Reencuentro...(privado)

Era un día diferente, por decirlo de alguna forma. Se sentía consternado por los últimos sucesos que le afectado al trasncurso de aquellos días. Todo desde que conocía aquel curioso demonio, fue cuando recordaba las palabras de su padre, refugiarse en sus amigos.

Ezequiel no paraba de dar rodeos por la plaza, estaba un poco distraído desde aquel suceso, seguía incómodo con la idea de compartir su secreto, pero sino huviera recapacitado a tiempo..mejor no pensar que habría sucedido. Por más vueltas que le diera a todo no sabía realmente que hacer, si era posible cambiar en esa nueva vida o continuar con el temor de causar aquel daño.

Algo ensimismado se cruzó de brazos y frenó en seco, permaneció inmóvil en aquella hermosa plaza como si una parte mas del decorado se tratase. Sintió una suave brisa acariciar su fino rostros y logro escuchar el sonido del viento entre las hojas de los árboles, meciéndose al compás de estás. Había algo en el aire, estaba inquieto por algún motivo podía percibir alguien en aquella zona, una presencia que lo perturbaba.

-...-Giró sobre sus pasos y quedó enmudecido, sus labios estaban entreabiertos esperando mencionar alguna palabra pero inutilmente solo podía respirar. No podía dar crédito a lo que veían sus ojos, era sencilamente increíble.-Tú.

-Abel...-susurró suave, pero estaba seguro que el otro podía oírlo. Debían estar ellos dos y nadie más, aquella petición no le hizo efecto alguno sino al contrario.-¿Desaparecer?...No estoy tan seguro de ello.

Frente al otro tan solo alzó la mano y creó una considerable barrera de aire, unificándola con su hechizo de protección. La gente que estaba alrededor comenzó a ser arrastrada, aquellos humanos simplemente estorbaban. No les haría daño pero los apartó de su camino caminando en dirección a su antiguo compañero y enemigo.

-No quiero luchar...-murmuró con serenidad. No sabía como reaccionaría el otro al ver que se le acercaba sin miramientos, con la mirada decidida pero una extraña nostalgia en ella. Necesitaba hacer algo, pero no sabía exactamente el que.

Espera...

Frenó en seco dejando una distancia prudente y jadeó con pesar, estaba confuso, no sabía con que comparar lo que ahora mismo estaba sucediendo, tan solo sentimientos encontrados. La verdad, era lo más dificil de todo, hasta un momento iba a ser claro, ya había meditado muchas veces como lo haría, pero ahora simplemente se había paralizado.

-Mmm...-desvió su mirada inseguro, se sentía tan indigno que no podía avanzar más. Tocarlo sería una auténcia ofensa a su juicio, pero huír sería de cobardes.-No quiero luchar.

Repitió sin más, juntando las manos pensativo.

Soy un mosntruo...¿verdad?...debería alejarme y dejarlo en paz...¿debería?...

Permaneció tranquilo hasta que aquel trueno que irrumpió entre ellos logró sobresaltarlo, dando unos pequeños pasos hacia atrás pero al instante avanzando de nuevo con el ceño fruncido.

-¡No seas necio!...Escúcha al menos...¿eh?...-la tierra estaba temblando.

Recordó como había sido su trágido final, creó una barrera de protección al invocar la magia blanca y la dejó entre ellos. La actitud del otro era de lo peor pero sabía que él mismo se lo había buscado. Se perturbó al ver como la tierra se abría en dos frente a él y se inclinó ligeramente para mantener el equilibrio en su firme posición. Como dolía ver aquel odio en los azulados ojos de Abel, le dolía demasiado, más de lo que se podía imaginar en sus pesadillas. Eze azul tan intenso al que había deseado acceder tantas veces pero de sus labios nunca escapó una sola palabra.

-¿Acaso no me derrotaste una vez?...¿para tí no fué suficiente?....Al menos escucha lo que tengo que decirte...-de pronto se alzó su tono de voz, era injusto.- No eres él unico que ha sufrido...¡y no pienso atacarte por mucho que lo quieras!

