansados cuerpos el equipaje)

-Escuchadme erejes, si uno de ustedes sea terrano o demonio insulta a uno de mis hermanos... *alza su mano derecha y forma una esfera de energia liberando un baculo con un gran zafiro en forma de luna llena mientras sus ojos se tornaban rojojizos* os juro que en mis manos esta encerrarlos por su comentido!!!!-

(la gente solo miraba en el punto mas lejano del puerto, y algunos reian como si un loco les ubiera dado la bienvenida)

-Malditos...hermano...*voltea a ver a su acompañante* le gustaria caminar un poco? necesito distrarme para no correr a descuartizarlos...

Cuando lo vio alzar su báculo y su voz, no se inmutó, sino que, como haría un hermano mayor que conoce bien a los suyos, solo elevó su mano hasta aquella con la que Gabrielle elevaba su arma y pedía con una mirada mantenerse calmo.

"No está en nosotros airarnos, ni precipitarnos, no seremos nosotros quienes inicien la guerra" Y aún así, le regaló una sonrisa sutil "Pero gracias, por preocuparte por tus hermanos."

Asintió a la propuesta de caminar, empezando a hacerlo en dirección opuesta a donde desembarcaban terranos y demonios, bajando ligeramente su voz, para ser escuchado sólo por el ángel a su lado.

"Ellos esperan pretextos, un solo movimiento en falso de un ángel... aprecio de ti tu entusiasmo, pero no dejemos que algo así sirva de excusa a otros para arremeter contra heaven"

Su rostro denotó una pequeña preocupación, más evidente en sus ojos al tiempo que puso una mano en su hombro de forma cariñosa, apretando suavemente, buscando reconfortarlo, acariciando un poco su cabello para regalarle una sonrisa amable, llena de afecto.

"Me gusta la música, de hecho, más que otra cosa, me gusta escuchar a mis hermanos cantar y me encantaría poder escucharte... aunque, si lo prefieres, puede cantarte yo a ti, si eso te hace sentir mejor, ¿qué te parece?"

Tenía un amor tan especial por los ángeles, que era casi doloroso verlos tristes, ya había habido demasiada tristeza en los de su raza para permitir más.

Si si quiero escucharle...deseo mucho poder oir su melodiosa voz!... *dio un salto de alegria liberando una esencia de la flor de loto proveniente de su aura* Hermano mio ademas de sus caricias que son como la brisa mas suave y de un caminar como si flotase, estoy encantado... * brinda una reverencia inclinandose un poco y colocar su mano derecha en el pecho*

(El sol mantenia sus rayos ligeramente calidos, filtrandose en las espesas nubes pasajeras; las olas golpeaban los maderos escuchandose como pequeños chasquidos.)

Se rió encantado por las reacciones de su hermano, realmente lindo y sincero en sus acciones, como un niño lo sería.

Asintió, llevándose una mano al pecho, pensando en qué podría cantar para él, al instante recordando a un ser especial, a lo que pensaba cuando no sentía fuerzas, cuando se sentía decaído y, por sus solo recuerdo, podía volver a sentirse completo.

Spoiler:

(cerro sus ojos contemplando cada palabra,cada melodia reluciente de su ser, el viento,el mar y la arena parecia hacerle reverencia a su bellizima voz. Sus lagrimas esta vez fueron de alegria, lagrimas de felicidad por que tubo un maravilloso recuerdo, en donde en cierta habitacion llena de instrumentos musicales se veia el mismo en su niñez afinando su voz para el agrado del creador Solei cuando regresase, y he ahi un chico avanzando hacia el pequeño Gab, de un caminar y una voz deleitante, ya que sin mas palabras el niño que se acerco a Gab empezo a cantar iluminandolo todo, si no fuera por escucharlo en ese momento el jamas sabria que aquel niño, era su hermano mayor Cromwell)

*sin querer su cuerpo brillo, abrazando a Cromwell contra su pecho, colocandole un collar que tal vez el recordaria*

jajajaja...gracias por muchas cosas..solo puedo..decirte..gracias...

Apenas había terminado de cantar, aun antes de volver a la realidad del todo, embriagado aun con el sentimiento de calidez que rodeaba siempre las notas en la voz de un ángel...

Sintió los brazos de su hermano rodeándolo, acercándolo a su pecho, haciendo que abriera bien grande los ojos, antes de relajarse de nuevo para sonreír cuando le fue puesto un collar al rededor del cuello que, al tocar con la yema de los dedos, al instante reconoció. Cerró los ojos y rodeó con sus brazos a su pequeño hermano.

"Por nada.... mi pequeño Gabrielle... Debes saber bien que, como al resto de nuestros hermanos, tu hermano mayor te amo mucho..."

