Dviertiendose (Priv. Shinju)

Por primera vez después de muchos años decidió salir de Heaven para visitar Terra y conocer gente nueva, nuevas perspectivas y experimentar por si mismo lo que el mundo le pudiera llegar a ofrecer. A diferencia de como era habitual en él esta vez no llevaba uno de sus kimonos, ya que estos no encajarían en el ambiente que reinaba en esta ciudad, por lo que vestía unos sencillos y ligeramente ajustados pantalones negros y una camisa blanca con los primeros botones abiertos. Se sentía incómodo con aquellas inusuales prendas y con el ambiente que reinaba en aquel centro, tan diferente a lo que estaba acostumbrado, por lo que en cuanto entró al local se posicionó en una de las mesas y pidió una bebida sin alcohol al mesero, siendo escasos minutos después servida en un vaso alto con hielo y una rodaja de limón una dulce cola.

El tiempo fue pasando lentamente y apenas le había dado un par de sorbos a su bebida y sus dedos acariciaban nerviosos la boca del vaso cuando un misterioso y desconocido hombre se sentó en la otra silla de la mesa que ocupaba, dispuesta enfrente de la suya propia, causándole desconcierto por su presencia, pero no por ello evitó sonreír amablemente y hablar con su inesperado acompañante.

-Buenas noches...

Abrió las orbes ligeramente más de lo normal, mostrando su sorpresa ante la rapidez con que el hombre que acababa de ocupar una de las sillas de su mesa se paraba para marcharse, sin dejarle siquiera contestar. Con rapidez y suavidad tomó la mano que el terrano aún había dejado a su alcance, impidiendo su huida.

-¡Espera! A mi... No me molesta su compañía, en realidad la agradecería... No conozco a nadie de por aquí y siempre es bueno conocer a gente nueva... Me encantaría conocerle... Si no es mucha molestia.

A pesar de que sabía que su acompañante tenía una venda tapando sus luceros eso no evitó que en su rostro se dibujara una tímida sonrisa.

Su sonrisa se volvió más alegre en cuanto escuchó la respuesta del de cabellos y este se hubo sentado de nuevo. La segura afirmación que salió de entre los labios de su acompañante segundos después no pudo más que sorprenderle, por lo inesperado del descubrimiento, pero sin darle mayor importancia a aquel suceso.

-Sí lo soy... Pero eso no es importante, ¿cierto? Es decir... Al fin y al cabo todos somos iguales, las diferencias que nos separan no son tan grandes... O al menos eso es lo que yo creo.

Su voz sonó tranquila y segura, aunque por unos breves instantes se tiñó con algo de preocupación por la posible actitud que su acompañante pudiera tomar.

Su preocupación desapareció en cuanto escuchó la voz del de orbes vendadas inundar sus oídos, ya que parecía que su acompañante compartía su misma opinión respecto a la discriminación entre razas. Fue consciente de la llegada del mesero y de su marcha, pero estaba absorto en sus pensamientos para contestar a la cuestión que el más alto había dejado escapar.

-Creí que sería bueno cambiar de aires, y ya sabes... Conocer gente nueva... No lo sé, supongo que vine por la misma razón que usted lo hizo.

Sonrió levemente en respuesta a la afirmación del más alto, admirando a su vez el brillante color de las orbes de su acompañante que transmitían una frialdad que él mismo se encargó de ignorar, como si aquello no tuviera la menor importancia o no fuera con él.

-Sí, nunca sabes quién puede llegar a sorprenderte, y es interesante conocer distintos puntos de vista. Entonces... ¿Porqué vino aquí?

Asintió levemente a las palabras de su acompañante, aunque no podía saber a que clase de trabajo se refería intuía que el de cabellos grisáceos no quería hablar del tema.

Ante el halago recibido por parte del más alto no pudo evitar sonrojarse levemente, antes de contestar a al último cuestionamiento.

-Bueno... En Heaven no hay sitios como éste, y en Hell... Desgraciadamente muchas personas no se sienten muy a gusto con los ángeles, y... Me parecía que este sería tan buen lugar como otro.

Asintió levemente, dándole la razón al terraneo sobre su observación acerca de los habitantes de Hell, pero no por ello creyendo en sus propias palabras al cien por cien.