-¡Antes estaba loco!...¿no te diste cuenta?...estabas tan abrumado, que no actuastes a tiempo y simplemente me dejaste avanzar...-entrecerró su mirada con pesar y lo observó directo a los ojos.-pero ahora que hemos reencarnado...soy una persona diferente...¿entiendes?...ahora puedo comprender el verdadero motivo por el que hemos vuelto...Si solo te centras en el odio y volvemos a repetir la lucha, esto sería un absurdo...¡un completo absurdo!

Frunció el ceño y lo observó con firme convicción. Quitó aquella barrera que se había interpuesto entre ellos, naciendo de su espalda una doble alada que lo empujó hacia el otro acercándose temerario hacia Abel, abrió sus brazos al tenerlo tan cerca y lo estrechó con fuerza, impidiéndole cualquier acción. Aprovechando el pequeño shock que seguro podría causar esa acción tan repentina, jadeó cerca de su oído susurrándole con suavidad al mismo.

-Soy el único que entiende los sentimientos del antiguo Cain, pero yo soy Ezequiel...-pegó su frente a los lacios y suaves cabellos plateados, aquella cercanía era extremadamente agradable, demasiado para los años que había pasado sin verse. Definitivamente no fue solo una obseción. Las hemosas plumas blancas cayeron con dulzura.

-Aquello que nunca escuchaste, aquello que siempre quisiste saber me lo puedes preguntar a mí...resolveré todas tus dudas una por una...-Batió sus alas y se separó antes de que a Abel se le agotase la paciencia, posándose unos metros de distancia.-Te propongo una tregua...

Notó como lo tomaba de la camisa y aquellos ojos azules lo miraban con aquel odio, entrecerrando su mirada sin saber por que la nueva reencarnación andaba tan impertinente, no sabía nada de su nueva vida, absolutamente nada. Debía investigar por otro lado como era el nuevo Abel, como era su vida...vió el instrumento que portaba con él.

-Diablos...ni siquiera sé tu nombre...-murmuró temerario entre los ropajes que ahora cubrían parte de su rostro. Ezequiel era realmente difícil de sorprender cuando ya esperaba alguna reacción de ese tipo. Lo observó sorprendido, había una cuestion interna que tenía desde hace tiempo a parte de esa.-¿Realmente hay que dejarse llevar por un pasado que ahora no tienes?...¿quien eres en realidad?

Definitivamente se negaba a usar la violencia, por que ahora Abel era una especie de dios al que adorar. Sí, aunque Ezequiel no se lo dijera de frente Abel era su única salida y allí estaba, junto a él. Se soltó de aquel agarre y meditando como hablarle para ganar tiempo. Entrecerró su mirada bastante sereno y lo observó de nuevo a los ojos.

-Propongo una guerra fría, si en cierto periodo de tiempo no consigo convencerte...desapareceré de tu vista ,de tu vida...no volverás a verme nunca más.-se cruzó de brazos necio como el que más.

-En cambio si no me das una oportunidad ...Juro que no conseguirás librarte de mí, no te pienso atacar así que me bastaré de mi magia blanca para repeler tus ataques. Te advierto que puede resultarte muy pesado.

Vió como su pregunta logró calar justo donde quería, ¿cuanta veces se lo había planteado el mismo?. Pero al no poder escapar nunca de sus recuerdos y tener qu vivir una noche tras otra las visiones de aquellas muertes, solo le había quedado una opción. La simple aparición de Kaín le había salvado la vida aunque el otro le deseara la muerte.

-Gracias...-murmuró suave, notando en su interior un ligero alivio que se convirtió en estrés. Ahora tenía un buen reto por delante para ser pedonado. Aunque no lo esteriorizara a Ezequiel todo le afectaba de manera más exagerada, pero ahora debía poner todo de su parte y no ser tan distante, ahora había algo muy importante en juego.Huviera reaccionado a tiempo de no ser por aquel nombre, eso si que lo había tomado desprevenido, justo su nombre antiguo.

-¿Kaín?..pe-pero...-sus labios rosáceos se cerraron y sus ojos avellana solo lo observaron alejarse. Puede que ya huviera tenido suficiente por hoy para los dos. Estuvo silencioso hasta que sus pies se movieron solos, dando unos pasos en la dirección del demonio.Con la mirada gacha y el puño cerrado en su pecho comenzó a perseguirlo...No había pedido perdón ni se atrevía a hacerlo, no era el momento. Pero andaba distraído y el sentimiento de culpa lo estaba arrastrando, era incosnciente de lo que hacía y no parecía despertar.

