Prohibido...solamente prohibido...(privi)

Oía unos golpeteos en la cocina hasta que oyó la palabra "rata", sólo sonrió desde la ventana donde estaba asomado y mediante unas pequeñas frases en lo que parecía ser un idioma antiguo , convocó a su hidra de casi dos metros, aunque en realidad era por la longitud de sus largos cuellos.

-Tengo un trabajito especial para tí...-sonrió dulcemente a su familiar y lo acarició, con sus simples pensamientos. La hidra salió veloz de la habitación y se deslizó escaleras abajo. Entrecerró su mirada seguro de lo que escucharía luego y apoyó sus codos de nuevo en la ventana, observando atentamente los extensos campos de trigo. Ezequiel había tenido un gusto exquisito eligiendo el lugar donde vivir. Desde que el conde había fallecido y no andaba perturbado con los recuerdos en aquel palacio, habían comprado una mansión de un antiguo comerciante y se mudaron a las pocas semanas.

-Buuu...-escondió su cabeza y suspiró dos o tres veces, algo le estaba pertumbando desde hacía alguno días y deseaba demasiado volver a verlo.

Estaba enojado con su hermano desde que había soltado aquella idiotez con Michael de que era amantes y tuvo la impresión de que había sido severo con el mismo. Después de que el demonio se marchara tuvo con Mirtros una larga charla y le prohibió estrictamente volver a insinuar algo similar en presencia de otra de sus amistades o tendría que enviarlo durante un tiempo al palacio del conde y que meditara su actitud.

Hace unos días atrás lo había notado distante, así que en cierto modo se sentía culpable de todo aquel sermón y pensaba que tenía relación. Pero algo no encajaba allí, al día siguiente de la discursión Mirtros había amanecido muy alegre y hasta no parecía influenciado por su charla, incluso seguía igual de cariñoso. Pasaba por la habitación cuando frenó al verlo parado en aquella ventana y suspirando continuamente.

-Mirtros...-se acercó hasta él preocupado y dejó cierta distancia, observándolo algo preocupado.-Sucede algo?

Volvió a suspirar algo agobiado, preguntándose si estaba bien lo extraño que se estaba sintiendo. Era demasiado diferente a lo que sentía por Ezequiel y estaba aterrado. No sabía como escuchar a su corazón pero algo le decía que no debía hacerlo por que obraría mal, y no deseaba el desprecio de esa persona. Sobre todo a ahora que al menos había llegado a la conclusión de que debía estar cerca del y protegerlo.

Volvió a suspirar con pesar cuando la voz de Ezequiel lo distrajo y giró de pronto asustadizo, observándolo desde allí algo paralizado.Entrecerró su mirada entristecido y le respondió con otra pregunta.

-¿tanto de me nota?

-Mmmh...demasiado...-respondió sin más acercandose un poco más hasta él y alzando su mano para acariarle los cabellos con suavidad.

-No tendrá que ver con la discursión del otro día...¿cierto?...

Frunció el ceño molesto y le negó evasivo.

-Que va...-aquellas caricias no sirvieron de nada y volvió a girar algo inquieto sobre la ventana, apoyando allí las palmas de sus manos y jadeando de nuevo. Un dulce sonrosado cubrió sus mejillas y abrió los labios algo avergonzado.- He conocido a alguien...y quiero estar con él...

Abrió sus ojos turquesa de par en par cuando le abrió su corazón a Ezequiel y le habían nacido esas palabras a su pregunta de forma tan simple y clara. ¿Estar con alguien? ¿Eso que significaba? ahora se entendía mucho menos, ¿no era protegerlo y serle leal como seguramente deseaba de toda su guardia?.

-¡¡arg¡¡...no lo entiendo...¡¡solo tengo ideas en la cabeza que me exigen ser perfecto!!...-giró a Ezequiel y le alzó la voz desesperado.-¡¡quiero ser perfecto para esa persona!!...¿entiendes?...venga¡.

Tomó al mas alto de la camisa y lo empujó hacia él mirándolo fijamente a los ojos.-¡Tu siempre tienes una respuesta a todo!...así que dime...¿por que quiero ser perfecto?...¿por que solo pienso en él?

