Alzó la vista viendo que era cierto, el oratorio estaba a escasos pasos, una sonrisa se dibujos en sus labios debido a que ese lugar era una zona de paz, le daba mucho descanso a su corazón por el sentimiento pacifico que se notaba a su alrededor, miró al demonio a escuchar sus palabras y acepto su compañía con una dulce sonrisa, olvidándose por segundos que era motivo de su nerviosismos, pero cuando se trataba de rezar sentía que no podía rechazar a nadie así que sólo por eso lo aceptaba sin ver que raza era así como cuando acepta aquellos que serán padre de unos de los pequeños que cuidaba.
"Si, es bienvenido a hacerlo..."