Contrición

Un susurró bajo, canción.

Lo que pasaba, los ángeles que se perdían, las palabras de los originales y una única resolución, a aquella que había evitado y ahora estaba claro que era la única respuesta para sus plegarias, porque lo que debía hacer para Eterna, lo que debía hacer para Heaven... Era volver a la solución antes planteada y no dudar nunca más.

Una parte, más inocente en él, temía y la otra, devota, le recordaba que no había ningún otro lugar al que mirar, que para hacer las cosas bien había que hacer sacrificios, como antes, su alma estaría bien si era entregada para un bien mayor, si entendía, porque lo hacía, porque antes del pecado, ésta vez, había venido la contrición... Pero no, no al futuro pecado, sino al único de verdad malo: Dudar.

Debian volver al principio, a los orígenes, a un original... toda su ideología, la que los otros de antemano ya pensaban venía de Sebel, se volcarían de nuevo a él, terminaría su tarea si así le permitía volver. Reestablecerlo todo, empezando por el lugar donde siempre había estado toda la fuerza de su fe. Lo entenderían, un día.

Ahora, de rodillas, las palabras fluían como canción para él, siempre para él.

Canción:

Habia permanecido meditando en soledad ese día, su espiritu le pedia que limpiara sus pensamientos y adquiera fuerzas renovadas, para seguir con su labor de transmisor de la palabra de Sebel.

A una hora que considero adecuada inicio su regreso a las habitaciones, donde su hermano le esperaba, pero de pronto, sintió esa calida energía que tanto amaba, una que solo una persona podía tener en todo Heaven, esa presencia que adoraba. Dirigió sus pasos hacia el origen, no pudo evitar acelerar un poco su andar

Llegó a la entrada de la capilla y abrió suavemente la puerta, sin embargo permaneció inmovil y en silencio, contemplando solamente aquella imagen divina, llena de pureza y melancolia

Cerró sus ojos escuchando la oración en aquella melodia, le parecia tan llena de dolor, una lagrima bajo por su mejilla dudando en aproximarse o retirarse en en silencio tal como llego

La plegaria cesó en el suave eco en la capilla y dolía en el pecho. Quiso susurrar el nombre de ese ángel pero no le salió de los labios. Lo necesitaba, quería que despertara para poder tomar su mano y hacer conforme su voluntad, que brillara con la fuerza de sus decisiones, de su caracter, de ese mar inmenso y hermoso, de ese sol radiante. Con todos sus hermanos a su al rededor, pocas veces se sentía realmente solo... pero...

Abrió los ojos, no estaba seguro de cuándo los había cerrado y, por un momento, la capilla le pareció inundada de luz. Quizás era sólo él mismo tratando de convencerse, o una suave señal a la que aferrarse.

¿La puerta estaba abierta ahora?

Volvió la mirada a donde provenía la luz, la cálida luz y vio al más radiante materializado. Qué verdaderamente hermoso era Arian, la sola visión de ese precioso ángel casi le inunda los ojos en lágrimas. Antes de que él mismo lo notara, ya daba suaves pasos hasta él, hincándose ante la aparición cuya mano quería tomar entre las suyas y besar, y descansar en ella la mejilla.

"Mi hermoso ángel..." las palabras salieron llenas de amor, dulces, pero con un suave tono de tristeza en el fondo, añoranza "Mi sacerdote y mi pequeño guía... mi dulce Arian"

No me dejes...