Se esperaba de todo menos aquella curiosa reacción y enarcó una ceja al ver al otro tan inquieto. Cuando Mirtros tenía dudas era complicado entenderlo incluso para sus padres. Pero por suerte Ezequiel sabía mantener siempre la calma en todo momento, esa tranquilidad tan exclusiva del era lo que realmente podía controlar el caracter de Mirtros y tranquilizarlo para que se pudiera comprender mejor así mismo.

-Jajaja...¿ser perfecto para alguien?....-sonrió sin más bastante divertido y tomó las manos de su hermano pequeño y las juntó, acogiéndolas amorosamente entre las suyas bastante sonriente. Nunca le había alegrado tanto escuchar algo como aquella confesión, por que lo mejor de todo es que no se trataba del sino de otra persona.

-Creo que se le define atracción...-comentó con una mirada cálida juntando sus frentes y mirando con ternura aquellos lindos ojos turquesa ahora más destacados por aquellas mejillas tan rojas.

-De todas formas hay algo que no entiendo...¿ser perfecto por que?...¿Acaso él es perfecto y quieres estar a su altura?...¿es eso?

Se sonrojó violentamente cuando Ezequiel cogió sus manos y juntó sus frentes.

-Nngg...-nada más escuchar la palabra "atracción" los latidos de su corazón se aceleraron. Pero ante la sonrisa del otro se enojó bastante ante la impotencia, él no estaba jugando y Ezequiel parecía estarse burlando. Sus sentimientos no eran ningún chiste, claro que no...

-¿Eres idiota?...-saltó algo perturbado y lo alejó de un ligero empujón. Sus ojos se cristalizaron sin más, estaba tan alterado que no sabía como reaccionar ante su confusión.

-Él es perfecto...¿y que?...¡¡no le veo la gracia!!...-antes de ver otra posible sonrisa en su rostro salió corriendo de allí y apartó al ángel de su camino de un solo empujón. Girando repentinamente en la puerta y frunciendo el ceño colérico.-¿Que vas a saber tú?...¡tan solo piensas en suicidarte!...no te importa nadie más que tu mismo...¡aléjate de mí!....

Salió corriendo escaleras abajo sin más y cuando llegó al jardín cayó rendido sobre el escalón, abrazándose a sus rodillas y escondiendo su rostro entre las mismas. Estaba demasiado confuso, su mente simplemente era un caos.

Otra vez lo había sorprendido con aquello. En otra ocasión se habría dejado llevar por aquel comentario de que solo pensaba en si mismo, pero ver al menor en ese estado simplemente se concentraba más en averiguar que le sucedía realmente a su querido Mirtros.

-Maldita sea...¿desde cuando es tan infantil?...-antes era mucho más accesible, pero de pronto se había vuelto inestable y no razonaba ninguna de las acciones de Ezequiel. Ahora si que lo había logrado preocupar de verdad, en años que no se había tomado algo tan en serio, siquiera la tristeza de Mirtros por verlo tan débil cuando salía por las noches. Solo que siempre había regresado hasta aquella vez.

Bajó las escaleras con calma y le pidió a la madre de Mirtros que no los interrumpiera por nada del mundo. La mujer asintió segura de que aquello le llevaría tiempo a Ezequiel. Cerró la puerta del recibidor con él fuera y frenó sus pies al lado de Mirtros, cruzándose de brazos y observándolo desde arriba.

-Es la última vez que voy a intentar suicidarme...- se arrodilló a su lado y se inclinó a su altura para que lo viera de frente.-tienes mi palabra.

Lo notó colocarse a su lado pero no hizo nada, solo siguió abrazado así mismo hasta que escuchó sus palabras. Frunció el ceño y lo observó atravesado, revelando unas ligeras lagrimillas en sus bellos ojos turquesa. Le pronto su expresión cambió a un profunda tristeza y solo le negó con la cabeza.

-Yo...-estaba desesperado por comprender que le sucedía, aquello era simplemente insoportable y necesitaba calor humano. Tuvo el impulso de abrazarse a Ezequiel y esconder el rostro en su pecho, volviéndose a sonrojar violentamente.-Esta bien...no vuelbas a hacerlo¡...entiendes?...

Gimió ligeramente unos segundos hasta que logró calmar su pequeño llanto haciéndole al otro una curiosa pregunta.

-Y ahora...quiero saber a que te refieres con atracción...define atracción...-su tono de voz bajo hablándole más dulce y bajo.-por favor...