En lo más alto

"Aún no te estoy siguiendo debidamente..." dijo con una sonrisa, encantado con ese pequeño puchero que le parecía tan tierno en su hermanito.

Se hizó apenas un poco hacía atrás antes de, ahora sí, empezar a perseguirlo, más que evitarle el paso.

"Si no puedes ir más rápido que yo, deberías intentar perderme" comentó antes de empezar a volar hacía él, pues ahora si buscaría tocarlo y ganar el juego.

Sonrió ante la táctica de su hermanito, una que le obligó a bajar la velocidad y estar mucho más atento a los movimientos del menor para no perderlo de vista, algo que con voladores menos experimentados sin duda podría lograr que, con la atención dividida entre seguir a su objetivo y ver el propio recorrido, terminaran chocando contra una de la columnas. Y podía asegurarlo, pues ahora mismo el tenía algunos problemas para mantener su velocidad entre las a veces cerradas curvas que el menor le hacía dar.

Claro que en todo momento estaba preparado para acelerar si era necesario, si Nayi se llegaba a lastimar o si parecía a punto de chocar.

Se estab descuidado, pensaba que si aceleraba podría tocarlo y a esa distancia, si se tratara de un enemigo, también podría atacarlo sin problema y, al pensarlo, sus usualmente calmas facciones dibujaron la determinación, mientras apretaba, inconcientemente, las molares y se diponía a ir más rápido, sin temerle a las columnas. tenía que enseñarle a Nayi a huir.

El pasillo por el que iban llegaba a los jardines, si mal no lo recordaba, espacio abierto para poder maniobrar, algo que podría estar en favor de Nayi... si fuera más rápido...

Esperaba, realmente, que se le ocurriera usar su poder con el agua y la tierra y, también, que si lo hacía, lo hiciera con cuidado y estratégicamente, para quedarse sin energia y a su merced.

No.

A merced del enemigo.

Al ir insistentemente tras él, trato de atravesar la muralla hecha con el agua, sintiendo de inmediato el peso exta que habáin ganado sus alas al mojarse, pensando en disminuir la velocidad hasta que vio a Nayi caer, acelerando por pura preocupación hacía los arbustos, con un rostro de verdadera consternación, olvidandose por completo de los otros objetivos del juego que llevaban.

"Nayi" lo llamó acercándose, dejando de volar, preocupado "¿estás bien? ¿te duele algo?"

Se hincó frente a él, tomando sus manos para revisarlas y más tarde su carita, buscando alguna marca, algún daño, pero parecía que efectivamente estaba bien...

Suspiró su angustia antes de sonreirle con algo de culpa, dejando un beso pequeño, paternal, en la frente ajena.

"Lo siento, creo que será mejor primero enseñarte mejores maniobras antes de tratar de hacerte volar así.... ¿Te gustaría que lo intentáramos después? Tal vez tomar el campo de entrenamiento prestado un día, así tendrías un terreno despejado para poder aprender."

Le acomodaba el cabello conforme hablaba en una forma suave de convencerlo de tratar, porque algunos angelitos se asustaban de volar después de alguna caída y, aunque probablemente Nayi no fuera de ellos, no perdía nada. Le encantaba, igual, poder hacerle pequeñas caricias a sus dulces y hermosos hermanos.

Sonrió encantado al recibir el abrazo entusiasta de su hermano, abrazándolo de vuelta sin demora.

"Lo harás, nos encargaremos de que seas uno de los mejores... te enseñaré todos los días, si tu quieres"

Negó levemente con la cabeza, acomodándole nuevamente el cabello y un poco la ropa.

"Ningún problema, después de todo, me parece muy importante que sepas volar bien, y sé que para ti también lo es, entre mejor vueles, más alto puedes llegar, al punto donde se sienten las nubes con las manos y las gotitas de agua en el rostro y el cabello. No hay cielos más hermosos y más limpios que los de Heaven"

Hizo un sonidito antes de atraparlo en sus brazo, teniendo que hacerse un par de pasos atrás para recuperar el equilibrio, en parte, como efecto para "asustar" un poco a su hermanito, al que sin dudarlo besó luego en la mejilla de forma sonora.

"No pasa nada. Estoy ahora aquí para detener cada una de tus posibles caídas..."

Lo abrazó más fuerte, como si se tratara de un pequeño y susurró a su oído con sumo cariño.

"No hay nadie en este mundo, además de nuestro hermano Sebel y nuestro señor Solei, que pueda quererte más que yo, recuérdalo siempre"

Su corazón se llenó de gozo al sonar de esas palabras y lo abrazó con más ganas, rodeándolo también con sus hermosas alas.

"Mi hermoso Nayi, no dejes que nadie te aparte de mi lado. Sufriría tanto si te perdiera"

Sonrió y soltó sólo un poco su abrazo para hacer que pasar sus manos por su cuello antes de volver a tomarlo firmemente de la cintura.

"Sostente bien fuerte" fue lo único que dijo antes de blandir sus alas y doblar ligeramente las rodillas para darse impulso, buscando iniciar un vuelo que pronto le ayudaría a ganar altura, una que Nayi por sí mismo tal vez no pudiera alcanzar, igual que su velocidad, todo para dejarlo sentir lo que acaba de contarle, las gotitas de lluvia contenidas en las nubes, el aroma puro de cielo...

" Las aves de Heaven les gusta volar así de alto, pensé que podría gustarte también" comentó alzando un poco la voz para poder ser oído aún con el sonido del aire que les rodeaba, con una sonrisa antes de dar un par de vueltas en su vuelo, riendo suavemente "Además, hay mucho mas espacio para dar vueltas, ¡y hasta acá te voy a enseñar a volar!"

Había sonreído sintiendo su felicidad que parecía revolotear en el propio corazón con un pajarito animado... que después se convirtió en un ave desesperada en la jaula que hacía su caja toráxica cuando le besó estando con la guardia baja.

Sus mejillas se pusieron ligeramente rosas y su vuelo falló apenas un poco, antes de bajar la mirada, tratando de ocultarse un poco en su cabello.

"No es nada. Soy feliz si mis hermanos son felices"

Su respiración se agitó ligeramente en algún punto, todo por su incapacidad de controlar su corazón que latía desbocado, y la cercanía empezó a volverse incómoda, sobre todo el tener un cuerpo tan cerca de suyo, pegado al suyo...

Respiró por la boca con algo de mortificación antes de decidir que, por el bien de ambos, era mejor parar, dirigiéndose a la zona más alta de la torre para descender grácilmente, soltando con cuidado a su hermano antes de hacerse un poco hacia atrás, rompiendo el abrazo con una trabajada sonrisa.

"Creo que... dejamos esto para mañana, ¿te parece?"

Sentía sus mejillas rojas y taquicardia, por lo que, guardando sus alas, decidió sentarse a respirar. Se sentía como fiebre...

No, no era fiebre.