-Es una promesa...-
Aquel repentino beso lo tomo desprevenido, no se movio y aquella calidez parecio quemarle la piel de la mejilla. Se quedo un instante solamente mirando en direccion por donde se fuera Seiren, pero la risita en su cabeza le regreso a la realidad. El gran lobo negro se burlaba de su dueño, repitiendo de nuevo algunas palabras que el moreno no deseaba escuchar, regreso de nuevo a ese arbol, solo tocandose la mejilla, dejando que el corazon olvidado tiempo atras comenzara a latir lentamente de nuevo.