"Y a mi me encantaría escucharte cantar, cuando hay en tu corazón un sentimiento que quieras expresar, yo quiero escucharlo, porque no hay cosa más hermosa que la voz de un ángel, no hay forma en que suenen mal, si cantan con sentimiento"

Lo siguió tranquilo, notando a donde iba su mirada, deteniéndose un momento, evaluando la situación antes de contestarle con una amable sonrisa.

"Como gustes..."

Miró los marinero y escuchó el monologo de Gabrielle antes de subir, dudando por momentos apenas.

Se sentó en una parte de la proa, cerrando los ojos para sentir la brisa marina en su piel y cabello, así como los pequeños cristalitos y el salado y húmedo aroma del viento del mar.

"Es agradable" admitió sereno antes de verlo desprenderse de algunas de sus ropas, sonriendo al suponer que así estaba más cómodo el menor, él, por su parte, decidió que estaba bien con lo que llevaba puesto, después de todo no era del tipo que se mostrara así... a nadie.

Lo escuchó atento, ofreciéndole una pequeña sonrisa empática al respecto, invitándolo a acercarse a él con un pequeño gesto con la mano, agradeciendo al capitán y al chef por sus atenciones antes de quedarse de nuevo a solas con el pequeño ángel.

"¿Has tenido mucha presión?" preguntó extendiendo su mano al cabello ajeno, acariciándolo un poco apenas. "¿Quieres hablar de eso? No me molesta escuchar, dime en qué puedo ayudarte"

Lo escuchó, tocando escasamente su comida. Cromwell generalmente comía muy despacio y con bocados pequeños, prefiriendo las cosas líquidas antes que las sólidas por ninguna razón aparente.

Escuchó sobre el lugar de trabajo y su currículo del que no estaba muy seguro si el menor estaba enterado de que él sabía, después de todo, era el dirigente de Heaven y, a diferencia de los dirigentes de otras zonas, le gustaba estar al pendiente de cada uno de sus ángeles puros. Y sonrió en su pequeño relato, mientras comida lentamente.

¿Así que le parecía un ridiculez que no lo aceptaran como instructor por tener 16...?

Dejó su tenedor con delicadeza sobre el plato y se llevó la servilleta a los labios antes de mirarlo de vuelta.

"Los terranos son una raza peculiar, con tendencias demasiado destructivas"

Tomó un poco de jugo, con toda la tranquilidad del mundo, sin temer que la comida se enfriara. No le molestaba.

"¿Qué es lo que deseas encontrar?" preguntó suave al escucharlo.

"Espero que no estés tomando malas costumbres de los demonios" comentó con una sonrisa, como si se tratara sólo de una pequeña broma "empezaré a pensar que tratas de leer mis pensamientos sin mi consentimiento, pero... ya que lo has vuelto a mencionar, creo que es bastante lógico, si piensas en el rango de vida de un ángel puro, dieciséis años es nada, al menos no suficiente para confiar la instrucción de otros, aun si tuviera todo el conocimiento en el campo que va a enseñar, ¿de qué sirve si en experiencia le falta madurar?"

Miró sus ojos, el cambio de tono, pero no hizo alusión a ellos, ni cambió su expresión. Tanto odio en alguien podía ser... tan malo.

Lo dejó hablar, escuchándolo atento antes de ponerse de pie con calma para ir tras de él y abrazarlo por la espalda con suavidad.

"Tienes tantas cosas que conciliar dentro de ti, mi pequeño hermano..."

-No como cree...yo no harìa tal cosa..o quizas si?... (escuchando sus palabras, detaye a detaye analizandolo con seriedad se da cuenta que relamente le faltaba madurez, se habìa convertido en lo que mas temia, un chico caprichoso un "dependiente" su palabra que mas detestaba, se levanta y se aleja un poco de su hermano como si fuera un desconocido)

-Lo lamento, mi comportamiento no tiene nombre pero juro que eso lo cambiarè cueste lo que me cueste.

Lo soltó, peor mantuvo una pequeña sonrisa antes de contestar como lo haría un padre a un niño pequeño que asegura haber entendido el pequeño problema:

"¿Qué es lo que vas a cambiar?"

Preguntó, esperando una respuesta mucho más elocuente que un posible "mi comportamiento"

"Me refiero a, específicamente, ¿qué?"

Cruzó los brazos sobre el barandal de la proa, cerrando los ojos, escuchando el grato sonido del mar, del agua y la sensación del viento.

"Creo que, cuando puedes aceptar algo así, puedes decir que ya has crecido algo..." comentó sereno, con una leve sonrisa curvando sus labios "Pero también parte de madurar es entender que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos, porque, de una u otra forma, necesitamos de los demás, aun si es sólo en una palabra de aliento, una mirada, una sonrisa..."

Una esperanza...

"Nosotros funcionamos como una unidad en este mundo"