Un Ala

De cuando en cuando se escapaba y buscaba el sitio mas tranquilo del puente, donde se sentaba tranquilamente y desplegaba su ala, cantando, le gustaba pensar que cantaba para el creador de Eterna.

Le traia paz y tranquilidad aquel simple acto, dejaba escapar su voz, el torrente de cosas que pasaban por su cabeza y los sentimientos caoticos que habitaban dentro de el, todo en una cancion que no tenia principio o fin, o ritmo o nada, solo una esencia y nada mas.

No le gustaba, realmente no le gustaba mostrar a nadie aquella unica ala que parecia mas que nada mera decoracion, no podia volar con ella, no podia hacer nada util, no comprendia entonces por que demonios la tenia.

Suspiro tras terminar de cantar, dejando que las plumas de su ala rozaran el viento, era agradable aquello, varios mechones le revolotearon en el rostro por lo que termino sumergiendose en el agua de aquel lago antes de salir completamente empapado, hechandose el cabello hacia atras. Solo entonces noto a otra persona ahi.

Por inercia doblo el ala, sin terminar de guardarla por completo, estaba demasiado a gusto y esa otra persona no parecia realmente ver el defecto que el angel portaba ahora en la espalda.

-Necesita ayuda?-

Con paso lento y calmado comenzo a acercarse a sujeto que estaba ahora ahi muy cerca suyo.

"Sus movimientos no parecen del todo torpes... eso fue lo que pense"

Menciono sencillamente, acercandose esta vez... ahora si que le daba pena el que viera su unica ala. Por instinto termino escondiendo al fin aquel apendice alado, podia desvanecerle y aparecerle a su gusto y ahora que sabia que el otro podia ver perfectamente no iba a arries garse a ser visto se semejante forma.

"Entonces no necesitas ayuda?

Arqueo una ceja quedando a un par de pasos del ajeno. Mirando completamente curioso los pasos que daba.

"Posiblemente es por que has estado con angeles antes"

Menciono perplejo en realidad. Le veia avanzar con calma y cuando se recargo el porte que el humano tenia era sencillamente exquisito. Penso para si mismo un par de veces que ese humano era en verdad lindo.

"Soy Rakiel..."

No menciono apellido, despues de todo no podia decir a ciencia cierta que tuviera uno y presentarse a si mismo como Rakiel el de una ala, le parecia abochornante, en especial si ahora le confirmaba aquel chico de ojos vendados que no le podia ver. Al menos no se llevaria una sorpresa o algo asi.Ni vendrian las preguntas incomodas de como habia perdido algo que jamas estuvo en realidad ahi.

-Otro angel...-

Menciono quedamente, sonriendole al otro, nego primero con la cabeza, como si olvidara que el otro llevaba los ojos vendados. Luego termino por hablar.

-Se supone que soy de Heaven, pero voy de aqui para alla, cada que puedo me salgo de Heaven y visito Terra, Hell e inclusive vengo al puente a reposar de todo y de todos...-

Se llevo los brazos detras de la espalda, como pensativo.

-Hell y Terra tiene cosas que ni siquiera hubiera imaginado en Heaven de no haber salido-

-Aburrido diria yo...-

Menciono observando con detalle lo que hacia aquella persona, como lentamente cedia la venda que llevaba en los ojos. Se asusto un poco antes de sentirse un poco mas tranquilo observando el color de aquellos ojos. Le sonrio un poco, por suerte ya habia guardado el ala evitando cualquier cosa bochornosa como lo llamaba el.

-Heaven... ha conservado demasiado su ritmo, creo que necesitamos un cambio, los jovenes estamos viendo todo lo que sucede en Terra y Hell, lo que ustedes hace...-

Inclino un poco la cabeza, observando con mas detalle al ajeno.

-No creo querer acostumbrarme a una vida en una granja o viviendo de manera... como lo llamarian ustedes, antigua-

Se revolvio el cabello con cierta desesperacion, leia esos libros terranos, los llamaban cultura antigua segun el desarrollo de su propia cultura. Aquellos ojos que le observaban ahora eran curiosos, peculiares sencillamente.

-Cuantos años tienes?-

Salto comenzando a preguntar con genuina curiosidad

-Es la edad-

Ahora reia cantarinamente, feliz por aquel encuentro y aquella persona tan peculiar, le agradaba y bastante, algo le generaba una sensacion alegre-

-23 años o algo asi, soy muy joven en realidad, creo que por eso es que me doy el lujo de ser tan torpe y despreocupado, los mayores solo atribuyen mi torpeza a mi juventud.-

Bueno realmente sacaba ventaja lo mas que podia de ese pequeño detalle, siempre era perdonado facilmente por las metidas de pata que tenia.

-Oh vamos.... que eso no es verdad. te ves demasiado joven-

Menciono sonriendole al Terrano, completamente animado.

-No creo que sea realmente un problema que seas mas bajito que yo, en realidad eso te hace mas lindo-

Se sonrio mas alegremente, encantado con el rostro de aquel hombre.

-Y sonrojado en verdad que te ves hermoso... tus ojos son curiosamente expresivos una vez que se relajan, sabias?-

Le toco levemente el rostro sin medir consecuencia en su acto mientras trataba de mirar mejor esos ojos que por el momento se habian relajado al sonrojarse y el mayor ponerse nervioso.

-Son llamativos y peculiares, no habia visto ojos semejantes antes-

Tenia la mirada limpia mientras exploraba la mirada ajena, no parecia percatarse mucho de la posicion en la que se encontraban actualmente o lo de lo comprometido que podia estar en semejante situacion.

-Descansaba un poco de Heaven-

Le sonrio, antes de soltarle un poco, mirando en direccion de los jardines y el lago donde se suponia descansaba Solei y estaba tambien el punto de reunion que era mejor conocido como el puente, esos jardines hermosos y perfectos.

-Es un poco estresante... vivir ahi, con todas esas restricciones, con el robo de identidad y esas cosas que intentan hacer.-

-Debes tener un trabajo interesante, no tendrias por ahi un trabajo que ofrecer a un mocoso como yo?-

Cerro los ojos con la mente llena de cierta persona, antes de abrirlos de nuevo.

-Estoy desesperado por salir de Heaven... es tan castrante, por que no solo podemos vivir la vida como queremos, terranos, demonios y angeles?-

Pregunto al aire, no como si buscara una repuesta, si no para exteriorizar la revoltura que era su mente en aquel instante.