Paz

Era tan tranquilo... ese lugar le traía tanta paz. En alguna ocasión, mucho tiempo atrás, había oído decir a un par de terranos que el vientre de la madre era el lugar más cómodo para un bebé. Si así era para los nacidos, no dudaba que Yygrassil fuera eso para los puros.

Rodeado de la calidez del sol de Heaven, con al clama brisa que movía las ojos del Árbol de la vida y sus cabellos, bajo la sombra de ese organismo viviente que podía jurar lo conectaba con el creador. ¿Había un mejor lugar para estar?

Al alzar la vista y nota unos pequeños frutos, apenas naciendo, no pudo sino sonreír a ellos. Ojalá se trataran de unos hermosos angelitos, como sus hermanos puros que eran todos hermosos a su manera. Los amaría tanto y justo a sí.

Un suave susurró del viento le advirtió entonces de una presencia cercana, pero no se movió en primera instancia, disfrutando de esa sensación de paz que le embriagaba al menos por un momento más. El mundo tenía luz aún... está justo allí, en Heaven, en Yygrassil...

Observó aquella magnánima figura, aquel ángel que representaba y conocía mejor que nadie, la pureza y luz que debían poseer los de su raza.

Se acercó arrodillándose al estar cerca de él

“Mi señor, me informaron de su llegada” agacho su cabeza “es un honor que nos visite, me hubiera gustado haberlo recibido desde la entrada, como usted lo merece”

Abrió los ojos cuadno lo sintió acercarse y le sonrió con el cariño con el que lo haría un hermano mayor.

"Mi precioso Arian, en vez de preocuparte por eso justo ahora, acompáñame"

Se movió un poco y con un elegante movimiento de su muñeca, le ofreció el lugar a su lado al hermoso angelito frente a él.

"Hace un tiempo que no compartimos un rato a solas. Cuéntame, ¿qué ha sido de ti?"

Su corazón dio un ligero vuelco, aquella persona era su adoración, sus ojos reflejaban la admiración y dicha que sentía al estar a su lado

"Mi señor, mi vida entera se dedica a predicar la palabra de nuestro amado creador” desvió sus ojos hacia el esplendoroso árbol “y al cuidado de sus obras, estos días he visitado al sagrado Yggdrassil y los frutos que han nacido”

"Ya veo" comentó ofreciéndole una sonrisa complacida para pasarle los dedos por el cabello en una pequeña caricia, un mimo y un agradecimiento por su dedicación, por su esfuerzo. "No cabe duda que Arian es todo un modelo para los ángeles en Heaven. Tan dedicado, tan responsable y entregado. ¿Quién como mi precioso Arian para llevar la palabra de nuestro creador?"

Era uno de sus ángeles más pequeños en edad, tan devoto y fiel que era uno de sus orgullos.

Acarició su mejilla con sumo cariño.

"He visto los hermosos jardines del templo. ¿Ha sido obra tuya?"

Inclinó su cabeza, al tiempo que cerraba sus ojos permitiéndose disfrutar aquella caricia que significaba tanto para él

“Solamente cumplo con las tareas que me fueron confiadas, y lo hago con gusto, mi Señor” sonrió suavemente relajando su porte serio y frío ante el halago

“Deseo que todo sea un reflejo de la belleza y amor del creador, por eso he puesto atención al cuidado de los jardines, y...” pauso un segundo “soy tan feliz que te agraden”

"Si algo encierra esa belleza y mueve a ese amor es la hermosa sonrisa que tienes"

Se acercó un poco más, decansando su cabeza en el pecho ajeno, pasándole un brazo por detrás en un abrazos, aprovechando su nueva posición para acariciar entre sus dedos los mechones de cabello de la nuca de su hermoso y pequeño angelito, permitiéndose cerrar los ojos por un momento y disfrutar del sonido de su corazón.

"Cuando sonríes, soy yo quien se siente inmensamente feliz, así que, ¿podrías hacerlo un poco más? ¿Aunque fuera sólo para mí?"

Se acomodó un poco, pegando su oído a su pecho esperando su respuesta, esperando escuchar su voz así de cerca, retumbando como arrullo y canción contra la caja toráxica del menor.

La voz de sus hermanos... era de lo más, más hermoso que existía.

En un acto que consideró como osadía, pero sentía tan necesario, correspondió aquel abrazo, cerrando también sus ojos ante las tiernas caricias

"Yo por usted mi señor , haré cualquier cosa" respondió con clara determinación

Sonrió más que complacido por esas palabras, por su sonido, sobrecogido por el abrazo de su hermoso Arian. Su pequeño y puro ángel.