-Sé que no es cierto que todos en Hell piensen mal de los ángeles, pero el problema reside en que lo que más destaca son precisamente los más radicales...

Imitando a su acompañante bebió algo de su cola, dejando de jugar con su vaso por aquellos breves instantes.

-¿Cómo es que conoce tan poco? Pensaba que... Usted era de aquí, que vivía en Terra... ¿No debería conocerla más?

Su curiosidad era innata, pero cándida, acompañada por un brillo en sus orbes avellana que mostraba cuanto interés despertaba su acompañante en su persona.

La curiosidad salió a flote de nuevo a causa de las inusitadas y confusas palabras que su acompañante había pronunciado acerca de su trabajo, sin permitirle intuir a que se dedicaba, salvo que fuera lo que fuera era algo que podría llegar a considerar como malo por como lo había pintado el de orbes heladas.

-Bueno... Sea lo que sea... Si de verdad le gusta lo que hace no debería dejar de hacerlo, pero si por el contrario no le agrada... Debería aprovechar cualquier oportunidad que se le presente para dejarlo y hacer algo que realmente le apasione.

Su voz sonó algo dudosa al principio, mostrando la confusión que el más alto había causado en él, pero recuperando la seguridad conforme iba hablando, terminando por recuperar su amable sonrisa.

-Nunca es tarde para cambiar. Y si de verdad lo desea lo conseguirá.

Escuchaba las palabras de su acompañante con toda su atención, como si intentara descifrar algún mensaje oculto entre todo lo que el de frías orbes había pronunciado hacía unos segundos atrás, asintiendo a medida que el otro hablaba, y sonriendo feliz y orgulloso ante la respuesta que daría a la última pregunta.

-Yo... Me dedico a curar a la gente...

Siempre me ha gustado ayudar a los demás, por lo que decidí aprovechar las habilidades que poseo.

Escuchó las sinceras palabras del de cabellos grisáceos que expresaban tantas cosas pero que a la vez no sabía exactamente que era lo que querían decir, no en un sentido literal, sino en un sentido más emocional, más relacionado con los sentimientos y verdaderos pensamientos de su afable acompañante.

-Siento lo de tus padres... Debió ser muy duro...

Expresó su pésame con aquellas amables palabras, aunque sabía perfectamente que no le servirían de nada al más alto, pero quería que supiera que entendía que debía haber sido muy doloroso, aunque no pudiera llegar a saber como se sintió y por lo que tuvo que pasar.

-¿No... No te gusta tu trabajo?

No sentía la suficiente confianza como para preguntar por los traumas del terraneo, pero sabía que si el de frías orbes lo deseaba se lo diría por su propia cuenta, sin necesidad de preguntar.

Vio la extraña aura que rodeaba al terraneo y la falsa e insólita sonrisa que le acompañaba, contrastando enormemente con las palabras que salieron de entre aquellos labios, tan opuestas a la poca emotividad que demostraba el otro con su expresión facial. No estaba seguro de que era lo que su misterioso acompañante quería mostrar con aquella singular sonrisa, ni lo que ocultaba tras ella, pero podía asegurar que no lo hacía desde su interior.

-No hace falta que sonrías si no lo deseas... Es muy triste ver a alguien forzándose a sonreír cuando no lo desea. Yo no espero nada, por lo que no deberías intentar expresar aquello que es... ¿Correcto socialmente? Ni siquiera estoy seguro de ello, simplemente se tu mismo.

Escuchó atentamente las palabras pronunciadas por el terraneo, meditando sobre ellas a la vez que tomaba un poco más de su bebida, intentando imaginar todo lo que el de cabellos grisáceos podía llegar a sentir, pero probablemente sin poder llegar a vislumbrar todo lo que su acompañante había llegado a sentir en su momento.

-Estar con otra persona es complicado... Tienes que ser plenamente consciente de tus sentimientos, y conocer los del otro... Esa es la parte más difícil. Lo único que te puedo decir es que es mucho mejor vivir sin esos sentimientos, sino les estarás dedicando tu vida a todas las personas que te han hecho daño en lugar de dedicártela a ti mismo.