Granate y Plata

Las piezas de aquella peculiar coleccion, hechas en antaño ocupaban su mente y sentidos, las pinceladas perfectamente ejecutadas y el dote de vida que se habia impuesto a cada uno de los ocupantes de esos cuadros era maravilloso, seguro de que los mas grandes artistas de aquellos años habian dedicado su tiempo y energia en esa perfeccion.

Se detuvo ante el cuadro de Remil, la serena sonrisa amable y apacible en aquel rostro le causaba un sentimiento particularmente molesto. Divago por aquel sitio buscando a ese otro Remil, buscando respuestas a todas las preguntas que tenia, a los deseos que mantenia.

-Es increible verdad?, pensar que ese ser sea buscado por todos y al mismo tiempo sea inalcanzable-

Vio la figura de aquel demonio, sabia o presentia que era el unico que podia haberle citada en sitio semajante, pero es que no estaba mas que claro?, los visitantes eran pocos, algunos curiosos, pero no llevaban un largo rato contemplando aquella imagen como esperando.

Se escondia de todo mundo, lo buscaban por aquella ala plateada que tenia consigo, habia logrado escapar de aquel Devas peculiar con algo de dificultad, y despues estaba esa llamada mental por decir algo que recibia, la cita en aquel punto, desconocia quien le atraia, pero ahi estaba, parado frente a el.

-Me buscaba, aqui me tiene-

-Has venido, propio de un joven, altanero y aventurero, no sabias que eso puede traerte problemas?-

Menciono girandose 3/4 en direccion del angel, quedando con la pintura a un costado, un jovencito de ojos claros y rubios cabellos, un angel joven que distaba mucho de parecerse a ese Remil idealizado, un alma joven, demasiado, pero tambien era imposible verificar la veracidad de aquello; tenia el alma perturbada y el cuerpo alterado, no algo que pudiera matarle, pero si algo que trataba de adaptarse, acoplarse forzadamente al cuerpo del anfitrion, pero este angel era diferente de aquel que se llamaba Jonathan. La esencia del rubio estaba manchada e impregnada por otra fuerza vital, un demonio.

-Ya veo-

Fue todo cuanto mencion, desviando el rostro al angel de aquella pintura.

-Quiero que vengas conmigo, debo llevarte con alguien, si esa persona no puede darte asilo, Hell sera el mejor lugar para ti-

- Y asi como asi espera que acepte alegremente, le tome de la mano y vaya con usted, no?-

Mascullo entre dientes mirando el tambien al pintura, la benevolencia de Remil, la dulzura de esos ojos piadosos plasmados para siempre en ese cuadro, suspiro, cerrando los ojos pesadamente se cruzo de brazos.

-No lo tome a mal, pero si estoy aqui es por simple curiosidad, tambien es por que quiero respuestas, ya han estado jugando conmigo demasiado, asi que le agradeceria que se hable claro, quien es usted, como hizo para contactarme, por que me busca precisamente a mi y a donde quiere llevarme-

-En ese orden- Contesto de manera escueta- Soy Maximilian Flamerg, un simple demonio curioso, el contacto mental no es dificil si uno tiene cierta antiguedad y esta tratando con un mocoso, no es precisamente a ti o solo a ti, cualquiera que emite un aura tan perturbadora, ha captado mi atencion, pense que seria buena idea llevarte al puente, es un sitio neutral, nada y nadie podria sacarte de ahi si no lo deseas-

Le miro fijamente de nuevo, estudiando todo lo que rodeaba el cuerpo del jovencito, estaba sorprendido genuinamente, la misma sensacion como aquel angel llamado Jonathan, auras fuertes, luces mezcladas, esencias corrompidas, no comprendia, no terminaba de comprender que estaba pasando en Eterna, por que estaban forzando a algunos angeles a portar esas alas o eran vestigios que quedaban de los angeles de alas plateadas?

Dio un par de pasos sin decir nada, indicandole con un solo gesto que le siguiera, necesitaba moverse de ese lugar, dejar de sentir esa mirada serena de Remil sobre el

-Que ganaria usted haciendo ese tipo de cosas no logro comprenderlo-

Comenzo a seguirlo cuando le vio hacer aquel gesto, peor aun cuando lentamente comenzo a caminar, parecia no tener voy y voto en aquella decision, dio un ultimo vistazo al cuadro de Remil, perturbado por la sensacion que le dejaba, el seguia sin sentirse la reencarnacion de ese ser, por lo que todo lo que pasara recien no lo comprendia.

-El puente... pero me darian asilo ahi?-

Le pregunto curioso, ahora no comprendia del todo por que debia pedir asilo, es que corria alguna clase de peligro?

-No gano nada, no de provecho para mi mismo, toda Eterna sale ganando si lo que deseo se lleva acabo.-

Absorto en un cuadro de Yggddrasil se detuvo mirando la escena que era pintada ahi con detalle, observando como habian captado el momento justo en que un pequeño nacia, aquello le dejo perplejo mientras miraba en direccion del rubio que seguia con todas aquellas preguntas que desde un punto de vista parecian naturales.

