-Las decisiones…- repitió y esbozo una sonrisa que se convirtió a poco en una melódica risa que reboto por la sala como fragmentos de cristales rotos. Primero suaves y finalmente con un ligero toque agudo que los volvía escalofriantes
Los ojos que se volvieron al demonio eran viejos, cansados, hasta para una mujer que aparentaba la veintena de años
-Me llamáis adivina, pero muchas veces olvidáis esa palabra. Decisiones. ¿Sabes cuantos futuros existen? Miles…todos dependiendo de las decisiones. Yo puedo descubrir lo que vaya a suceder pero lo veo no tiene por qué ser lo que suceda, solamente un posible. Si las elecciones no fueran importantes no existirían, porque se llegaría al mismo resultado sin ellas…-
Empezó a caminar por la sala, girándose ocasionalmente al demonio pelirrojo
-Pero existen…porque el futuro no está escrito en piedra…únicamente ofrezco consejos, pistas, ayudas…porque si dijera lo que va a suceder estaría influyendo demasiado en el futuro…no, eso es algo que tienes que construir…-
Su cabeza de cabellos negros y flotantes se sacudió
-Pero estoy desviándome del tema…sobre lo que vayas a proteger. Puede que no sea a quien pensaras en un principio. Pero no quiere decir que vaya a ser una elección equivocada…-