Suspiró suave y elevó la mirada para ver esa linda carita que le encantaba, moviendose apenas en su abrazo para alzar el rostro a la altura del del menor, en una especie de descuido, quedando peligrosamente cerca de él, sintiendo su respiración en su piel. Su mano había dejado de jugar con el cabello del angelito y sus ojos reflejaban casi cual espejo el rostro de Arian. Se sorprendió a sí mismo contemplándolo, habíandose quedado callado, con esa sutil sonrisa en los labios, ni un centímetro más lejos de cuando antes y...

Se rió bajito, alejandose apenas un poco, pero sin romper su abrazo.

"Me haces cosquillas" admitió, acariciando su propio rostro para quitar la sensación de esa cálida respiración contra él y, efectivamente, esos dulces cosquilleos que le había provocado para poder volver a hablar. "Me gustaría ayudarte con el jardín alguna vez... podría hacer los surcos en la tierra si un día deseas plantar nuevas semillas"

"Ah! lo lamento!" Desvio su rostro, aquella cercanía le habia puesto nervioso, era algo misterioso que le alteraba, por eso optó por retirar sus manos despacio

"Pediré que preparen un área en el jardín si ese es su deseo"

Sentía como su corazón latía acelerado, esas sensaciones desconocidas le asustaban, ¿que podía hacer en ese caso?

"Descuida... cuando sea el tiempo, cuiando las plantas que ahora están busquen descanso, entonces"

Suspiró calmado, como si nada, para ponerse de pie sonriendo con apenas un atisvo de culpa.

"Lo siento, ¿te he puesto incómodo?"

Asintió levemente

"Es.. es solo que mi señor" le tomó una mano "Tú eres algo tan especial, es imposible que mi corazón no se agite de emoción al estar cerca de ti"

Abrió los ojos ligeramente sorprendido por esas palabras, por ese gesto de admiración que le recordaba en cierta forma a otro ángel. Y sonrió sin poder evitarlo, olvidando toda culpa o vergüenza al incarse frente a él y tomar su mano en la suya...

"Mi hermoso Arian... tus palabras hacen a mi corazón rebosar de alegría"

Lo abrazó de nuevo, esta vez de frente, cariñoso y cálido, tanto como podía ser ene se pequeño pero significativo abrazo.

"Si tan sólo hubieras conocido a nuestros hermanos. Yo estoy ahora ocupando el lugar de Sebel mientras esperamos que despierte, pero él es quien es realmente especial. Cuando despierte lo verás... Sebel es... la luz de Heaven y Eterna."

Aquellos nervios se fueron , y cambiaron por una dulce calidez, su corazón no se explicaba como como podía ser tan voluble, pero no podía ser otra cosa que la maravillosa existencia de su señor

"Sueño con ese día, ese por el que oramos al único Creador cada día" Cerró sus ojos, toda esa doctrina, esas oraciones era por cuanto vivía " Para ver el regreso de nuestro gran señor Sebel, y la grandeza de sus obras, de su sabiduría, esa que tus nos enseñas "

Sonrió acariciando su cabello, emocionado como un chiquillo hablando de Sebel. Sólo mencionar y escuchar su nombre movía cosas en él, así de fácil.

"Y lo verás, te lo aseguro, yo mismo te llevaré con él y te presentaré"

Cerró los ojos por un momento, recordando la imagen que tenía de su hermano, del ángel original y todo lo que provocaba en él para poder transmitirlo con verdadera fidelidad, bajando un poco su tono de voz, para que fuera como una pequeña confesión, una rebelación para su hermanito.

"Cuando vi por primera vez sus ojos, quedé paralizado... Yo no llegué a conocer al Creador en persona, pero cuando oraba a él, imaginaba que tenía ojos como los de Sebel, aún ahora... simplemente, es algo que jamás se olvida. Su fuerza podía hacerte estremecer, porque todo él es imponente."

Hablar de él, recordarlo, lo llenaba de verdadera paz y el lugar, le recordaba muchos, pero muchos años atrás, cuando podía estar justo así con ese ángel.

"Por eso es nuestro deber restaurar Heaven y Eterna... para que Sebel pueda despertar."

