Negociaciones

Decidió ir a curiosear en aquella mansión, bueno según su padre allí seria el juicio para aquel demonio, aunque lo que le molestaba era aquel ángel, pero por el momento no diría nada, bueno también debía ver lo de aquel demonio, aunque seguía pensando que estaría mejor como mascota, bueno, en realidad también podía dárselo a su padre para que se hiciera de él como unos de su esclavos, aunque seguro llegaría la pregunta de como lo había conseguido, decidió pensarlo un poco solamente.

Después de la conversación con Ezequiel, había hablado sólo con los soldados que una vez habían estado a cargo del Mirtros para explicarles (quizás no muy profundamente) la situación y el porqué no se encontraba el capitán con ellos, esperando que alguno supiera algo, cuando ninguno había sabido contestar, les propuso investigar un poco en el puente, que ahora era su única pista.

Tomó aire y lo soltó pesadamente mientras entraba a la Mansión de la Unidad, pensando aún en que ese no era su único asunto con los demonios y ahin le tocaba resolver otro después, allí mismos. Lo que no esperó, fue encontrarse a otro de los demonios en ese lugar.

"Príncipe Shida" Lo llamó, más bien en forma de saludo, algo de lo que intuía se reprendería poco después, porque el príncipe era del tipo juguetón... del tipo juguetón demoníaco, uno que no le agradaba mucho, pero ese no era un lugar para mostrar hostilidades. "No me esperaba verlo aquí... ¿Vino su padre con usted?"

Escuchó que alguien le llamaba, pero no era cualquier persona, sonrió antes de girarse para ver a ese ángel, inesperado hallarlo allí en el mismo tiempo que el fuera, pero eso le ahorraba el aburrimiento de ir hasta su reino para hablarle de aquel rehén, bueno aunque si se lo hubiera dicho a su padre también se ahorraba ese trabajo.

"No, él se encuentra en algún lugar muy lejos de aquí."

Contesto con tranquilidad casi sonriendo en sus palabras.

"¿Busca algo?, pareciera un niño que ha pedido uno de sus juguetes"

La sonrisas de los demonios nunca le habían causado buena espina... al menos no de la mayoría de los demonios.

"Es un curioso comentario, príncipe, ¿le parece que he perdido algo?" preguntó con un sutil recelo y la sensación de que el demonio no estaba preguntando al azar "Puede ser... ¿ha visto algo que me pertenezca?"

"Así es parece como un niño deseando encontrar de nuevo unos de sus juguetes favoritos."

Comento con tranquilidad aunque su mirada parecía esta sonriendo, era como si en ella ocultara algo interesante que pasaba a reflejar sólo lo que el otro deseaba pero sin mostrar su verdaderas intenciones, dejando una distancia prudente entre lo que decía y demostraba en su calma, pero en un buen acto de se engañoso como su propio nombre podía mencionar.

"Mm puede, últimamente veo muchas cosas."

"Ya veo... ¿podrá ser una de esas cosas uno de mis soldados?"

Cuidaba el tono, buscando evitar que sonara a acusación, aunque aparecía claro que el demonio estaba bien consciente de qué hablaba, lo que buscaba y, algo le decía, que de hecho, lo tenía y, admitía para sus adentros, que eso le molestaba.

"No pensé que el segundo gobernante de Heaven jugara con soldaditos, aunque supongo que deben de ser porque son buenos juguetes, seguro que lo entretiene mucho."

Comento tras escuchar aquellas palabras por parte del ángel y dejar ver una sonrisa que acompañaba muy bien sus comentarios que hacía interpretación propia de seguir hablando de un juguete y no de una personas, aunque sabía que ya estaba claro la idea de que el tenía ese "soldadito" en su poder, no era que deseara ocultarlo tampoco.

La afirmación "son buenos juguetes" era la pista más clara... y lo irritaba. Pero Cromwell era digno y orgulloso, por lo que no le daría el gusto de alterarse, si acaso, cambiar mirarlo con ojos más fríos.

"¿Dónde está?"

"¿El que?"

No respondió prácticamente sólo regresaba la pregunta, una aclaración estaría bien, pero seguro que ni así le diría lo que deseaba saber porque eso no lo haría nada divertido, lo mejor era jugar de otra forma, pero con ese ser debía ir de forma diferente o seguro no seguiría su juego y no deseaba dejarlo ir pronto o terminaría de nuevo aburrido.

"No recuerdo haber tomado ningún juguete."

"Ningún juguete..."

Estaba completamente seguro que lo entendía y trataba de jugar con su paciencia, mientras, él se las arreglaba para mantenerse calmo, ecuánime.

"Por diplomacia, no hago afirmaciones, pero sí necesarias preguntas: ¿tiene usted cautivo a alguno de mis soldados?"

"¿Cautivo?... ¿De que forma?, ¿Lujuriosa?, ¿ Romántica?, o ¿De alguna otra?"

Empezó a decir como si el termino cautivo pudiera variar según la frase y de hecho así era, pero estaba claro el significado que el ángel le había dado, pero prefería dejarlo en la ignorancia porque, bueno era ahora su juguete aunque el demonio tampoco supiera eso, sólo estaba moviendo su piezas como era necesario para triunfar en sus propósitos.

"No, en realidad no tengo nada suyo bueno no precisamente cautivo, sólo tengo la visita de un amigo en mi palació llego a pedir refugio después de que lo hirieran."

Kitsune estaba jugando con la paciencia de Cromwell y, aunque el gobernante de Heaven sabía bien la clase de artimañas que manejaban los demonios para enredar las palabras a su favor, ahora mismo, el demonio parecía estar jugando bien sus piezas.