-Hay varios corderos que fueron o seran sacrificados para llevar a cabo un deseo, eres uno de esos corderos y has sido marcado con esa esencia, las alas plateadas que seguramente portas son el sello que te haran destacar, ya debiste haber sufrido, hay otro como tu-

Sentencio quedamente, comenzando de nuevo ese andar, la situacion era complicada y que un chiquillo como aquel estuviera involucrado, parecia una mala broma del destino, podia o no aceptar su ayuda, pero estaba seguro de algo, no podria dejarlo a su suerte tal y como deseaba, su enemigo era uno solo, los corderos elegidos al azar no debian tener daño, no debian sufrir por semejante juego que llevaba alguien mas entre manos.

-Desconosco la situacion actual, desconosco por igual los deseos de ese atacante, solo puedo intentar mantener a los corderos a salvo, antes de que sus vidas sean arrebatadas-

-Un... cordero.-

Menciono quedamente escuchando las palabras de aquel hombre, la piel se le habia enchinado con la idea de morir, tal cual pensaba, todo estaba tomando un rumbo de lo mas macabro a una velovidad arrolladora, la adivina tenia razon, algo se estaba moviendo, la tormenta estaba acercandose mas y mas sobre Eterna, sobre si mismo.

-Hay otro mas como yo?-

Las palabras habian resultado al fin comprensibles en su cabeza mientras miraba seguramente con cara sorprendida al demonio

-Si, hay otro como tu, un angel que tiene la misma carga que tu en la espalda, que ha sido llamado al igual que tu Remil, solo que ese ser no ha corrido con tanta suerte como tu a la hora de escapar de las garras de la gente de Heaven- Menciono quedamente entonando la voz casi en un susurro, como si presintiera que podia perturbar la espiritualidad del lugar con aquel tipo de charla.

-Es un pobre cordero, que sera sacrificado si no logramos ponerlo a salvo, esta demasiado desprotegido me temo y esta solo-

Se llevo las manos a los anteojos, con cuidado los acomodo una vez que resbalaron por el puente de su nariz y clavo los ojos color oro en direccion del mas joven, le veia tratando de detectar cualquier cosa, tenia una buena fuerza vital, saboreaba la esencia pura y calida del menor, un alma joven, peculiar, aventurera y sobre todo terca, esa fuerza iba a servirle mucho en una situacion como la que se encontraban.

-Hay algo que pueda hacer para ayudar?-

Fue el primer pensamiento que salto, miro al demonio con un poco menos de aprension y mas seguro que como estuviera en principio, no tenia tiempo para estarse lamentando de lo que le sucedia y tenia la seguridad de que tal cual le dijera la adivina, solo debia seguir avanzando, las dudas podian traerle problemas y el sabia bien quien era.

-Si, mantenerte al margen de esto, eres un joven, tu poder no tiene nada de extraordinario, seras presa facil si intentas siquiera inmiscuirte en todo esto, que si bien te ha envuelto, no te correponde-

Hablo quedamente midiendo la capacidad del angel, observando la disposicion que tenia;pero, que sin embargo no era suficiente, las buenas intenciones quedaban fuera de discusion, con ese tipo de cosas no se ganaba absolutamente nada, el poder y solamente eso era lo que hacia cambios realmente. Se giro en direccion del cuadro de Solei esta vez, la mirada serena y la sonrisa entrañable que caracterizaba al creador de Eterna, cuanta falta habia hecho a lo largo de aquella tragedia.

-Tienes a alguien especial, no es asi?, por lo mismo es que debes pensar primero en ese ser, tu bienestar, es la felicidad del otro-

Los ojos color ambar se giraron en direccion del angel joven, observandolo con fijeza solamente prefirio no decir nada mas.

-No es la primer persona que me dice eso, y lo comprendo, pero...-

Bajo la cabeza congojado, se sentia tan impotente en aquellos momentos, no comprendia del todo por que era que pasaba aquello, peor aun, por que no tenia la fuerza suficiente para hacer algo al respecto, a final de cuentas, las palabras de aquella adivina cobraban vida, era esperar y nada mas, todo sucedia por alguna razon, aun si no podia comprender del todo en ese instante que es lo que pasaba

-Pero nada, eres joven, impulsivo, comprendo perfectamente bien lo que tu corazon dicta, lo que tus sentidos y mente dictan, pero, me temo que ser impulsivo no traera nada bueno, ni a ti ni a ningun otro ser que quieras proteger.- La mirada se le suavizo observando al angel de buenas intenciones.- Admiro tu alma, tu determinacion, pero debes ser conciente de tu propio limite, de la falta que te hace de algo muy importante.-

-Que es ese algo?.-

Penso con dolor en su encuentro con Devas, la mirada que le dedicara, las palabras que le hicieran romper el pecho.

-Es... la segunda persona que me dice algo asi.-

-Aquellos que caen en la desesperacion y la desolacion, que son presas de la mas negra oscuridad pierden de vista algo sencillo.-

Miro al angel de cabellos claros con cierta pena, pero tambien con dureza mezclada en el semblante.

-No vives en este mundo solo, tienes conexiones con otros seres... piensas tu que sacrificarte por otros o actuar sin importar las consecuencias no causaran daños?, un corazon egoista como el tuyo puede traer desgracias aun si las intenciones son buenas.. por eso es que no debes precipitarte y tomar las cosas con calma, enfriar tus sentidos y pensamientos.-

Cerro los ojos con aire pesado, esas mismas palabras que decia ahora, las habia aprendido el por la mala, duramente... cruelmente.