Casi podía jurar que una luz especial estaba rodeando a su señor Cromwell y le embargaba un sentimiento, un deseo de ver esa felicidad, esa paz en el siempre

El creia en la magnificencia de Solei, en la grandeza de Sebel, en las palabras de Remil, ansiaba el día de su regreso, lo hacia de corazón, pero para él lo real, lo que en realidad le movía era él y solamente él, su señor, su guía

"¡Yo me esforzaré! Por Eterna, por nuestro gran señor Sebel y por ti mi señor para que la espera no se prolongue más"

Lo miró con una sonrisa en los labios y tomó una de sus manos, acercándola a sus labios para depositar un pequeño beso sobre el dorso de sus dedos, tomándola luego entre sus dos manos, suspirando sin hacer ningún ruido, dejando apenas que se notara el movimiento de su pecho, conmovido.

"Entonces estas serán unas de las manos que traerán la verdadera paz a Eterna..."

Llevó esa manita hasta su mejilla y se recargó ligeramente en ella, mirándolo directo a los ojos, con ese especial cariño que cargaba para sus hermanitos.

"¿Puedo confiar en ellas?"

Sentia como si para eso habia vivido hasta ese momento, aquel gesto de inmenso amor y de confianza que le daba su señor era lo más hermoso para el

"Mi vida es para ti, yo te juro fidelidad a ti y nuestra causa"

Sus piernas parecian no sostenerle y termino por arrodillarse, alejando sutilmente su mano de aquel suave toque

Sintió el perder de ese calor y contacto poco a poco, sin inmutarse al ver a Arian arrodillado.

"Pero que hermoso eres..." susurró bajó, sin perderlo de vista "por tu bello corazón... gracias"

Rozó apenas con la yema de los dedos su mentón para que lo viera a los ojos y luego lo dejó lentamente, cuando sus miradas se habían encontrado ya.

"Cuando seas mayor, ¿te gustaría hacer un pacto de conexión conmigo?"

Sus labios se entreabrieron, pero de la emocion que le embargaba su voz no salia, por lo que termino asintiendo con su cabeza para finalmente pronunciar palabra

"Sería todo un honor mi señor"

"El honor será mío, si puedo comprender los pensamientos de tan deboto sacerdote, uno de los orgullos de Heaven y mío también"

Le sonrió, ofreciéndole su mano para que se pusiera de pie.

"Ahora... ¿por que no me muestras tu lugar favorito en el templo? Me gustaría verlo como lo ve mi hermoso Arian"

No habia palabras para expresar lo que su corazon estaba sintiendo, sonrio suavemente asintiendo con su cabeza

"Realmente siento que me tiene en demasiada estima , no merezco tanto de usted mi amado señor"

Medito un momento rememorando los sentimientos que le evocaban cada lugar del templo

"Sin duda alguna, es este sitio mi señor, es donde siento más cerca a nuestro Creador, pero" hizo un movimiento para indicar que debian avanzar "hay otro lugar que es especial para mi"

Negó levemente con la cabeza cuando Arian pareció dudar de su propio valor, cuando para él era uno de sus más hermosos ángeles, en esencia y físicamente, en sus convicciones, todo él era hermoso y, por ello, tenía un lugar tan especial en su corazón. Él, que no debía ser tocado.

"Vamos entonces... guiame"

Sus pasos avanzaron lentamente, disfrutando la dulce escencia que despedia su señor , tan sutil y embriagadora que se sentia culpable de ser el unico en poder aspirarla en ese momento

No habia avanzado muy lejos cuando llego a una cama de flores cuyos botones apenas se asomaban

"Quizas sea un lugar muy sencillo, pero este es un lugar especial para mi " se agacho rozando los delicados capullos " ya que estas pequeñas han sido sembradas desde semillas por mi y las he visto crecer poco a poco"

Lo siguió con pasos suaves hasta donde le guío, la suave cama de botones de flores que se asomaban casi tímidas a su vista y que, inevitablemente, le habían hecho sonreír por esa dulce esencia en ellas.

Se puso en cuclillas cerca a un lado de ellas y, con todo el cuidado y cariño de sus manos, acarició uno de los pétalos de una de ellas, riendo suavemente a la sensación que le había trasmitido, como pequeñas cosquillas por sus dedos, tan llenas de hermosas sensaciones y sentimientos que parecían profesar suaves halagos y agradecimiento a quien les había cuidado. Casi para asegurar que se veían aún más hermosas por la presencia del ángel rubio frente a ellas, su cuidador. La versión de una sonrisa floral.

"Parece que no soy el único que cree que eres especial... todas ellas parecen especialmente alegres en tu presencia, tantas sensaciones me llenan el pecho y me aceleran el corazón" comentó llevándose una mano al pecho, sintiéndolo rebosando de la alegría que le habían contagiado las hermosas plantas. "No existen más hermosos sentimientos y los has cultivado todos tú..."