"Ya veo... ¿Es posible que ese amigo suyo tenga relación con Heaven?"

Sabía que el príncipe, aburrido, jugaba con quien se lo permitía y, aunque no quisiera permitírselo, al parecer era el precio que debía pagar si quería sacar algo de información, ir de poco a poco.

"Si... Al parecer esta enamorado de un ángel puro..."

Declaro con una sonrisa sin ninguna preocupación de haber revelado algo que en teoría jamás se confirmo, pero vamos que no era ciego como para no darse cuenta de ese tipo de cosas, si se notaba a lenguas que el demonio se moría por el gobernante de Heaven y que no deseaba sólo tomarlo de la mano para dar un tranquilo paseo.

"Pero al parecer fue terriblemente rechazado, bueno nada de extrañar ¿Verdad?"

Por un momento, un despreciable momento, casi se le forma una sonrisa en los labios, una que contuvo antes de que tomara forma, antes de que se atreviera a tocarlos, volviendo a esa máscara de seriedad, serenidad y frialdad.

"Si es alguien conocedor de las leyes de Heaven, que sus intenciones… románticas hayan sido rechazadas no tiene porqué ser una sorpresa"

Kitsune seguía tratando de provocarlo y en Cromwell regresaba ese desprecio por la raza a la que pertenecía el príncipe que tenía enfrente, representante de todo eso que odiaba, de todo eso de lo que alejaba a sus ángeles.

Los demonios, los terranos, no eran el problema por sí mismos, lo era todo lo que hacían, lo que permitían, lo que representaban, esa lujuria desmedida, por otros cuerpos, por la tierra, por las riquezas, la avaricia que mataba la tierra y el egoísmo. Ah, y sus juegos mentales que le crispaban los nervios.

"Entiendo entonces que no tiene nada que pueda serme de utilidad en mi búsqueda…" movió uno de sus pies tras del otro e hizo una apenas perceptible inclinación de la cabeza para darse media vuelta, sin antes decir "le agradezco su tiempo."

Sabía que Kitsune era un demonio… no debía creerle ni una sola palabra.

Sonrió a ver como se ocultaba aunque era difícil de confirma que así había sido porque la muestra en su rostro fue muy leve, pero aquel personaje, bueno era unos de los más entretenido por su afán tan profundo de permanecer tan puro como había nacido, pero realmente nada de ello valía la pena, sólo provocar más deseos de destruir.

"Jaja me pregunto si la ley tan especial de Heaven por prohibir aquellos romances es realmente por necesidad de los demás ángeles o por la de su gobernante, claro que puede ser un reflejo de sus necesidades personales, el hecho de no desear que suceda lo mismo que pasaron con mis tíos, pero es tan lamentable..."

Declaro cuando lo vio casi al punto de irse, en realidad le daba igual como tomara sus palabras.

Sonrió, sin sentir algo realmente, al menos nada definido.

"Todo lo que hago, lo hago por amor... No hay egoísmo en las reglas de Heaven, sólo las instrucciones que tendría cualquier padre preocupado por sus hijos, las que protegen y advierten de los posibles daños. Pero, príncipe, no hable como si usted deseara que ocurriera lo de hace años, no entristezca así mi corazón, ¿no hemos sufrido todas las naciones?"

Lo miró al detenerse, justo a la entrada, sintiendo los cálidos rayos del sol sobre su piel trigueña, dejando su figura en una sombra a contra luz, donde sus ojos grises se veían peligrosamente claros, salvo por ese punto negro en su centro.

"¿O usted desea que se repita?"

“Mm, Me pregunto a veces eso mismo…”

Dijo con una sonrisa y no sólo en sus labios, sus mirada también parecía brilla ante aquella cuestión, la idea siempre le resultaba tan tentadora, pero él sólo cambiaria un hecho de todo eso y era realmente exterminar a todos los lideres de esa forma tomar el poder con los vencidos seria mas fácil aunque también había otros medios pero eso era muy su secreto.

“Pero no es como si se pudiera evitar si las cosas deben de pasar otra vez.”

La última frase removió ciertas cosas en él.

Cromwell definitivamente no quería pasar por eso otra vez y, si en su poder estaba, lo evitaría... sólo porque no quería ver de nuevo ese rostro triste.

"Se puede..."

Y él sabía cómo... Sólo había que eliminar uno de los factores y el resto, todo el resto, el dolor, la nueva pérdida, sería imposible.

“Parece muy seguro de eso, pero cuando se intenta invitar algo que ya esta escrito sólo adelantas la situación, pero aun así será divertido ver sus intentos…”

Dijo con media sonrisa, en realidad no creía que nada de eso pudiera detenerse y si era logrado al menos evitaría una cosa y si no, eso haría que estuvieran ocupados por lo cual podía aprovecharse así que sin importar como fuera la situación podía aprovecharla.

"Ya lo veremos..."

Dijo y, con eso, se terminó de retirar. No quería admitirlo, pero las palabras de Kitsune había causado cierta conmoción en él. Definitivamente, el pasado no era algo que él quisiera repetir.

Verlo irse de esa forma le causo diversión, eso había sido fantástico, bueno ahora podía presumir un poco de que provoco algo en el gobernante de los ángeles, pero igual no importaba mucho, lo que realmente seria digno de presumir era romper aquella careta que llevaba siempre, pero eso ya lo pensaría más tarde, decidió continuar su propio camino, era momento de ir por otras travesuras.