¡Ruido!

“Entonces deberé de superar al felino, no me gusta quedarme con la curiosidad….”

Dejó con una sonrisa y era perfectamente aplicable sus palabras, nunca le gustaba quedarse con la ganas de algo, era alguien demasiado caprichoso como para entender la palabras alto cuando se debía, sintió aquella nalgada dejando en venganza una mordida en los labios ajenos.

“Sólo son pequeños envidioso, pero esta bien, deseo continuar el ‘paseo’.”

Dejo otro beso sobre aquellos labios saliendo por fin de arriba suyo para acomodarse en el otro asiento, aunque también debía hacer algo con su ropas.

Se estiró cuando el príncipe salió de encima suyo, sintiendo como tronaban algunos de los huesos de su espalda y luego se tronó el mismo los del cuello para arreglarse apenas un poco la ropa antes de volver a tomar el volante que le pareció un poco húmedo en sus manos cuando lo tomó. Hizo una mueca, pero sólo eso. Ahora el lío sería salir de vuelta al tráfico pero, si lo pensaba... Bueno, no era su auto así que tampoco le importaba.

Metió reversa y aceleró un poco para volver a ponerlo hacia el frente y arrancar por la carretera. Bajo las ventanas porque el aire le gustaba y se relajó así.

"¿Qué crees que debemos hacer con este auto, princesa? Podemos... quemarlo, hundirlo... no sé"

"El fuego siempre ha sido de mis más grandes tentaciones."

Declaro con una sonrisa sin duda alguna, el fuego era su elemento, le gustaba aquel ser que consumía todo sin reserva alguna, un elemento demasiado pasional, pero muy perfecto para él. Además la idea de quemar algo siempre era lo más interesante de todo el asunto, la demás opciones podían ser un tanto aburridas.

"Y me parece el final perfecto."