Frenó en seco cuando salió de su ensimismamiento, había escuchado su voz de nuevo, esa voz de Abel que esperó por tanto tiempo a la que le debía cierta obediencia, o al menos eso se estaba planteando. Nadie diría que el gran mago blanco se rebajaría a obedecer a un demonio por un sentimiento de culpa que lo estaba carcomiendo. Si el gran Cromwel lo viera en ese deporable estado, si alguien intentase hablar con él para hacerle entrar en razón y olvidar el pasado, no lograría absolutamente nada. Por que nadíe como Ezequiel para saber realmente lo que quería y debía hacer.¿Verdad?

-¿Odiarte? ese no es mi caso, yo nunca te odié...es extraño...-murmuró por lo bajo -creo que por hoy fue suficiente para ambos y pretendía dejarte solo...-jadeó ligeramente.

-Aunque a pesar de toda esa masacre..sé que alguna vez fuímos amigos y sinceramente es difícil ubicarme.

Alzó la vista al más alto, por fin se atrevía un poco, solo un poco hasta bajarla de nuevo. Frunció el ceño sin más y le dió la espalda, tomando dirección al lado contrario con su ondulada melena balanceandose en la espalda. Ezequiel no había caído en la cuenta de que Kaín nunca escuchó la verdadera razón de su obsesión-odio, y ahora soltarle que no lo odiaba seguramente lo dejaría shokeado. ¿Como no odiarlo después de irse con aquella mujer? cierto, el Ezequiel actual no lo odiaba por que ahora quería la redención ¿y Kaín? ¿Donde estaba Kaín?.

El necio del ángel lo encerraba a cal y canto para que no volviera a dañar a nadie, se consideraba un mosntruo y no tenía en cuenta sus nuevos sentimientos hacia las personas. En el fondo seguía siendo un egoísta.

El tiempo que el otro encendía su cigarrillo para tranquilizarse logró caer en la cuenta de aquello, como matar a tantos y soltar sin más que no lo odiaba. ¿Entonces?

Despierta...yo soy tú...

-Basta...-murmuró suave, no quería recordar aquellas muertes, aquel pasado. Sólo quería ser perdonado.¿Era pedir tanto para poder seguir viviendo? Justo entonces fue jalado del brazo y forzado a encararlo. Necio bajó la mirada negándose a hacerle frente una vez más a ese fantasma del pasado...¿Acaso era mejor recordar un rostro borroso como algo pasajero?

-Según Kaín..tsk...-frunció el ceño incómodo, intentando desacerse el agarre pero daba la impresión de huír de algo más aunque su deber era deshacer las dudas del otro.-Enloqueció, pensó que te había perdido para siempre...¡estaba completamente loco!...soy...soy un mosntruo...

Enseguida se soltó del agarre y corrió rapido dejando de nuevo una distancia entre ellos y frotándose la sien algo perturbado. No estaba preparado para enfrentarse a ese fantasma y ahora que se estaba dando cuenta, definitivamente debía darse tiempo.

Miró tras él pero ya no estaba, quedando perplejo al ver que había desaparecido de su vista. Podría utilizar sus poderes para intentar localizarlo, una simple respiración cercana era fácil de detectar.

-...- tras meditarlo no lo hizo, era mucho mejor así para ambos. Ahora que sabía que Abel había regresado tan solo era cuestión de tiempo volver a encontrarse con él o tal vez provocar encontrarse. Observó su reloj y luego el local de donde lo había visto salir con su violín. Seguramente trabajaba allí.

Caminó sobre sus pasos para regresar a casa, pasando justo por donde el demonio andaba metiéndose sustancias nocivas a su organismo. Para su suerte Ezequiel no lo vió, andaba perdido en sus pensamientos, por que lo primero que huviera hecho, sería alejarle las drogas bien lejos.

-Kain...-en sus labios se dibujó una extraña sonrisa. Era entre psicópata, dependiente y al mismo tiempo cálida. Al instante desapareció y una profunda tristeza invadió su mirada, era un mosntruo... y se odiaba profundamente. Pronto volvería a ser inestable sino conseguía controlar sus ansias de desaparecer.

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